El genial compositor mexicano Agustín Lara creó una canción llamada Madrid, que enseguida la adoptaron como propia todos los españoles y, otra, Granada, que fue un gran éxito a nivel mundial, nada mal para un tipo que nunca había visitado a España.
Hacía 10 años de nuestra última visita a Madrid y son notorios los cambios. El primero es el uso masivo de las redes y el internet en especial con aplicaciones que guían el trayecto que debemos seguir para ir de un sitio a otro incluyendo el número del autobús o el metro a tomar, decirnos la parada donde bajarnos y muchos otros detalles. Un adiós a nuestros divertidísimos mapas de papel que tanto usáramos en el pasado.
La red vial llena de excelentes autopistas bien señalizadas es notoria. Los ciudadanos dan muestras de un cumplimiento cotidiano y natural de las leyes y reglamentos.
Solo cruzan las calles en los «pasos de cebra» que además respetan mucho los vehículos deteniéndose totalmente. La basura es colocada en recipientes diferentes según de lo que se trate y, Oh! envidia, la electricidad no falla, el agua no falta y se puede tomar directamente del grifo.
El uso de la tecnología es cotidiano, pedir una partida de nacimiento se hace por internet y a los pocos días llega al buzón de tu vivienda mediante un envidiable sistema de correos.
Los supermercados son excelentes ofreciendo gran variedad de productos de muy buena calidad incluyendo pescado fresco y carnes.
Siempre habíamos admirado la costumbre sajona de la confianza en el ciudadano y también la percibimos ahora en Madrid. Las devoluciones de ropa, por ejemplo, son aceptadas sin chistar, casi todos los pagos con tarjetas no requieren contraseña y la facturación de artículos hecha por el mismo comprador cual si fuese un cajero más, es frecuente.
Ciertamente es una sociedad que se porta bien pero que también es muy controlada y las multas por, por ejemplo, no llevar puesto el cinturón de seguridad del vehículo son frecuentes, y en el asunto de los impuestos son implacables, si no lo creen pregúntenle a Messi o a Shakira.
Pero también la ciudad ha envejecido. Un reciente estudio revela que los madrileños son los de mayor esperanza de vida de toda Europa con 85.4 años, así que por donde te metas encuentras un pocotón de viejitos.
Tienen un sistema de salud gratuito y muy bueno y la protección social es amplia y generosa.
Traigo esto a cuento pues si los españoles pudieron llevar a su país desde uno destrozado física y espiritualmente por una terrible guerra civil, hasta una nación de primer mundo, como lo es hoy, no hay duda alguna que los venezolanos también lo podemos hacer.
Nuestro país también ha sido destrozado por unos bárbaros y asquerosos comunistas aficionados y ponerlo en orden va a requerir de muchos años, pero debemos empezar ya.
Cambiar de gobierno es una necesidad histórica y el 85% de los venezolanos lo queremos y, júrenlo, así va a ser.
Eugenio Montoro