En los últimos dos meses Venezuela ha presenciado un verdadero reajuste en el equilibrio de poderes de las tribus criminales internas, que dominan la mafia política en la que degeneró la llamada Revolución Bolivariana de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, qué saquea y desgobierna al país desde hace casi un cuarto de siglo.
Lo que comenzó a finales de febrero de 2023 con la detención de Mario Aquino, asistente a la Presidencia del Circuito Judicial Penal Caracas, en lo que parecía ser la limpieza final de los restos que aún quedaban de la corrompida tribu judicial qué lideró el ex presidente del Tribunal Supremo de Justicia, y asesino ex convicto, Michael Moreno; posteriormente derivó en toda una razzia policial y judicial contra el grupo de poder liderado por el otro hora poderoso ex vicepresidente ejecutivo de la República, ex ministro de Interior y Justicia, ex presidente de Petróleos de Venezuela y ex ministro de Petróleo, Tareck El Aissami.
El cruento reacomodo de las cuotas de poder al interior del proceso chavista, que comportó el sacrificio de toda la tribu delincuencial liderada por El Aissami, ahora pretende ser expuesta como una supuesta operación masiva contra la corrupción, que ha desbaratado hasta ahora cuatro tramas de corrupción que funcionaron en Petróleos de Venezuela, la Corporación Venezolana de Guayana, la Superintendencia de Criptoactivos y Cartones de Venezuela, con 80 detenciones de funcionarios públicos, 20 órdenes de detención por ejecutar y 172 allanamientos realizados, según la Fiscalía de los cuales se habla de más de 21.000 millones de dólares robados a la nación.
La fuerte batida de todos los estamentos del Estado mafioso chavista en contra de todas las ramificaciones de la tribu caciqueada por el ex líder estudiantil merideño, hasta ahora sólo ha dejado intacto al propio El Aissami, aunque se le ha humillado, y se le ha despojado del enorme poder qué hasta hace semanas detentó, mientras permanece enclaustrado en la lujosa urbanización repleta de mansiones que Hugo Chávez ordenó construir para los máximos jerarcas de sus propias “cúpulas podridas”, en terrenos del Fuerte Tiuna de Caracas.
Esta cacería dentro del Chavismo es el producto de la realidad propia del país, por un lado una Venezuela Premiun donde la opulencia y los grandes negocios se hacen frente a un pueblo diezmado y empobrecido cuya excusa del régimen es que el bloqueo económico impuesto por los Estados Unidos desde hace año hace que no se pueda atender las demandas sociales. Un pueblo que se tiene que conformar con un salario mínimo de 7.50 Dólares al mes y de recibir en ciertas épocas del año bonificaciones.
Las bases chavista cada vez disminuye en poder de movilización, el discurso del bloqueo se agota frente al de Venezuela se Arreglo. Maduro busca por esta limpieza del aparato político del estado demostrar que tiene el poder y que es un hombre fuerte que tiene amenazado su permanencia en el palacio de miraflores con las venideras elecciones presidenciales del 2024 y que la Oposición política que conforma la llama Plataforma Unitaria está haciendo esfuerzos en lograr una unidad para enfrentarlo a través del mecanismo de primarias y escoger al candidato presidencial.
Orlando Cuicar Ortiz