“ El miedo se refuerza cuando quienes castigan lucen despiadados”, Neuro Villalobos R.
En los momentos que estoy a solas con mis pensamientos, que son muchos y ahora más
frecuentes, no ceso de preguntarme ¿Por qué no hemos podido recuperar la libertad y los
valores democráticos en Venezuela? ¿Qué puedo hacer yo para contribuir a ello?. Las
respuestas no son fáciles ni tan sencillas. Sin embargo, la respuesta a la primera
interrogante conduce a dos razones: el miedo, porque cada vez más el régimen se
manifiesta más despiadado con los presos políticos. Yo tuve miedo y al salir a visitar a mis
hijos en diásporas por el mundo, decidí quedarme afuera también ante los argumentos de
ellos y mi propia convicción de que en cualquier momento me harían pasar un mal rato tanto
por mis escritos y declaraciones como por mi posición férrea de oposición al régimen. Así
que no tengo autoridad moral para criticar a los demás, porque no han hecho lo debido, a su
tiempo. La segunda razón, a mi parecer, es el egocentrismo ya que quienes ejercen el
liderazgo político se creen actores de cine, que deben estar siempre en escena o en
cartelera como artistas principales y juran que nadie más puede desempeñar ese rol más si
se trata de la presidencia de la República donde todas las luces deben estar enfocadas en
los candidatos.
La segunda interrogante tiene respuestas disímiles porque obedecen a las razones
subjetivas u objetivas de cada quien. Hay quienes creen que las dictaduras salen por vía
electoral y otros creen que hay que desalojarlos del poder por vía violenta. Yo por mi parte
creo que esta dictadura despiadada y cruel que simula y disimula todos sus actos a pesar
de la destrucción material evidente de la economía del país y del intento de degradación
espiritual de su población, hay que echarlos del poder y no precisamente por vías
electorales manipuladas que le permiten refrescar su cara ante el mundo donde todavía
tiene amigotes que le apoyan y alaban su conducción.
No hay duda que el actual régimen que nos atenaza abusa de su posición de fuerza
después de haber utilizado la vía democrática para llegar al poder. Envalentonado por el
monopolio en la tenencia de las armas y por el manejo inescrupuloso de los recursos de
todos los venezolanos, se colocó al margen de la legalidad, construyendo una armazón
jurídica que no responde a la realidad que se propuso cambiar el pueblo democrático de
Venezuela.
Nosotros no votamos por una revolución socialista, yo ni siquiera voté por el incipiente
chavismo, mucho menos por una revolución de corte Marxista-Comunista. El régimen ha
mostrado claramente sus inclinaciones de carácter fascista con ribetes de un falso
nacionalismo al estilo nazi. En su extravío revolucionario procura eternizarse en el poder de
manera autoritaria, destruyendo la institucionalidad democrática e intentando armar un
supuesto e inoperante estado comunal que nos colocaría totalmente a espaldas de la
modernidad.
Es increíble e intolerable la tozudez y el obsesivo afán del régimen por mantenerse en el
poder a cualquier costo, lo que hace augurar situaciones peligrosas e indeseables para la
paz de la República dada la arraigada convicción democrática del venezolano cuyo
quietismo no sabemos cuánto durará.
No hay vuelta atrás. No se puede seguir gobernando este país a contracorriente, pero
tampoco pensando en un retorno al pasado. La dinámica socio cultural nos obliga a salir del
atraso representado en el actual régimen y a superar la modernidad entendida como un
“individualismo exacerbado, un consumismo irracional, y una moral relativista, hedonista y
acomodaticia”, dicho en términos del ex-rector Ángel Lombardi. Los nuevos tiempos exigen
mayor equilibrio y apertura, más sacrificio, profundo conocimiento, acentuados valores y el
ejercicio de la política sustentada en principios éticos, sin disimulos, sin extravíos, sin
miedo. Es lo que creo que podemos hacer, con firmeza y unidos, para sacudirnos el yugo
que nos oprime.
Neuro Villalobos