Ángel Lombardi Boscán: Memorias de Simón Bolívar de Ducoudray Holstein (1831)

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Hay biografías malas leches que ni siquiera son biografías; son en realidad un ajuste de cuentas contra terceros y una propia autobiografía exaltadora de la vanidad de quién la escribe. Es el caso que nos ocupa en ésta breve reseña.

La de Carlos Marx (1858) es el más célebre testimonio anti bolivariano “autorizado” a escala mundial. Si no hubiese sido Marx quién blasfemó contra el Libertador todo hubiese quedado en el anonimato. Además, si se trata de los fustigantes del pensamiento progresista, el aprieto en que se encontraron fue de comedia. El príncipe de la Libertad americana no podía ser desprestigiado por el rey de la ideología política de la liberación social de los pueblos oprimidos. Como todo embrollo ideológico, lo pudieron superar: mintiendo.

El Bolívar de Marx fue un escrito de compromiso. Un encargo para conseguir lana. Y se alimentó de los testimonios adversos de tres legionarios extranjeros que participaron en las luchas por las independencias americanas. Es bueno recordar, que al finalizar las guerras napoleónicas en Europa en 1815 luego de la Batalla de Waterloo, muchos militares europeos quedaron cesantes. Y la mayoría pensó que sus servicios serían bien acogidos por los “rebeldes primitivos” (Eric J. Hobsbawm) de una Suramérica envilecida por el imperio hispánico. Ya utilizar éstas categorías sin matices es todo un peligro metodológico: el lenguaje es el principal escamoteador de la realidad.

España no existió entre 1808 y 1814. Y Europa en ese período estaba sacudida por los descabezamientos reales, iniciados en Inglaterra (1688) y profundizados en el marco de la Revolución Francesa (1789). Liberales y burgueses antes que monárquicos y feudales fue la consigna de ésta transición epocal y Atlántica. Extremistas contra moderados. Y la población, como siempre, en el medio y víctima de los disturbios sociales que en nombre del cambio se impone la destrucción y el arribo de nuevos amos. Los reacomodos históricos terminan siendo la savia del tejido histórico. Derrotada Francia por Inglaterra y cerrado el capítulo geopolítico europeo la descolonización americana interesó a los ingleses para procurar imponer su propia colonización y revertir la Independencia de los Estados Unidos en el año 1776. Para ello se fijaron como objetivo: “ayudar” a los rebeldes primitivos y en el caso venezolano y neogranadino eso empezó a gestarse a partir del año 1817 con el arribo hasta Angostura, vía Trinidad, de la Legión Extranjera.  

La santísima trinidad de la leyenda negra contra Bolívar, y que Marx se regodeó con ellos sin apenas practicar la llamada crítica histórica de la que él mismo pasa por ser considerado su mejor padre, fueron: el alemán Henri Lafayette Villaume Ducoudray-Holstein (Alemania 1763-USA 1839), Gustavus Hippisley (inglés) y William Miller (inglés 1795-1861). Marx aceptó dos ideas que fueron suficientes para condenar a Simón Bolívar, y un inciso: 1. Que fue un cobarde redomado y 2. Que quiso imitar a Napoléon Bonaparte para ser el rey de los criollos. Lo otro es nada más y nada menos que la acendrada cosmovisión europea superior de ver por debajo del hombro todos los sucesos de la despreciable periferia europea. Concluir que Inglaterra fue la liberadora de América contra la decadente Monarquía hispánica fue la conclusión principal del escrito de Marx que ubicó a Simón Bolívar como un actor de reparto.

Ya sabemos que todas las ideas son las mismas ideas de antes. Y Marx se copió de Ducoudray Holstein y que Ducoudray Holstein se copió de otros. Lo que pudiera tener valor como testimonio de un contemporáneo de Bolívar entre 1814 y 1816 deja de tenerlo porqué lo que escribió es una venganza ante su amor propio herido. A Ducoudray Holstein le prometieron ser general, salarios y formar parte de la épica continental de liberación contra los malos realistas. Lo primero que no le gustó fue la pobreza que encontró de parte de un Estado colombiano desfalleciente e inconcluso. Aunque lo que le sacó de circulación y envenenó su alma es que nunca le dieron su tan ansiado ascenso como general. Desde entonces desdeñó contra Bolívar y se dedicó a hundir su reputación de Libertador de América.

Sus “Memorias” fueron publicadas originalmente en Boston en 1828 y más luego en Londres en 1830. Ningún país hispanoamericano replicó los chismes, calumnias, habladurías, tergiversaciones, medias verdades, y algunas verdades, ¿porqué no? de Ducoudray Holstein. Hasta que en Colombia, en 2010, se hizo la edición en español que ahora comentamos.

“Los defectos predominantes de la personalidad del general Bolívar son ambición, vanidad, sed por el poder absoluto e indivisible y una gran disimulación. Es muy astuto y entiende a la humanidad mucho mejor que todos sus coterráneos; él hábilmente voltea cualquier circunstancia a su propia ventaja y no escatima ningún esfuerzo para ganarse a aquellos que él sabe le pueden ser útiles en el momento”.

Esta cita es una de las más duras contra Simón Bolívar. Y para nosotros no es más que el retrato del político exitoso en un ambiente de guerra plagado de intrigas y complots. Y que tuvo la voluntad de triunfar y prevalecer tanto sobre los enemigos realistas como los propios rivales dentro de su bando. Pocas veces se nos ha mostrado la faceta del Bolívar político en contraste con el angelical de las fabulas patrioteras.

Si bien es cierto que los británicos y otros extranjeros ayudaron a triunfar en la causa de Bolívar contra la Monarquía española también es cierto que esos expatriados crearon muchos problemas de insubordinación e intriga, de sobra documentados, en los libros de Mondolfi Gudat. Para Ducoudray Holstein, sin la presencia de la Legión Extranjera, no hay Independencia posible en la América del Sur. Tamaña mezquindad contra los criollos alzados es un atentando a la veracidad histórica.

Las “Memorias” de Ducoudray Holstein nos confirman aún más que la historia no son sus hechos ni sus protagonistas: sino los recuerdos. Y que al no haber unanimidad respecto a los mismos todo cabe y todo vale. Lo más desdeñoso y reiterativo en el escrito de Ducoudray Holstein es acusar de cobarde al Libertador. Ningún cobarde termina venciendo. Sobran las Campañas Admirables; los exilios; los gritos de ayuda; los fusilamientos contra adversarios; los Boyacá, Carabobo, Junín, Pichincha, Ayacucho y toda una vida política/militar de audacia y voluntarismos enfrentando la adversidad.

Nosotros nos hemos acercado con reserva y precaución a Ducoudray Holstein porqué el mismo se encarga de no ser imparcial. Porqué el mismo pretendió la gloria de Bolívar sin tener los méritos para alcanzarla. Destruye al ídolo para ahogar su enojo y reconcomio. Como testimonio histórico es muy deficiente. En cambio como testimonio psiquiátrico muy interesante.  

DR. ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCAN
@LOMBARDIBOSCAN
Director del Centro de Estudios Históricos de la Universidad del Zulia