“La política es el camino para que los hombres sin principios puedan dirigir a los hombres sin memoria.” Voltaire
La crisis de los partidos políticos venezolanos que venía aflorando desde la década de los años 1980 como consecuencia de un liderazgo extraviado del recto camino, dió lugar al advenimiento de un gobierno tumultuario y falaz a finales de la década de los años 1990 que permitió a un personaje dicharachero, habilidoso y resentido, junto a un grupo de advenedizos y audaces con similares características, a apoderarse de los poderes e instituciones del Estado para su usufructo personal, exprimiendo al país y sus recursos hasta dejarlo postrado como está.
No satisfechos con eso, han propiciado alianzas internacionales con otros personajes inescrupulosos, buscando afianzar un modelo fracasado, con un ropaje ya distintivo, haciéndole retoques a su conveniencia que lo han desfigurado, al extremo que ya no se sabe hacia dónde ir. Lo más importante para ellos ha sido cómo agrandar el fruto de su pillaje; su característica fundamental es el uso del engaño, como si la mentira repetida mil veces se convirtiera en verdad, como expresa la máxima comunista; exhibir su incondicionalidad irreflexiva y la imposición del terror y el miedo ya que cuentan con el monopolio de las armas.
Se dice que el miedo es libre y el miedo a la libertad se hace más visible en determinados momentos de la historia, por que para ser libres hay que asumir responsabilidades, de modo que la reflexión, el análisis y la autoconciencia nos debe ayudar a disipar nuestra confusión e indecisión y a evitar la ambivalencia para poder pasar a la acción de manera decidida y con rumbo cierto. Pensemos que el gobierno que nos desgobierna al igual que sus colaboradores también sienten miedo. Miedo a que se diga la verdad y se imponga la justicia porque como dijo Oriana Fallaci, la cobardía es el pan que por poco dinero se vende en todas las tiendas.
En estos tiempos de cuaresma debemos recordar que quienes supuestamente se comprometieron a echar los mercaderes del templo, han destruído hasta el templo mismo; que su amor por los pobres ha hecho que se multipliquen como si fueran panes; que a pesar de sus túnicas de Dior quieren hacer ver que ser rico es malo; que hay que volver al uso del guayuco, el cual será incorporado al Escudo Nacional para que nos sintamos orgullosos de nuestros antepasados. El mundo será liberado del satánico imperio de la inteligencia gracias a la sabiduría contenida en el pensamiento de ellos que será grabado en su propia Biblia porque poseen tanto poder como Dios.
Sus ángeles, arcángeles y serafines andan por el mundo predicando las bondades de su reelección y persiguiendo con el látigo a los endemoniados demócratas que quieren sacrificarlos, en vano esfuerzo porque ellos son omnipotentes gracias a su Consejo Nacional Electoral, a los apóstoles de su Asamblea Nacional, del Tribunal Supremo de Justicia y a las pendejadas de la oposición. Andan con la manía de hablar siempre y sobre toda clase de asuntos como una prueba de su ignorancia, de su mala educación y como grandes azotes del trato humano, tal como lo manifestó Epicuro.
Entendemos que hay que tener mucho coraje para enfrentar las adversidades, la incertidumbre, el desánimo y la insensatez ya que se percibe en el ambiente que el miedo ha calado muy profundo y el rechazo a toda la dirigencia política también. Es un miedo generalizado porque estamos soportando una dictadura desde el gobierno y una enorme desconfianza en la dirigencia de la oposición.
Por eso es necesario reaccionar con responsabilidad y coraje ya que existen algunas exigencias que de ser atendidas ahora, serán históricas y rendirán sus mejores frutos en el futuro. Una de ellas es lograr y conservar la unidad con respeto a la diversidad que es la mejor expresión de la democracia. La otra exigencia es mantener la cohesión para la acción: es necesario acercarse a las clases populares para oírlas y defender sus derechos ciudadanos, denunciar las arbitrariedades y atropellos del poder, y dar a conocer el conjunto de propuestas concretas y factibles como alternativas viables para la solución de sus problemas. La tercera exigencia que hace la sociedad venezolana es la de un liderazgo político serio, responsable, confiable, honesto, sincero y capaz, un liderazgo fundamentado en valores.
Neuro J. Villalobos Rincón
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