Me imagino la llamada a Tarek el Aisami. La llamada es de un número, que hasta este momento el hombre fuerte del petróleo, presume que es del despacho de Miraflores. La voz esta distorsionada, como esas que en las películas usan los delincuentes para que no le reconozcan la voz.
La llamada duró escasos tres minutos, pero Tarek vivó momentos eternos. Hubo momentos que el cree escuchar la voz de Jorge Rodríguez y en el fondo parece escuchar la risita perversa e irónica de Delcy Rodríguez, dado que ella es una mujer que nunca ríe, a él se le heló la sangre. Pensó que podía ser la de Maduro que le estaba reclamando el tumbe, una vez que descubrió que no eran 3 mil millones de dólares (que ya eran bastante) sino 21 mil millones de dólares. Incluso del susto llega a la conclusión, que era la voz de Cilia Flores y allí si fue verdad que se mojó los pantalones, pues él siempre pensó de la primera comandante que era la autora implacable de lo que en el argot se llama “Ajuste de cuentas”. Lo que si es cierto es que escucha con nitidez lo que esa extraña e indetectable voz le susurra: “ Te metes conmigo y nosotros te matamos el perrito, el gato, tus papás y si tu abuelita ya está muerta, te la desentierro y te la vuelvo a matar”.
Pálido, al escuchar la voz, se preguntaba por qué me amenazan parafraseando una frase de Pablo Escobar en “El Patrón del mal”. Allí mismo decidió renunciar. Por su cabeza pasó el jeep destrozado del fiscal Anderson. Entonces, tomó “El manual de renuncia de funcionarios públicos incursos en hechos delictivos y que manchan la revolución”, escrito por el Fiscal General, el otro Tarek, y escribió su renuncia copiada de la que había hecho Rafael Ramírez: “En virtud de las investigaciones que se han iniciado sobre graves hechos de corrupción en PDVSA; he tomado la decisión de presentar mi renuncia como Ministro de Petróleo, con el propósito de apoyar, acompañar y respaldar totalmente este proceso”.
Por supuesto, reacio a sufrir el destierro y el desprecio que otros han sufrido, como el mismo Rafael Ramírez, Elías Jaua, etc. escribió otro, copiado del de Jaua: De igual manera, en mi condición de militante revolucionario me coloco a disposición de la dirección del PSUV para apoyar esta cruzada que ha emprendido el presidente Nicolás Maduro contra los antivalores que estamos obligados a combatir, hasta con nuestra vida”.
Al terminar de escribir el trino, oró a Jesucristo y al profeta Mahoma, porque esta última frase, no fuera leída por aquellos que le estaban ajustando cuentas por el tumbe de los 21 mil millones.
Asi que pongamos las cosas en claro, esto no es por supuesto una lucha feroz de un régimen honesto contra la corrupción. Al contrario, recordemos que el chavismo, por boca de Chávez ofreció freír en aceite hirviendo la cabeza de los adecos, que en su jerga era sinónimo de corruptos.
Y por más de veinte años de su gobierno (el de Chávez y ahora el de Maduro) que se fundó sobre la denuncia de la corrupción y ofreció la pulcritud de un gobierno que se autodefinió como revolucionario, lejos de cumplir esa promesa se ha paseado por todas las formas de corrupción conocida: abuso de autoridad, cohecho, colusión, concusión, enriquecimiento ilícito (la más usada forma de corrupción que ha producido una nueva “clase de ricos” que ha acumulado de manera bastarda grandes fortunas), malversación de fondos (la que más le gustó, mientras fue ministro, a Diosdado Cabello, aunque se consoló después del regaño público de Chávez, por una carretera que no se hizo y el dinero, también desapareció, desplazándose hacia el manejo, como jefe, de la organización “El Cartel de los Soles”, según se escuchan las piedras que trae el río).
Pero, hay otra cosa que poner en claro, en mi humilde opinión. La corrupción en Venezuela no es solo “el abuso del poder público para obtener beneficios”. En el chavismo, con Chávez y sobre todo con Maduro, la corrupción es la mediación por excelencia de la organización del hecho estatal chavista y le ha brindado unidad que al principio fue monolítica y hoy esta cruzada por la condensación de múltiples contradicciones entre las diferentes fracciones que ocupan el aparato de estado, es decir, en el gobierno., incluyendo las que pueden estar produciéndose en el seno de las fuerzas armadas (en plural), cuestión que puede dar lugar a asonadas militares.
Hay que recordar, que en la historia del país la corrupción también se ha comportado como mediación desorganizadora del hecho estatal, de hecho, repito esa fue la bandera con la que Chávez llegó al poder y hoy, recordando la famosa frase de Marx, en el 18 Brumario de Luis Bonaparte: “La historia ocurre dos veces: la primera como una gran tragedia y la segunda como una miserable farsa”, pero esta vez invirtiéndola, pues, la corrupción chavista ha generado una gran tragedia. Y estoy convencido que la corrupción que se está destapando y que se destapará desorganizará la dictadura chavista.