Dámaso Jiménez: Lo insustituible de la radio

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Este 11 de diciembre celebramos en Venezuela el día nacional del locutor venezolano en homenaje a ese insigne personaje llamado Renny Ottolina y la fecha nos traslada al significado de la sobrevivencia de un medio inventado desde la sencillez de la comunicación humana, casi como el limpio silbido que el grande de los micrófonos convirtió en marca para anunciar la presentación y despedida de su programa.

Sin duda la radio ha logrado trascender la revolución de los cambios tecnológicos que han permitido su propia transformación, desde hace 125 años, cuando Guglielmo Marconi envió el primer mensaje de radio al mundo.

A pesar que muchos futurólogos pronosticaron su desaparición tal como lo hicieron con los periódicos de papel y la televisión de canales abiertos y regionales; la radio ha logrado trascender a la era de las redes sociales y el invasivo y abrumador bombardeo de la desinformación a la que estamos expuestos a diario sin ningún tipo de controles, ni normas, ni auditoría.

Si tuviéramos que definir la radio simplificando recursos, micrófonos y equipos, podríamos concebirla como el grato acompañamiento de las palabras y los sonidos. La conversación y el tono de voz es el mensaje y la música el pasaje que nos transporta como humanidad entre un tema y otro. El verbo y el ritmo trascendiendo.

Fuera de su mutación digital a los archivos de audio llamados podcast, la radio sigue manteniendo esa atmósfera de intimidad entre el que lleva la conversación en singular o plural y el que escucha, sin importar el tiempo en que sucede la interacción de ambas acciones y la distancia o el espacio donde se encuentren los interconectados.

Solo hay un interés dinámico por el mensaje entre los integrantes de esta conexión, sin importar el desacuerdo o la interrupción inmediata, porque la radio también cuenta con un tiempo para la lectura de los comentarios recibidos y las llamadas telefónicas de terceros que nos hace partícipe a todos por el placer de la tertulia espolvoreada con la música, que permite el tiempo suficiente para divagar y especular sobre lo compartido.

La radio fue comprendida en su contexto por grandes comunicadores como el expresidente de EEUU, Franklin Delano Roosevelt, quien hace casi 100 años creó su programa “charlas junto al fuego” para dirigirse al público masificado de los difíciles años de la recesión, ofreciendo un mensaje de forma relajada y en un ambiente de paz que fortaleció la relación entre un líder y su audiencia.

Al igual que Roosevelt muchos otros jefes de Estado se han amparado en la radio para esparcir su mensaje de una forma amena a la multitud, pero también se utilizó para los alcances de mover emociones desde un micrófono en un estudio.

El actor y director de cine, Orson Welles, convirtió la Guerra de los Mundos” de HG Welles, en un episodio escalofriante desde “El Mercurio Teatro en el aire”. Fue la exégesis de las radionovelas, los episodios grabados a nombre de los siguientes anunciantes y el actual universo de podcast que se multiplican ahora hasta el infinito.

Por cierto el episodio de Orson Welles se transmitió una noche de Halloween de 1938, generando una histeria colectiva entre los escuchas, en un tiempo donde el miedo al nazismo fue confundido por una invasión extraterrestre escuchada en vivo como una entrevista a un científico desde Radio News.

Es posible que el audio digital que nos llega a nuestros dispositivos celulares pretenda sustituir alguna vez la radio con todo tipo de interesantes mensajes, pero lo que siempre será insustituible será la conexión en vivo, que nunca perderá vigencia como una necesidad inherente del hombre a sentirse acompañado por las palabras de otro semejante.

Quizás de allí el miedo de las dictaduras tenebrosas a ese invento indestructible que es la radio, difícil de apagar a pesar de la censura y los cierres decretados por políticos pretorianos.

Se lo escuche decir a uno de los locutores más importantes de Venezuela, ahora desde la entrevista esparcida a través de un podcast en EEUU, el país donde emigraron millones de connacionales haciendo una sintonía interesante que ahora pueden seguir a César Miguel Rondón desde el sur de la Florida: “La radio seguirá siendo una herramienta insustituible para la humanidad, porque no existe comunicación sin palabras”.

Queda para las futuras generaciones no desintoxicar este maravilloso invento con desinformación y conocimiento falso, que a juicio de Bernard Shaw, termina haciendo más daño a la humanidad que la ignorancia.

@damasojimenez