El presente artículo es el ultimo de un grupo que se inició con una propuesta de reconstrucción del país mediante el desarrollo de “cinco líneas estratégicas”, le siguió el “triangulo del éxito empresarial” para desarrollar la línea relacionada con la economía, y luego sucedieron la explicación de cada componente del triangulo, para finalizar con el presente, donde abordare el liderazgo trascendental como el factor clave de éxito del esquema propuesto.
El liderazgo es neurálgico y determina contundentemente la calidad del diseño, instauración y mantenimiento de los tres elementos esenciales para del éxito empresarial: la direccionalidad, la gobernabilidad y la confiabilidad operacional. Mucho se ha investigado y escrito sobre liderazgo, pero siempre hay cosas que decir sobre este complejo fenómeno, y mi contribución al mismo, es el desarrollo del modelo de “Liderazgo trascendental que deja legados”, sustentado en tres paradigmas; los dones de nacimiento, conciencia y la voz interna, para dar origen a las diez competencias que todo aspirante a ser líder debe poseer para que su gestión surta efecto y cambie el orden establecido de las cosas, dejando un legado para la humanidad.
Los seres humanos que venimos a este mundo, a este plano de existencia, y que no transformemos el orden de las cosas establecido por otro orden superior, sin dejar huella que otros puedan seguir, simplemente habremos pasado inadvertidos. Justamente en este marco es que propongo mi modelo de liderazgo para el mundo empresarial, político, social y familiar. El modelo versa sobre diez cualidades indispensables que todo líder o lideresa deben poseer para la trascendentalidad de su gestión, ellas son: conocer el arte de la gerencia, tener la capacidad para visualizar el futuro, influir en la gente, ser empático, saber delegar, ser honesto, ser ético, poseer sentido de la justica, ser autodeterminado y saber amar.
El arte de la gerencia, quien pretenda ser un líder sin manejar acérrimamente el tema gerencial, será un inútil de altísima peligrosidad. El líder debe conocer magistralmente las cuatro disciplinas de la ciencia administrativa: la planificación, la organización, la dirección y el control de la gestión en todo tipo de organizaciones, sean públicas o privadas.
La capacidad para visualizar el futuro, que se expresa en la cualidad para desarrollar imágenes mentales sobre una realidad que no existe, otorgándole características visibles, es decir, poder representar el futuro deseado partiendo de los hechos del presente.
La influencia en la gente, que es de suma importancia una vez definido el camino, tener el poder de animar y convencer a su gente a seguirlo. Se trata de la capacidad para administrar las emociones del ser humano para el bien, y al mismo tiempo, hacer que la gente se sienta que forma parte de algo especial, por lo cual estarían dispuestos a dar lo mejor de sí.
Ser empático, que significa tener la habilidad del saber escuchar y situarse en el marco de referencia de la otra parte, ser capaz de comprender el universo de sus interlocutores y hacerlos sentir que valen y cuentan para los propósitos establecidos. Es inteligente y estratégico invertir tiempo para obtener de los colaboradores; sus percepciones, opiniones y recomendaciones, que definitivamente enriquecen el proceso de toma de decisiones.
Saber delegar, la delegación es una virtud en la disciplina gerencial; todo líder debe saber que no todo lo puede hacer directamente, que tiene que hacerse acompañar de colaboradores competentes que hagan parte del trabajo, para lo cual se requiere que los mensajes o las instrucciones sean claras y perfectamente comprensibles. A tales efectos, el líder tiene que empoderar a su gente, formarlos y hacerlos aptos para las tareas más complejas.
Ser honesto, no puede tener una doble moral, no puede decir una cosa y hacer otra muy diferente, debe existir una fuerte correlación entre su prédica y su actuación. El ser honesto es ser decente, recatado, razonable, probo y recto.
Ser ético, tener la capacidad de administrar correctamente los recursos bajo su responsabilidad. El despilfarro y la corrupción no caben en la mente del líder trascendental, y son justamente, los males que debe combatir y no tolerar.
Tener pasión por la justicia, es de suma importancia saber apreciar, evaluar, reconocer y recompensar el trabajo bien hecho por sus colaboradores. De igual manera, saber sancionar el trabajo mal hecho o no realizado. Todo ello en el marco de la justicia, equidad y proporcionalidad.
Ser autodeterminado, en los momentos más críticos, no experimentar miedo y en su lugar poseer la osadía y el valor para tomar las más difíciles decisiones, tener la capacidad para tomarlas con independencia y haciéndose responsable por las consecuencias de las mismas.
Saber amar, no me estoy refiriendo al amor como generalmente lo conocemos, sino, a un tipo de amor que es del comportamiento. Un amor incondicional hacia los demás, caracterizado por ser compasivo, atento, cuidadoso, amable y desinteresado. Es un tipo de amor que requiere de un alto nivel de conciencia, tratar a todos sus colaboradores con la misma intensidad, independientemente de las diferencias que pudieran existir entre ellos y de las diversas emociones que cada quien podría despertar. El liderazgo se desarrolla para servir a los demás, allí radica la verdadera autoridad y la grandeza de un autentico líder.
Un líder con esas diez competencias es un rompedor de viejos y creador de nuevos paradigmas, un verdadero transformador de realidades, un agente de cambios, un forjador de legados, todo en pos de sueños, de visiones y de objetivos definidos para el bien de la humanidad.
Es de vital importancia que todo líder o lideresa, en primera instancia, tiene que liderarse a sí mismo, y en segunda, liderar su propia familia, quien no se lidere y lidere su familia, muy lejos esta de liderar empresas, comunidades, movimientos o estados. Liderar la familia significa comandar con la pareja el equipo familiar.
Alberto Barboza
Coach Gerencial en liderazgo, planificación y productividad
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