José Aranguibel: ¡No usa doble ni anda de parranda!

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“Cuando el río suena, piedras trae». Anónimo

No se trata de ningún doble que podemos ver en alguna película de Hollywood, Disney + o de las mejores series de Netflix, donde por lo general nuestro sentido visual —mientras nos acomodamos sosteniendo refresco y cotufas en cada mano— no distingue si es o no el verdadero actor o quien lo interpreta en una escena riesgoza, donde casi siempre existe otro que suplanta en un momento en el que la integridad física de la estrella pueda verse en peligro. Algo parecido le sucedió a más de un periodista, médico, enfermero, paciente o quien anduvo cerca del viejo hospital Central de Maracaibo, cuando la semana pasada el presidente Nicolás Maduro aseguró a través de VTV y en las redes sociales que el gobernador del Zulia, Manuel Rosales Guerrero, estaba fuera del país, “desaparecido”, mientras que habitantes del Sur del Lago, —literalmente—, tenían el agua al cuello debido a las inundaciones y no había presencia del líder zuliano ni de sus equipos para atender esa emergencia.

Lo cierto es que ese martes en horas de la noche el jefe de Miraflores seguro en su expresión abordó y anunció acciones de emergencia para atender a los damnificados y daños a puentes, carreteras y otras estructuras en algunas zonas del país, entre ellas, en cuatro municipios del Sur del Lago donde la rotura del muro de contención en los municipios Colón y Catatumbo han provocado fuertes inundaciones. Alguien en el alto gobierno en Miraflores no se informó bien, no verificó, confirmó ni se molestó en indagar lo que debía decir a su jefe, sino que se metió un “autogol” o mejor un “strike” y, por carambola, pasó el dato equivocadamente al presidente Maduro Moros acerca que Rosales Guerrero no atendía el teléfono y estaba “desaparecido” en momentos de pleno desarrollo de la catástrofe natural, pero en horas de la mañana de ese día el jefe del Gobierno del Zulia había asistido al legendario Hospital Central a iniciar el plan gratuito de exámenes de laboratorio en 30 centros de salud donde la gente no pagará un bolívar al ser beneficiarios de 180 mil exámenes mensuales, gratuitos, —así como leen—porque la verdad es que con la situación económica actual muy pocos tienen la posibilidad de meterse la mano en el bolsillo para pagar 30, 40 o 50 de los verdes en un laboratorio privado.
Además, en su encuentro con los periodistas durante el acto Rosales Guerrero ofreció detalles
 —claro, conciso y preciso— acerca de las inundaciones, revelando que por la magnitud de los daños era un tema que elevaría al Consejo Federal de Gobierno donde como decimos en esta parte del país  “están los cobres”.

A todas estas, a más de uno de los asistentes al viejo hospital lo asaltó la confusión, contradicción, desconcierto y hasta la duda, cuando —entrada la noche— escucharon o vieron en las redes sociales lo dicho por el primer mandatario nacional. La verdad es que sin usar un doble, un clon, ni que el caso era que andaba de parranda, el gobernante regional había estado atendiendo sus responsabilidades para las que fue electo el 21N de 2021, en la construcción de soluciones para el sector salud donde, por cierto, su predecesor no hizo nada o poco para atender la maltratada, abandonada y deteriorada infraestructura física de los centros de salud, caracterizados por tener las 24 horas ausencia de dotación y suministro de insumos. Esa era la norma que no olvidan las madres y padres que salían a toda carrera cuando un hijo o familiar enfermaba. El Hospital Central de Maracaibo, ejemplo de abandono y deterioro en sus áreas de emergencia y hospitalización, es otro centro sanitario donde la Gobernación del Zulia inició, también ese martes, la recuperación y modernización para que no continúe siendo una vergüenza en la atención de la gente.

Dice un adagio que “errar es de humanos y rectificar es de sabios”. Esa es una verdad a la que ningún mortal puede escapar, ni eludir el propio jefe de Miraflores, cuando seguro de la información que le habían dado afirmó que “intenté contactar al gobernador Manuel Rosales, pero no pudimos. Usted cuenta con todo mi apoyo para obtener los recursos, pero es necesario que vaya y atienda a la gente en los lugares. Mójese los pantalones, póngase las botas y se mete al agua a atender a las comunidades. “No quiero llegar al punto de tener que nombrar un protector para el Zulia”. Dicho esto, cuando todavía Maduro Moros hablaba del Gobernador, hizo una pausa y dijo que le estaban informando que ya —a quien minutos antes buscaban hasta debajo de las piedras—, contactó vía telefónica a su ministro de despacho, poniéndose a la orden. Vale decir que el “desaparecido” no era el gobernante del Zulia ni menos un doble o su propio clon. Tampoco andaba de parranda. Ni que fuera mago para poder estar en sitios distintos, lejanos y a la misma hora. Otro strike surgido es el hecho verificable que antes que el mandario regional viajara al siguiente día al Sur del Lago, donde no por recomendación de nadie mojó sus zapatos, ropa y chapaleó el agua a cántaros, ya equipos técnicos y profesionales tenían rato en los municipios en emergencia, llevando ayuda a los primeros afectados y monitoreando la situación que más tarde desembocó en la crecida de los ríos que produjo la rotura de los muros de contención en Colón y Catatumbo.

Ahora bien, lo que no nos queda claro a los zulianos y sería bueno conocerlo, es saber y tener la certeza, —pero no cuentos de camino como dicen en el Llano—, es si o no la anterior gestión del palacio de Los Cóndores, a menos que lograran el milagro que no cayera gota alguna de lluvia en el Sur del Lago durante cuatro años, alguna vez realizó mantenimiento preventivo a muros y estructuras que impiden rupturas de esas barreras protectoras de las poblaciones y hectáreas de siembra y cría de ganado. Lo que han dicho dirigentes de los productores agropecuarios constrasta con lo sucedido en el Sur de Lago estos últimos días. Denuncias, exhortos y advertencias del peligro que se avecinaba quedaron en el aire y pasó como en la fábula de “viene el lobo, viene el lobo”. Los pastores estando de oídos sordos desatendieron los llamados. Sin prisa llegó el lobo y se comió a todas las ovejas. Otro detalle es que constitucionalmente las asignaciones o partidas presupuestarias para la prevención de desastres son parte del tema financiero para estados donde estas eventualidades azotan cada año. Además el Ministerio del Ambiente o alguna autoridad ambiental nacional no creo que sean invitados de palo en este tema y algo tendrían que decir. Elucubrando no queda de otra que pensar que del dicho al hecho hay mucho trecho.

José Aranguibel Carrasco