Tras la jornada electoral que finalizó a las cuatro de la tarde, los colombianos se mostraron atentos a los primeros resultados de una elección presidencial marcada por la polarización y el descontento creciente por la inflamación y la desigualdad. La Registraduría dio a conocer los resultados preliminares con actualizaciones constantes el domingo, sin embargo, los resultados del escrutinio -en el que verificaron la votación y les dan validez jurídica- se declararán días después.
Con un discurso contra las élites y en favor de los más vulnerables, el izquierdista Petro lideró las encuestas. Se convertiría en el primer presidente izquierdista de Colombia si consigue el 50% más uno de los votos necesarios para ganar en primera ronda. Si nadie consigue más de la mitad de las boletas, se celebrará una segunda vuelta en junio entre los dos más votados.
En los sondeos, detrás de Petro, se hallaban Hernández, un magnate populista de bienes raíces que prometía recompensas económicas por los avisos sobre funcionarios corruptos y Gutiérrez, un conservador que ha intentado distanciarse del impopular presidente Iván Duque.
Con una eventual victoria de Petro, Colombia se sumaría a países de la región que eligieron recientemente a políticos de izquierda, como Pedro Castillo, en Perú; Gabriel Boric, en Chile, y Xiomara Castro, en Honduras. Desde Brasil, el ahora candidato Luiz Inácio Lula da Silva ha manifestado su apoyo público a Petro, asegurando que si ambos llegan a la presidencia se unirían para “construir una América del Sur fuerte”.
Bajo un cielo nublado típico en Bogotá, Juan David González, de 28 años, votó en el norte de la ciudad por segunda vez en una elección presidencial. “El voto sirve para cambiar el país y creo que esa responsabilidad recae mucho en los jóvenes que queremos llegar a unos estándares que nos permitan tener una vida digna”, dijo a The Associated Press el licenciado en lenguas modernas.
Son las segundas elecciones presidenciales desde que el gobierno utilizó un acuerdo de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en 2016, pero el divisivo acuerdo no fue un tema clave de la campaña, centrado en cuestiones como la pobreza y la corrupción.
La jornada electoral transcurría pacífica, en la mayor parte del país. En Guaviare, al sur, fueron detonados tres artefactos explosivos en zonas rurales lejos de los puestos de votación, dejando un soldado herido con esquirlas, informado el ministro de Defensa, Diego Molano, quien dijo como presuntos responsables a los disidentes de las FARC que operan en la zona.
Una eventual victoria de Petro podría introducir una nueva era política en un país que siempre ha estado gobernado por conservadores o moderados y que marginaba a la izquierda debido a la asociación percibida con el conflicto armado del país. Petro formó parte del ya desaparecido movimiento rebelde M-19 y obtuvo una amnistía luego de firmar un acuerdo de paz en 1990.
Ha prometido definiciones significativas en la economía, como una reforma fiscal, además de cambios en la lucha de Colombia contra los cárteles del narcotráfico y otros grupos armados. Su mayor rival buena parte de la campaña ha sido Federico Gutiérrez, exalcalde de Medellín, que cuenta con el apoyo de la mayoría de los partidos tradicionales de Colombia y basó su campaña en una política de apoyo al sector empresarial para impulsar la economía.
Gutiérrez ha prometido combatir el hambre ampliando subsidios y alianzas público-privadas de modo que 10 toneladas de comida que se desperdician cada año se destinan a los más pobres.
Un sondeo de Gallup realizado este mes mostró que el 75% de los colombianos cree que el país va en mala dirección y apenas el 27% apoya a Duque. Una encuesta realizada por Gallup el año pasado concluyó que el 60% de los entrevistados tenían problemas para llegar a fin de mes.
Los esfuerzos contra la pobreza en el país retrocedieron al menos en una década debido a la pandemia del coronavirus. Cifras oficiales mostraron que el 39% de los 51,6 millones de habitantes de Colombia vivieron con menos de 89 dólares al mes el año pasado, una ligera mejora del 42,5% de 2020.
Entre tanto, la inflación alcanzó su techo de dos décadas el mes pasado. El gobierno de Duque ha dicho que la tasa del 9,2% en abril forma parte de un fenómeno inflacionario global, pero el argumento no ha calmado el descontento por los crecientes precios de la comida.
Además de los desafíos económicos, el próximo presidente de Colombia tendrá que enfrentar una compleja situación de seguridad y corrupción, una de las principales preocupaciones de los votantes.
Cruz Roja concluyó el año pasado que Colombia había alcanzado su mayor nivel de violencia en los últimos cinco años. Aunque el acuerdo de paz con las FARC se ha implementado, los territorios y rutas de narcotráfico que controlaban los guerrilleros están ahora en disputa entre otros grupos armados como el Ejército de Liberación Nacional (ELN), una guerrilla fundada en la década de 1960, disidentes de las FARC y el cártel Clan del Golfo.
El sucesor de Duque tendrá que decidir si reanuda las conversaciones de paz con el ELN, que el presidente suspendió en 2019 tras un ataque con más de 20 muertos.
Consciente de las sospechas de los votantes, el magnate de bienes raíces Rodolfo Hernández ha convertido el tema en el centro su campaña. Hernández, exalcalde de Bucaramanga, subió de forma inesperada en las encuestas del último tramo de campaña tras prometer que limpiaría el país de corrupción y donaría su salario, entre otras medidas.
Los otros candidatos eran Sergio Fajardo, exalcalde de Medellín y candidato de la coalición de centro: el líder cristiano John Milton Rodríguez y el conservador Enrique Gómez.
Astrid Suárez y Regina García Cano/ AP