Lo primero es tener en cuenta que lo que se viene aplicando en Latinoamérica es una guerra de cuarta generación que se combina con los métodos de lucha híbridos. El esquema de las luchas desde las montañas o atravesando la selva, se trasladó a las calles de Bogotá, Lima, Buenos Aires, Santiago de Chile y de Caracas, en las que se escenifican todo tipo de protestas para promover odios, rencores, desprestigiar las instituciones y proponer arrasar con esas castas dirigenciales que representan todo lo malo mientras que los redentores se autoproclaman como los únicos capacitados para elevar a los cielos de la felicidad a los desposeídos. Es así como se valen de las virtudes de la democracia para incursionar en procesos electorales, escalar al poder y desde allí, una vez instalados, comenzar a darse una nueva Constitución Nacional, ataviada con leyes y reglamentos que se acomodan a su tejido jurídico que les permitirá controlar todo lo demás.
En ese cóctel legalista no faltan los dispositivos que hará posible transformar el derecho de opinión en un delito que la revolución usa como punta de lanza para apresar a los disidentes, o sea, opinar será a partir de esas nuevas pautas penales, un pecado imperdonable. Así van estrechando a los voceros de la ciudadanía y definitivamente someter al pueblo, ya que, incluso, esas novedades legales sobrevenidas se aplicarán con carácter retroactivo.
En ese menú revolucionario no faltaran los nuevos poderes, comenzando por el “Poder Moral” que será una mampara para un régimen amoral desde todo punto de vista. La separación de poderes desaparecerá de la escena, privará el Poder Ejecutivo que reciclará a esos ministros ineficientes y además impondrá a su antojo magistrados, fiscales y contralores.
El Poder Electoral será “la casa del truco” para que la dictadura haga lo que le convenga con los sufragios de los ciudadanos, ya que en esas dictaduras se vota pero no se elige, porque, al fin de cuentas, se impone la caprichosa voluntad del tirano. Y si se les escapa un alcalde o gobernador, pues para eso también hay solución dictatorial, la figura de los protectores o designados a dedos como hicieron conmigo en la Alcaldía Metropolitana. Son unos magos para convertir en victorias sus derrotas, tal como ocurrió después del Referéndum Constitucional del 2 de diciembre de 2007. Manejan todo en ese aparato electoral: Registro, auditorias, Plan Republica, hegemonía comunicacional, puntos rojos, discreción financiera, etc. Y si no pueden liquidar un recurso opositor en la sala de reuniones de los Rectores del CNE, pues bien, para eso tienen control absoluto del Tribunal Supremo de Justicia en donde los magistrados rojos, rojitos, revertirán cualquier tema adverso.
La oposición es silenciada porque han ido comprando los medios de comunicación y los portales que funcionan, a duras penas, son bloqueados haciendo difícil a los ciudadanos enterarse de lo que opina la disidencia. Han instalado su particular red de televisoras, radios, portales y redes sociales que invaden descaradamente.
Se encargan de anular a los partidos políticos ya que se valen del control de los poderes públicos para arrebatar símbolos y modificar directivas, colocando a dirigentes que se adecuen a sus designios. También van inhabilitando, apresando o hasta matando a los que estimen que son estorbos insoportables para la revolución. Para eso cuentan con un aparato policial y militar integrado por efectivos o mercenarios dispuestos a todo.
El empobrecimiento de la gente es un fin, mientras mas miserable y mas ignorante mejor, por eso han arruinado miles de empresas, han asaltado millones de hectáreas, han liquidado los servicios públicos, para que la ciudadanía se desgaste tratando de sobrevivir, un rato buscando comida y otro tratando de alumbrarse con velas o almacenando agua en una ponchera. Los hospitales están arruinados, el talento humano huyendo de Venezuela, ya somos mas de 7 millones de desterrados.
Se apoyan en su red internacional, por eso puede faltar gasolina en Venezuela, pero no en Cuba. Para financiar a sus socios del Foro de Sao Paulo han despilfarrado miles de millones de dólares, es una “inversión” de la revolución.
Por todo lo antes narrado resulta inconcebible que se plantee como solución a esta tragedia, dejar de lado el tema político o como punto secundario en la agenda de dialogo, porque supuestamente “primero hay que atender los aspectos sociales”, como si estos no fueran consecuencia de la tiranía que impera en Venezuela. Nada se remediará en Venezuela, comenzando por la recuperación económica y el resurgimiento de la ciudadanía sacándola de la miseria, si no se reconstruye su Estado de Derecho, se reinstitucionaliza al país y se hace justicia para que los desmanes cometidos no queden impunes.
@Alcaldeledezma