Neuro Villalobos: Política y superstición

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“En el templo se mostraba como un siervo apacible, pero en la privacidad de su despacho se transformaba en un dictador furibundo obsesionado con mantenerse en las cimas del poder.” David Placer

En el libro “Los brujos de Chávez” de David Placer, hace muchas afirmaciones que a mi modo de ver, hay que tomarlas muy en cuenta para entender lo que significó Chávez como fenómeno para el mundo político venezolano y su irradiación y ascendencia en América Latina si se quiere combatir efectivamente su práctica inescrupulosa y perniciosa.

Después de más de dos años de trabajo de investigación, Placer llegó a la conclusión de que lo que vertebra al chavismo, “no es la lealtad al líder político, ni el movimiento que empodera a los pobres y los libera del yugo oligarca”. El verdadero cemento de la pretendida revolución bolivariana, afirma, “el que consolida las simpatías y las convicciones, no es otro que el mundo mágico-religioso”, y remata con esta otra afirmación: “La debilidad de Hugo Chávez hacia los temas religiosos fue aprovechada por el gobierno cubano para sembrar de santeros y babalawos las oficinas públicas, los ministerios y los estamentos militares.”

Eso era un rumor extendido, generalizado, la gente tenía la certeza de que el gobierno se había dedicado de lleno a los rituales espirituales para conservar el poder, esa realidad resonaba en las calles. No hay duda que esa actitud desde los más altos niveles de gobierno transformó la forma de hacer política en el país. Todos estaban convencidos de que Hugo Chávez se había convertido en santero y el miedo se desparramó por todo el territorio y más allá de sus fronteras.

Muchos han querido minimizar este hecho refiriéndose a que, de una u otra manera, los presidentes de Venezuela han tenido sus brujos particulares o han hecho evidentes sus supersticiones, lo cual es cierto. Joaquín Crespo tuvo su Telmo Romero; Juan Vicente Gómez, su Eloy Tarazona; Romulo Betancourt, su pipa ensalmada por el brujo de Birongo; Luis Herrera Campins, su pepa de zamuro; Jaime Lusinchi contrató un futurólogo estadounidense, Melvin Shapiro; Carlos Andrés Pérez, tenía su consultora espiritual de nombre Evenia Rengifo. Pero ninguno se atrevió a hacer lo que hizo Chávez, hacerse santero y practicar personalmente los rituales del espiritismo y hasta de la magia negra.

Según Placer, Chávez logró hacer su último hechizo enterrando el sable de su graduación militar entre las raíces de un árbol cerca de un río. Por eso, dice, “Algunos están convencidos de que la salida del chavismo no pasará por la agitación callejera ni por un proceso electoral. El fin del régimen que ha acumulado el mayor poder en toda la historia democrática venezolana sólo se consumará con la destrucción de ese conjuro.”Es decir, para que el país salga de su adormecimiento es necesario desenterrar ese sable. Chávez terminó siendo prisionero de su afición por los conjuros, la brujería y los santeros con lo cual entrelaza la política y la superstición que le permitió ganar las simpatías y el temor de sus compañeros golpistas y colaboradores. La selección de Maduro como su sucesor no fue producto del azar sino de un proyecto ideado y construído por él.

En otro libro del mismo autor titulado:”El dictador y sus demonios”, Placer destapa la faceta más tenebrosa del último dictador de Venezuela y sus guardianes que lo llevó a escribir: ”Ocho años antes de alcanzar la presidencia, Nicolás Maduro fue a conocer a un hombre que decía ser Dios. De la mano de su mujer, la supersticiosa Cilia Flores, quería tocar las puertas del cielo, pero terminó construyendo en Venezuela el peor de los infiernos. El devoto del gurú Indio Sai Baba se rodeó de ministros sectarios y fanáticos que tejieron una red de espionaje invisible e inviolable, construyeron las más terroríficas mazmorras y dirigen una red de exterminio para aniquilar a opositores y a chavistas disidentes con total impunidad.”

Creamos o no, el trabajo de investigación recogido en estos dos libros del autor hispano-venezolano David Placer, está hecho con rigurosidad metodológica y seriedad profesional. Algunos de los actos esotéricos narrados por él están recogidos en los medios de comunicación nacionales e internacionales, incluídos la T:V. Lo cierto es que el chavismo ha logrado mantenerse en el poder durante veintitrés años, cerca de un cuarto de siglo.

La lucha del pueblo venezolano está inscrita entre la lucha del bien contra el mal y siempre el bien ha salido vencedor. Creo que la estrategia política para acceder y adecentar el poder tiene que considerar todos los elementos presentes e históricos de la cultura venezolana para ayudarnos a recuperar la libertad y la democracia. Chávez y sus cancerberos lograron con sus conjuros, mentiras y burlas penetrar en el alma sencilla de muchos venezolanos. Debemos extraerlos de raíz para que nunca más  se repita esa escabrosa experiencia en la historia política de Venezuela.