He sido sorprendido por “el debate de altura” entre un merenguero llamado Omar Enrique y un reguetonero llamado “Arkángel”. Dicha diatriba, celebrada por los chavistas que aplauden al merenguero y celebrada ruidosamente también por los que apoyan la respuesta del reguetonero, son gajos de limón (para chupar y olvidar) pero tiene tal presencia en las redes sociales que es superior a la presencia en los mismos medios del baboso apoyo del dúo Maduro-Cabello a la masacre “putinesca” contra Ucrania.
Claro, tal intoxicación mediática no debió sorprenderme, porque días antes las redes nos invadieron con la masiva fiesta organizada por el gobernador Lacava donde las manifestaciones de histeria de los jóvenes carabobeños gritando “Lacava presidente” cuando el tipo salió al escenario dando brinquitos y moviendo las caderas tratando de emular a los movimientos e cadera de Shakira con los que ella se levantó al defensa del Barcelona, Piqué.
Pero creo que aquí vale un comentario que va más allá de esas manifestaciones que parecen vacías, que carecen de contenido y que poco tienen que ver con el sufrimiento de los millones venezolanos, que afuera y adentro del país. Huelga decir, que este sufrimiento que digo aquí, parece un invento mío si se observan las expresiones de “alegría” de la gente que dice estar gozando un puyero porque los anaqueles de los bodegones están llenos de Nutella. Pero, eso es apenas un porcentaje ínfimo de venezolanos que pueden embadurnarse en la rica mezcla de avellanas (¿), cacao, azúcar y aceite…aceite de palma, mientras que el resto no pueden completar las tres comidas diarias.
Pero es bueno que se haga un intento de acercarnos al porqué de esas expresiones de contento de un sector de la población y del silencio que parecen haberse apoderado de la mayoría de los venezolanos que algunos han confundido con consentimiento pasivo e incluso activo en algunos casos, de pocos, pero los hay.
Creo, es mi opinión, que la oposición organizada en los partidos que tardaron más de una década en enterarse que estábamos viviendo en dictadura, una vez que la descubrieron, todos confluyen en creer firmemente que el régimen se mantiene en el poder, por el poder, valga la redundancia, únicamente de la fuerza armada, de los cuerpos de seguridad del Estado, de los grupos irregulares, etc. Todos, expresión de la violencia del régimen.
Y eso es una verdad a media. Es cierto que el régimen ha logrado desde los días de Chávez en el poder de consolidar una trama de aparatos de poder autoritario que permean toda la sociedad venezolana, pero ojo, aunque esa afirmación suena plausible, es solo una verdad a media y no explica de manera satisfactoria el silencio actual con la que vive el venezolano, silencio que se confunde, ya lo dije, con un consentimiento hacia la estructura de dominación chavista.
Ese enfoque opositor descuida la recuperación del concepto de política y de su significado en situaciones autoritarias y descuida su relación con la sociedad civil como ámbito para el ejercicio de la política como esfera que va mas allá del estado, del gobierno y del poder.
Es necesario que la oposición cambie su mirada sobre el régimen, y la defina como una dictadura de nuevo tipo que se sustenta no solo sobre el poder de las armas, sino que ha sido capaz desde Chávez hasta ahora ( con menor brillo es cierto) de captar el sentido común del venezolano y se hizo cargo de sus demandas y aunque esta han rebasado la validez del orden dictatorial, en el imaginario popular sigue prevaleciendo la idea de que el régimen los hizo visibles.
Una vez deconstruya esa representación que el régimen ha hecho dominante es, igualmente, necesario que establezca una nueva relación con la sociedad civil y con todos las agrupaciones políticas que dicen oponerse al régimen y para eso, debe ofrecer ciertas seguridades mínimas de que lo acordado entre los diversos intereses van a ser respetados en el futuro y finalmente elaborar nuevos referentes de certidumbre, una trama de certezas básicas, que le proporciones seguridad a la gente que es lo que todos demandan frente a la incertidumbre reinante. Si eso se llega a cabo, la oposición lograría hacerse cargo de las demandas de un nuevo encanto hacia la democracia.