Israel y paises árabes le dan la espalda a Ucrania

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Tel Aviv se niega a dar ayuda militar a Zelenski mientras los países del Golfo acogen con frialdad la petición de Occidente de aumentar su producción de petróleo y bajar los precios.

El Gobierno de coalición israelí ha condenado la invasión rusa de Ucrania, pero no ayudará al presidente Zelenski con armas y dinero -como sí hacen sus aliados occidentales- pese a la dramática solicitud formulada este fin de semana por el dirigente ucraniano a Tel Aviv. La evasiva respuesta israelí, pocos días después de que las principales capitales árabes del Golfo adoptaran una postura similar, subrayar para muchos analistas el giro que está experimentando la región de Oriente Próximo, que ya no confía en el ‘paraguas’ de Estados Unidos y prefiere mantener sus buenas relaciones con Rusia, potencia emergente en la zona.

En respuesta a la petición de Zelenski, el ministro de Exteriores israelí, Yair Lapid , se limitó a decir que su país ya está ayudando a Ucrania «con un hospital de campaña» y seguirá colaborando «en la medida de sus posibilidades».

Zelenski pidió en cambio a Israel la donación urgente de equipos de defensa antiaérea, ya que el Estado hebreo presume de tener uno de los mejores del mundo. El presidente ucraniano -de religión judía- se ganó además un grave rapapolvo por parte de la institución israelí que custodia el Memorial del Holocausto, por comparar este con las penalidades que sufre el pueblo ucraniano a manos del Ejército ruso.

Israel observa con la preocupación la retirada militar de Estados Unidos de la región dictada por el presidente Biden, y no quiere ‘molestar’ a Rusia más de lo imprescindible. Tel Aviv considera que en su momento Moscú podría jugar un papel clave para sus intereses. Para empezar, en la vecina Siria, donde Rusia se erige como principal punto de apoyo del régimen de Bachar al Asad. Israel ha llevado a cabo centenares de ataques dentro de Siria contra objetivos yihadistas -de milicias pro-iraníes y suníes-, y en ocasiones también contra fuerzas de Al Asad. Como contrapartida, el primer ministro israelí, Bennett, estuvo hace dos semanas en Moscú para presumir ante Putin de la excelente baza que podría jugar su país en el conflicto con Ucrania. Zelenski no deja de insistir en su sueño de negociar en Jerusalén un acuerdo de paz con los rusos.


Los ricos países árabes del Golfo también se distancian de EE.UU. y de Europa, y juegan hoy la carta de la ‘neutralidad’ en el conflicto de Ucrania para no enemistarse con Rusia, una potencia militar cada vez más activa en la región a medida que el Pentágono reduce su presencia. Biden seguramente la salida norteamericana de Afganistán y de Irak, y las bases militares en el Golfo Pérsico podrían conocer pronto un drástico recorte. En ese contexto de nuevas alianzas geoestratégicas cabe situar la histórica visita del presidente Asad a Emiratos Árabes Unidos el pasado sábado, la primera desde el estallido de la guerra civil siria. Un movimiento muy grato a Moscú, que también observa con agrado la negativa de Arabia Saudía aumentar con carácter de urgencia la producción petrolífera de los países de la OPEP, pese a la apremiante petición de Europa, que querría así paliar el corte del suministro energético procedente de Rusia y la subida de los precios del combustible.

ABC