Alberto Barboza: Guaidó hasta el final

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El liderazgo es un factor clave de éxito para todo tipo de organización, indiscutiblemente es la base del éxito y la excelencia, y en el campo de la política, sencillamente es neurálgico. Entre las diversas causas de la dramática crisis venezolana, la de mayor peso ha sido la falta de liderazgo durante los últimos veinte años. Sin embargo, en ese periodo existió un líder que llegaba a las gradas, pero la esencia de ese liderazgo era totalmente contradictoria por la gran dosis de ego y la mínima de conciencia, que no permitió la construcción de cosas y en su lugar la destrucción fue el legado. Lamentablemente, en esa época, surgieron como contraparte unos dirigentes con muchas deficiencias en términos de liderazgo, y cuya gestión lo que hizo fue contribuir con la mencionada crisis en lugar de superarla.       

La nueva generación de líderes no ha estado a la altura de las circunstancias, no cabe en este espacio, mencionar los diferentes episodios donde falto algo más para haber salido del oscurantismo en que vivimos. Unos por haber omitido acciones, otros por haber ejecutado lo incorrecto y otros por haberse vendido al mejor postor. No obstante, existe una posibilidad de nuevos liderazgos después del 21N, los nuevos gobernadores y alcaldes de la oposición, tienen una oportunidad dorada para emerger con un nuevo liderazgo, siempre y cuando, realicen una gestión regional y municipal impecable, es decir, sin pecado, sumamente limpia en términos de hacer gerencialmente lo correcto para satisfacer las necesidades de sus respectivos mercados (comunidades) y además hacerlo honradamente. La mala noticia, es que éste proceso requiere de un tiempo determinado para que se configuren esos nuevos liderazgos en función de sus gestiones gubernamentales.

Al lado de ese proceso que se inicia, tenemos unas propuestas de renovación del liderazgo actual, a mi juicio, bastante exóticas, una de ellas propone una especie de elección interna entre todos los factores de la oposición, para que la gente decida el nuevo liderazgo que monopólicamente se enfrentara al gobierno hasta su salida, para luego regir el destino del país. La otra propuesta, hasta los momentos es menos específica y tendremos que esperar más detalles. Lo cierto es que  ambas propuestas de renovación del liderazgo, son consecuencia, justamente, de la crisis de liderazgo que padecemos. Es incomprensible, que esas propuestas, están más interesadas en la defenestración del Presidente Interino, que en la salida del propio gobierno. Señores, “no se cambia el caballo a mitad de la carrera”. Lo que si comparto es la interpretación que el setenta por ciento de la abstención en la última elección fue producto de la ausencia de liderazgo, donde unos incentivaron al voto y otros auparon la no participación , siendo el resultado, salvo alguna excepción, que ambos perdieron.

Existen dos razones poderosas que nos exigen seguir con el actual Presidente Interino hasta el final del drama. La primera, que es un asunto constitucional, bien conocido y debatido por todos, y la segunda, estriba, en que la comunidad internacional a quien ha ungido como representante legal, aunque virtual, es al actual Presidente de la Asamblea Nacional del 2015. Entonces, hay que dejarse de inventos a estas alturas del proceso, Juan Guaido es nuestro interlocutor internacional, así está decidido y reconocido por buena parte del mundo libre, salvo ocurra un cambio en este sentido.

Pareciera que Juan Guaido no le guste a alguna gente, sobre todo a nivel de sus colegas, que desde el principio hubo cierta desaprobación, en lo que a mí respecta, reconozco que aun tiene rasgos en crecimiento, considere que el personaje no estaba preparado para la responsabilidad y el reto que se le presento. Sin embargo, hoy percibo, que ha experimentado cierto grado de madurez, básicamente en su inteligencia emocional, por ejemplo; aprendió a tratar con periodistas, es difícil sacarle la palabra deseada o esperada por éstos, inclusive hay que escucharlo varias veces para entender lo que quiso decir. Esta cualidad, para muchos es muy buena, en lo que a mí respecta, no me agrada, siempre prefiero a la gente que habla “cuajado”.

Finalmente, creo en la existencia de dos tiempos para haber conformado un liderazgo irrefutable, con las competencias suficientes y probadas para dirigir el proceso de emancipación de Venezuela, y enrumbarla hacia una verdadera democracia con estado de derecho, el primer tiempo comprende desde la llegada del socialismo del siglo XXI hasta el 21N, no se hizo por pequeñeces de los actores involucrados, y el segundo, es cuando Guaido esté a punto de cumplir con su misión de lograr unas elecciones generales libres, justas y transparentes, donde si se podrá, en paralelo, configurar, bajo un método definido, ese candidato presidencial que será referencia para todos los venezolanos, y que una vez llegado al poder, cambiara el rumbo de los acontecimientos y tomara la ruta de la reconstrucción del país.

Pero el actual momento es para la acción coordinada entre los diferentes actores en función de un solo plan estratégico de emancipación y salvación nacional, lo cual garantizara, justamente, el segundo momento,  mientras tanto Guaido hasta el final de su misión.

Alberto Barboza

Coach Gerencial en liderazgo, planificación y productividad

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