Hugo Delgado: Detrás de la mirada

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Ocurrió en cualquier parte de Venezuela. La mirada inocente de aquella pequeña niña pudo ser la del infante que transita la macabra ruta que construyó la revolución de Hugo Chávez, en cada pueblo remoto o ciudad del territorio nacional. Al cruzar la calle lanzó su mirada triste y enigmática, la cual me impulsó a bajar del carro y darle lo poco que llevaba de comida, al quitarse su tapabocas, la huella del régimen se expresó: desnutrición.


La anécdota de esa niña inocente, marcada por la consecuencia de un sistema negligente, corrupto y castrador de futuros, dirige mi mente periodística hacia un cuestionamiento: ¿Cómo una nomenclatura política se apropió de un país, quebró su estructura productiva, sus sistemas de educación, salud y de servicios públicos, y destrozó su moral, sin inmutarse, y mucho menos mostrar señales de arrepentimiento?


El crimen moral cometido por el chavismo difícilmente se podrá investigar y castigar, porque el daño penetró en los corazones de los venezolanos. Materialmente, el despilfarro de los petrodólares de la bonanza solo sirvió para llenar las cuentas de enchufados y empresarios inescrupulosos, que aprovechando las circunstancias explotan las necesidades humanas para enriquecerse. Indagar sobre el destino de esos dineros es una misión imposible, dada la dimensión del robo, caerán algunos como Alex Saab, Roberto Rincón, los bolichicos o Rafael Ramírez, pero penalizar a todos los ladrones es difícil.


Ya lo decía el ex Rector de la Universidad del Zulia, Neuro Villalobos (“Para que no se olvide” del 11-11-2021): “Pareciera que los prerrequisitos son el verbo fácil y lisonjero; la teatralidad de los gestos; el engaño sin límites y el cinismo frente a cualquier reclamo popular, demagogia y populismo parecen ser el anverso y el reverso de la moneda de curso legal en la acción política venezolana, la cual se observa peligrosamente extendida hacia otros países en América Latina. Las gestiones de gobierno, sobre todo las de corte socialista, con el señuelo de un ideal de redención de los pobres, ha pervertido y debilitado las bases de nuestra democracia”.


Cuenta una maracaibera que en una iglesia se instrumentó un programa para atender niños desnutridos o abandonados, la cantidad de infantes beneficiados se incrementó y ya supera el centenar, reciben el apoyo de personas domiciliadas en Venezuela y en el exterior. A muchos de ellos, sus padres decidieron emigrar y los dejaron bajo la responsabilidad de hermanos mayores o abuelos, pero la crisis del Covid chino limitó el envío de remesas y los están afectando.


En 2003, la caída de los precios petroleros y de las reservas internacionales obligó a Hugo Chávez a manipular las divisas e instrumentó un sistema corrupto de control político y económico denominado Cadivi. Lo podía hacer porque el petróleo manejado por el régimen le permitió manejar discrecionalmente los recursos provenientes de sus ventas: El 95% del ingreso nacional.


Finalizado el festín corrupto y despilfarrador, a Nicolás Maduro no le quedó de otra que permitir (no liberar porque ya no podía controlar el mercado interno de divisas) el uso del dólar como “moneda nacional”, porque el bolívar solo sirve para manipular a los más pobres con los bonos infames y sueldos de hambre. Sin embargo, en un país dadivoso, en donde las mayorías esperan a que les regalen algo o les paguen algún salario, la presencia del “bolívar digital”, afianza esa estrategia del chavismo de explotar sus necesidades.


Remesas y economía negra ahora son los reyes de la partida. Fácilmente los precios se anclaron en el dólar porque la sinergia del mercado -de forma anárquica- los estabilizó mágicamente. Algunos analistas ven en ese “hacerse de la vista gorda” la clave para desacelerar la hiperinflación, pero también es cierto que el país está al borde del abismo y el costo de los productos y servicios de primera necesidad llegaron tan altos que los consumidores comenzaron a reducir las compras.


Los indicadores de la reciente Encuesta Nacional de Condiciones de Vida de la Universidad Católica Andrés Bello (Encovi-Ucab), describe con datos irrefutables una realidad social y económica dantesca y ciertamente mucho más grave que la que ya existía hace uno o dos años, advertía recientemente el profesor de la Universidad Simón Bolívar y Ucab, Ángel Oropeza (28-octubre-2021)..

“La radiografía revela que en el último año 500 mil niños y jóvenes quedaron fuera del sistema escolar, el empleo se redujo en 1,3 millones de puestos de trabajo y la pobreza extrema creció más de 8%. También aumentó la dependencia de la población de bonos y remesas. Los riesgos para nuestros niños de morir también aumentó. Tenemos la tasa de mortalidad infantil registrada hace 30 años (25,7 por 1.000). Se redujo en 2021, con respecto a 2020, el acceso a la educación inicial en niños de 3 a 5 años… La pobreza total de ingresos alcanza en 2021 al 94,5% de la población (era 91% en 2018), mientras que la pobreza extrema, que ya padecía un altísimo 67,7% de los hogares venezolanos el año pasado, asciende hasta un obsceno 76,6% en 2021”.


La aparente normalidad argumentada con el crecimiento de la actividad económica del sector privado entre 1 y 2% en 2021, será contrarrestado con la caída del sector público, explicó el economista y docente de la Universidad del Zulia, Edison Morales. Además hay que aclarar que el decrecimiento de casi el 80% del Producto Interno Bruto (PIB) en los últimos años impide hablar de recuperación en medio de una destrucción de esa magnitud. La intención del régimen de mostrar un despegue es contrarrestada claramente con los indicadores sociales Encovi 2021.


Pero la realidad del país expresada a través de la mirada de la inocente niña es la mayor evidencia de cuan verdad es la “operación normalidad adelantada por el régimen”. El auge de bodegones, tiendas de enchufados con grandes exhibiciones, markets, negocios con artículos de afamadas marcas y los dólares circulantes en los bolsillos de privilegiados enchufados, remesados y lavadores de dólares, no ocultan lo grave de la enfermedad, mucho menos de las secuelas nutricionales en los llamados a ser el futuro de la nación.


Mientras, la población, más los niños y ancianos, está sumida en sus tristezas y desesperanzas, su situación sigue agravándose porque recibe el impacto mortal del “relativismos ético que le quita a la convivencia civil cualquier punto seguro de referencia moral”, tal como lo planteó San Juan Pablo II en su carta encíclica Veritatis Splendor, presentada al parlamento italiano en 2005 (Asdrúbal Aguiar 5-11-2021). Modalidad de praxis del régimen que da “carta blanca” para avalar sus mentiras, desmanes, manipulaciones, ineficiencias y corrupción.


Ver a diario a familias completas buscando comida en los basureros de las grandes ciudades es una muestra que cuestiona al gobernante incapaz de garantizar el derecho elemental a la alimentación, luego de dilapidar un billón de dólares, y lo convierte en un sociópata fracasado.

@hdelgado10