Un viejo granjero tenía su casa en la montaña, esposa y un único hijo, vacas, gallinas y un caballo para ir de compras al pueblo. Un día el caballo se escapó, y un vecino le dice: caramba se le fue el único caballo que tenía, ¡Que mala suerte! Y el viejo granjero le responde: mala suerte o buena suerte ¡Quién sabe! Al cabo de unos días el granjero siente un fuerte tropel, se asoma a la ventana y observa con asombro que el caballo había regresado y detrás como treinta caballos. El vecino al enterarse lo visita y le dice: caramba ¡Que buena suerte! ahora tiene una caballeriza, y el granjero le responde: buena suerte o mala suerte ¡Quién sabe! Al día siguiente, el hijo tratando de domar a uno de los caballos salvajes, se cae y se rompe una pierna. Misma situación, el vecino le dice: caramba se le rompió la pierna al único hijo que tiene y que lo ayudaba en las tareas de la granja, ¡Que mala suerte! Al igual que las veces anteriores, el granjero le responde: mala suerte o buena suerte ¡Quién sabe! Unas semanas después, el ejército pasa por el pueblo y recluta a todos los hijos varones, ya que se había iniciado una guerra y necesitaban soldados, y al único joven que no se llevaron fue al hijo del granjero ya que tenía una pierna enyesada. Ante el hecho el vecino le dice: caramba ¡Que buena suerte! a todos nos quitaron los hijos para la guerra menos el suyo porque está convaleciente. Finalmente el granjero le responde: buena suerte o mala suerte ¡Quién sabe!
Dos emociones encontradas experimente respecto de los resultados de las elecciones regionales del 21N, la primera, una profunda tristeza al ver el mapa de Venezuela rojo, no podía entender, como en un país, con una mega-profunda crisis política, económica y social, alguna gente pudiera avalar las propuestas de candidatos del oficialismo, responsable de la situación que estamos viviendo producto de la peor gestión de la historia republicana.
La otra emoción, fue indignante pero alentadora al mismo tiempo, indignante debido al hecho que la oposición obtuvo más votos que el oficialismo, sin embargo, no logro hacerse de la mayoría de las gobernaciones y alcaldías del país, como consecuencia de haberse practicado un perfecto “Hara-kiri”. Los partidos que conforman la MUD, la Alianza y los otros del bloque anti-voto, al propiciar la abstención y la división, fueron los únicos responsables de que el mapa se haya pintado de rojo. Entendemos que haya diferencias irreconciliables, sobre todo con los llamados “Alacranes”, pero lo importante es que su base, posiblemente engañada, en un momento dado este del lado de la democracia. Lo cierto es, que la armonía entre el resto de los partidos verdaderamente de oposición, será determinante por su potencial poder de transformación.
Una lectura que podemos extraer de la situación, es que la solución la tenemos de este lado, es decir, con un entendimiento de propósito y dejando, por un breve espacio de tiempo, los intereses particulares, todos los procesos electorales por venir los ganaría la oposición de manera avasallante, llámese referendo revocatorio o elecciones presidenciales. Imaginemos como seria la victoria, al sumarle a los votos azules del pasado domingo, los que se abstuvieron por desmotivación y los que están fuera del país. Señores de la oposición, la clave del éxito es la unión, aunque sea estratégicamente temporal, es más, háganlo aunque sea para que configuren un escenario democrático y propicio en el cual ustedes puedan discutir y contrastar, sus ideales, doctrinas, programas y hasta sus bajas pasiones.
En esta oportunidad, el Zulia le dio un ejemplo al país, aquí hubo un liderazgo regional que marco la pauta, salvo insignificantes propuestas aisladas. Quizás se deba a que en el Zulia hemos llevado “Rolo parejo”, me atrevo a afirmar, que lo que hemos vivido los zulianos, no la ha vivido alguna sociedad en el mundo, ausencia de agua, electricidad, educación, seguridad y combustible entre otros, que indiscutiblemente, nos ha llevado a conocer las condiciones de vida de la edad media. No sé si el resto de los venezolanos estarán conscientes del hecho, que lo que vive el Zulia, es igual a lo que vive el país elevado a la tercera potencia.
En conclusión, si bien es cierto, que algunos pseudo-opositores conviven armónicamente con el oficialismo y otros nunca fueron de oposición, la buena noticia es que la solución del país se encuentra cerca, está en nuestras manos, no la hemos visto por la ceguera situacional que padecemos algunos líderes de buena voluntad, producto del orgullo y el ego. Señores, los intereses del país están infinitamente por encima de cualquier interés particular o partidista que podamos tener. Por lo tanto, lo ocurrido en las elecciones regionales puede ser mala suerte o buena suerte ¡QUIEN SABE!
Alberto Barboza
Coach Gerencial en liderazgo, planificación y productividad
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