El Fondo Monetario Internacional (FMI) aseguró a través de una nota difundida ayer que hacia mediados del 2022 la inflación regresará a niveles anteriores a la pandemia.
Las economías avanzadas tocarán techo a final de año con un 3,6% para bajar al 2% el año que viene.
En la actualidad la inflación en EEUU está en máximos (5,3%) desde la crisis financiera, mientras que en Europa (un 3,4%) se sitúa en el pico de los últimos 13 años. Un calentamiento de los precios fruto de “una demanda sólida, la escasez de oferta y un rápido aumento de las cotizaciones de las materias primas”.
Sin embargo, según las estimaciones del Fondo en las economías avanzadas se tocará techo, con un máximo promedio que llegará al 3,6% en los últimos meses del año, para luego invertir la tendencia en el primer semestre del 2022 y situarse en un 2%, “un nivel congruente con las metas de los bancos centrales”.
Es cierto que, más allá del cumplimiento de todos estos pronósticos, las desigualdades persisten. Por ejemplo, en los mercados emergentes la inflación será más elevada, al llegar al 6,8%, para luego ceder un 4%.
Y quedan incógnitas sin resolver del todo, como la subida de los precios de los alimentos (+40% durante la pandemia), alteraciones en la cadena de suministro (la crisis de los chips), fluctuaciones de precios en las materias primas (léase gas y petróleo), el aumento del coste de la vivienda y la depreciación de la moneda en los mercados emergentes.
Pero el organismo con sede en Washington sostiene que al final la subida de la inflación acabará perdiendo fuelle. Con lo que el FMI se suma a la tesis del Banco Central Europeo (BCE), que ha insistido varias veces en la temporalidad de las actuales tensiones inflacionistas. De hecho, la institución de Frankfurt apunta a una inflación de tan solo el 1,7% en 2022.
Después de que esta semana la Organización Mundial del Comercio (OMC) indicara que la crisis de suministros acabará en el primer trimestre del año que viene y de que la Agencia Internacional de la Energía (IEA) fijara una caída del precio del gas del 40% para primavera, son muchos los pronósticos que indican que el año que viene gran parte de los problemas económicos actuales podrían disiparse.
En otro documento difundido ayer, el Fondo hizo un llamamiento para promover las ciencias como motor de crecimiento económico. Según sus estimaciones, una política pública que duplique los subsidios a la investigación científica privada e incremente el gasto público en ciencia en un 33% podría incrementar el crecimiento de la productividad en un 0,2% por año.
El FMI pone como ejemplo que si esta política hubiera estado en marcha entre 1960 y el 2018 los ingresos per cápita serían un 12% mayores de lo que son ahora.
La Vanguardia