Desde el año 2002 existe en Venezuela el Museo y Salón de La Fama del Béisbol Venezolano, una idea o sueño grandioso que reúne en un recinto mágico parte de la rica historia de nuestro primer pasatiempo deportivo nacional, el béisbol.
Toda aquella persona que ame el béisbol encontrará en este espacio una emoción particular al recrear la historia de esta apasionante disciplina, con la exhibición de murales, pinturas, estatuas, fotos, y utensilios de los héroes de tantas gestas en los terrenos venezolanos y de otras latitudes.
Espacios que son inspirados en el Salón de la Fama del Béisbol de Grandes Ligas y por ende muchos de sus reglamentos o estatutos para escoger a los inmortales de la disciplina, pero aquí es donde viene la gran disyuntiva, no solo para el Museo con sede en Valencia y que abarca a toda la geografía venezolana sino también para aquellos valiosos espacios que han surgido después en otras regiones, haciendo nosotros especial mención al del Béisbol Zuliano que tiene como principal gestor al ingeniero Giamberto Urdaneta junto a un grupo de personas que han contribuido para su creación, aportando conocimientos, utensilios, fotos para allí ser exhibidos.
Siendo en la actualidad un tema de sana controversia la elección de los miembros del Salón de La Fama, lo cual desde nuestro punto de vista debe ser revisado para no seguir cometiendo injusticias, con quienes hicieron méritos para ser miembros de una élite indiscutible en su disciplina y que por lo estricto o inapropiado del reglamento no lo alcanzan de la manera que su carrera lo amerito.
El Salón de la Fama de las grandes ligas inteligentemente separó para su escogencia a los peloteros que hicieron carrera en las ligas negras con los que jugaron en las dos ligas que conforman el mundo del Big show, por razones obvias, la injusticia cometida por la segregación racial no podía seguir en un recinto llamado a incorporar a los mejores en la disciplina.
En el caso del venezolano el Comité Histórico ha saldado con creces la deuda con los pioneros, pero el Comité Contemporáneo al cual honrosamente pertenecemos está quedando en deuda y lo seguirá haciendo sino se reforman los estatutos y se separa aquellos peloteros con carrera en grandes ligas, o en Japón de los que fueron súper Estrellas en la LVBP, si eso no sucede cada año se cometerán injusticias imperdonables, como la reciente donde no se escogió a Johan Santana en su primer año de elegibilidad.
Sobretodo porque los peloteros que serán elegibles en los próximos años por los cambios surgidos en el mundo del béisbol ya no participan en el béisbol invernal como si lo hacían sus antecesores, en las décadas de los 60, 70, 80 y 90 del siglo pasado.
En el caso particular del museo del béisbol zuliano, la reforma de los estatutos es urgente porque se arrastra una deuda histórica que no puede ser subsanada de la forma en la que se viene escogiendo a los miembros del salón de la fama.
Urge separar de la lista de elegibles a las figuras zulianas con carrera en la época romántica de la pelota, desde aquellos primeros torneos organizados por Williams H Phelps en 1913 hasta la liga occidental finalizada en 1964. Porque por ejemplo incluir el nombre de Phelps en una lista que involucre peloteros, managers, técnicos, directivos, comunicadores, no hará justicia con ninguno de los grandes personajes.
Por ejemplo la última elección el porcentaje con el que fue electo Luis Verde cuyo nombre debería engalanar el museo no es consono con el aporte que como pelotero, árbitro, comentarista e historiador le dio a la disciplina en el estado Zulia.
La pelota AA de tan extraordinaria recordación de los 60, 70 y 80 no merece ser olvidada ni tener que medirse con los peloteros profesionales que brillaron con Águilas del Zulia, y otros equipos de la liga o en grandes ligas.
Capítulo similar con las pequeñas ligas de Venezuela, donde dirigentes como Jorge Antunez, Judith de Negrete, Renato Núñez, Los Hermanos Celso y Sabas Alvardo, etc.,merecen su inclusión en la galería de inmortales.
Por eso más que criticar en este espacio lo que queremos es hacer una sugerencia que ayude a subsanar la injusticia que se está cometiendo y se agravará en los próximos años, cuando la lista de peloteros que debuten en MLB sin haber pasado por la LVBP de 53 que lleva hasta los momentos siga incrementandose y cree una diferencia abismal, por la nueva realidad del béisbol, más todos los factores extra beisboleros existentes en el país.
Será hasta la próxima Dios Mediante.
Antonio «Toño» Soler