Ángel Lombardi Boscán: Llama de amor encendida, antología poética, Lilia Boscán de Lombardi

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Mi madre amaba las reuniones familiares porque eran encuentros dónde se hacía fiesta a la felicidad aunque bajo las pieles de todos los celebrantes cundieran las más grandes imperfecciones humanas. Luego del ritual de amor y cariño manifiestos entre padres, hijos y nietos, casi siempre alrededor de una mesa de comer y compartir, tendríamos otro ritual con las fotografías para arrebatar al tiempo su paso inexorable. La sesión de fotos era una forma de disipar la decadencia y vivir con la ilusión poética de hacer eterno lo hermoso espantando los fantasmas del pasado y la pesadumbre de los dolores.

La poesía de Lilia Boscán de Lombardi es un exorcismo contra el dolor, un dolor oceánico cuya intimidad es un cuarto privado sin apenas escapatoria. Hay belleza y tormento en las vigilias de una memoria escindida entre la herida y el amor. Las ausencias irrecuperables; la edad de oro de una infancia perdida; el misterio de la existencia que como río fluye y agota; abraza y dispersa un camino de sinuosidades bajo las brújulas sin rumbo del azar y el deseo. Lo que se rompe y marchita debe ser recuperado desde las palabras como un tejido de un nuevo mundo y una nueva vida siempre idealizada y perfecta donde el asombro por lo bello mitiga tanto al daño como la fealdad.  

“La lluvia borra la imagen
reflejada en el espejo,
el tiempo tiene cuchillos
en la puerta del olvido”.

Valmore Muñoz Arteaga fue el primero, bajo la premisa de un delicado y sincero cariño hacia mi madre, en presentar una antología de su poesía bajo el criterio de que el amor vence a las sombras. La poesía es redención del alma humana y medio para celebrar la vida. La fe en la amistad forjó éste cáliz de una alianza entrañable sobre el tejido de las palabras hermosas.

“Una tormenta quiebra
los mástiles de la paz,
sopla el viento maternal
para apaciguar los ánimos.
En el centro de la casa
llama de amor encendida,
la madre une los hilos
de un tejido siempre vivo”.

La melancolía como afectividad doliente impregna toda la poesía de Lilia Boscán de Lombardi (1942-2019) según Graciela Maturo, y yo agregaría: bajo el sello de una autenticidad descomunal. Paradoja entre el renacer y el ocaso asumiendo toda su poesía como una gran plegaria de salvación. Batalla silenciosa dentro de los confines de una metafísica alrededor de la “alegría del abismo”. El dolor transmutado en belleza desde una sencillez pura e inocente: las palabras redentoras junto a los diez hijos germinales como hechura desbordante de novia eterna enamorada.

  “Prefiero el sonido de la lluvia,
prefiero el mar desde la orilla,
prefiero estar sola
en la penumbra,
prefiero tocar la tristeza
con mis manos
y alejarme de todo
poco a poco”.

Esta primera reedición de “Llama de Amor Encendida” de Valmore Muñoz Arteaga bajo Ediciones Clío es posible por la iniciativa de su Director Jorge Vidovic cuya labor editorial dentro del campo de las ciencias sociales en el contexto iberoamericano es algo encomiable. A Jorge le estamos muy agradecidos por ésta atención que nos ha hecho.

Dr. Ángel Rafael Lombardi Boscán @lombardiboscan

Director del Centro de Estudios Históricos de la Universidad del Zulia