“El puñal que se clava en nombre de la libertad, se clava en el pecho de la libertad” José Martí
Yo he venido insistiendo en que ir a unas elecciones convocadas por delincuentes y malechores que se han entronizado en el poder fáctico y cuyas cabezas tienen precio, es por lo menos, una contradicción. Más aún cuando a nivel mundial y ante los organismos internacionales correspondientes han venido avanzando procedimentalmente las acusaciones de violaciones a derechos humanos que se califican de crímenes de lessa humanidad, y de cuyas decisiones estamos muy cerca ya.
El régimen ha demostrado una vez más su habilidad para acometer sus fechorías, engendrar odio y división entre los venezolanos al repartir unos caramelos de cianuro con su llamado a elecciones regionales tratando de engolosinar a los más ávidos y apresurados por tener “cuotas de poder” y “ocupar espacios” que en la práctica muy poco se va apoder hacer, salvo favorecer la imagen del régimen.
No obstante, en este momento crucial es un requisito indispensable la unidad de todos los factores democráticos de la nación, a quienes hago de nuevo un llamado angustioso de atención como miembro de la sociedad civil, para que haya un entendimiento entre todas las fuerzas políticas para que nos movamos todos en la misma dirección que señale la estrategia política adecuada o más conveniente para fortalecer la democracia y la libertad. El sufrimiento del pueblo es una tragedia social inhumana, nada puede ser más importante que salir de los que la provocan para evitar mayores males y padecimientos. Basta de individualismos y cálculos personales o grupales. La gente inocente no aguanta más dilaciones, regodeos y posiciones taimadas. Las familias claman por el regreso de sus seres queridos y el cese de esta infernal situación.
En mi lar nativo, el Estado Zulia, el desastre material y moral ocasionado por el gobernador usurpador Omar Prieto y su elenco de mediocres es insuperable. No podemos permitir que ese desbarajuste siga por más tiempo por la miopía y egocentrismo de unos pocos. Apartemos nuestras diferencias para evitar más humillaciones y sufrimientos. El Zulia puede demostrar con orgullo que es posible derrotar al oficialismo con unidad.
Nuestra angustia y desesperación va dirigida a los aspirantes Manuel Rosales, Juan Pablo Guanipa y Juan Carlos Velazco, amigos todos, para que pongan su liderazgo a la altura de las exigencias que les hace el pueblo del Zulia y del país. Demuestren que su liderazgo es visionario y que es capaz de acordarse para salvar al Estado y no recoger sus escombros. Hagan un llamado al pueblo zuliano para que tome el rumbo más conveniente y apropiado. Iluminen su camino como el relámpago del Catatumbo. No se queden callados, el tiempo se agota y la historia no perdonará que se cometan más errores en este momento crucial. Señalen el rumbo a seguir para superar esta horrible tragedia. Demuestren con su liderazgo que el Zulia entre la noche relampaguea.
Neuro J. Villalobos Rincón