“El cúmulo abrumador de información que nos inunda no significa más sabiduría.” Papa Francisco.
En la línea de pensamiento y de reflexión del artículo anterior, hay quienes definen a la suerte como “tener la oportunidad y saber aprovecharla”, y el conocimiento como “ el único bien que crece mientras más se reparte”. En ese sentido, no debemos hacer lo que la mayoría hace, esperar que la suerte nos llegue, es decir, esperar que nos llegue una oportunidad y tener la habilidad suficiente para aprovecharla. No, hay que aplicar el conocimiento. Estamos obligados a desarrollar nuestro conocimiento de la realidad y tomar las decisiones que más nos favorecen, bien sea individual como socialmente.
La Iglesia católica cristiana en la última encíclica publicada, “Fratelli Tutti” (Hermanos Todos) advierte que “la sabiduría no se fabrica con búsquedas ansiosas por internet ni es una sumatoria de informaciones cuya veracidad no está asegurada.” De ese modo, dice, no se madura en el encuentro con la verdad.
Muchos de nosotros sabemos que es así y los investigadores lo confirman. Se ha hecho necesaria una guía para precisar la información relevante dentro de la espesura de información falsa que muchos se dan a la tarea de difundir por cualquier medio. Seleccionar la adecuada no es una cuestión de suerte, es función propia del conocimiento extraer la que interesa para hacer que algunos hechos ocurran. Para que un hecho tenga probabilidad de que ocurra, tiene que ser un hecho posible, los hechos imposibles no tienen ninguna probabilidad de que ocurran.
Por eso hay que poner atención a lo que está ocurriendo a nivel mundial con el denominado “efecto Flynn” ya que los expertos aseguran que el coeficiente intelectual de los niños y jóvenes, por primera vez, empieza a ser menor que el de los padres, y eso probablemente se deba a que el uso excesivo de los dispositivos digitales está afectando para mal, su desarrollo neuronal. Varios estudios han demostrado que cuando aumenta el uso de la TV o los videojuegos, el coeficiente intelectual y el desarrollo cognitivo disminuyen, según expresa Michel Desmurget.
En una apretada síntesis lo que todo eso significa es que no sólo hay que desechar la buena o la mala suerte, sino que para que mejore el conocimiento es menester tener buena información, información veraz que soporte nuestra percepción de la realidad. Hay que evitar confundir la libertad, como un bien muy apreciado, con la ilusión de libertad de navegar frente a una pantalla, ya que, como nos dice la iglesia cristiana, “los medios de comunicación digitales pueden exponer al riesgo de dependencia, de aislamiento y de progresiva pérdida de contacto con la realidad concreta, obstaculizando el desarrollo de relaciones interpersonales auténticas. La conexión digital no basta para tender puentes, no alcanza para unir a la humanidad”.
Pero yo creo de manera optimista, que el conocimiento debe ser un puente que propicie la unión de la humanidad, que invite a una relación más fraternal y esperanzadora y no de opresión y dominación.
Neuro J. Villalobos Rincón
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