Después de perder su pelea por nocaut una periodista se le acerca a Eldric Sella y lo invita a que dirija un mensaje a los venezolanos, el boxeador mira a la cámara y musita un casi inaudible: “discúlpenme”. Selle vivió en Trinidad y Tobago desconozco su calidad migratoria y tampoco sé si llego por avión, por precaria embarcación, etc. pero los venezolanos que han llegado a las costas de esa isla que alguna vez nos perteneció saben de lo difícil de la travesía pues en sus aguas han desaparecido embarcaciones con un numero considerado de venezolanos.
Como repuesta a la actuación de Sella en las Olimpiadas en representación de los Refugiados del mundo, el canciller Arreaza, con seguridad el político venezolano más desgraciado (sin gracia) y sin estrella de toda la historia política del país ha dicho que Sella no es refugiado y que puede regresar al país porque nadie lo persigue.
Ahora bien, es verdad que al boxeador no lo persigue ningún cuerpo de seguridad del Estado, pero lo persigue lo mismo que ha perseguido a los venezolanos desde que se instaló el régimen de Maduro por el dedo del comandante Chávez: la falta de un futuro mejor y una mejor calidad de vida en el presente, de tal manera que Sella es igual de refugiado que un 98% de los venezolanos que se han arriesgado pasar ríos, montanas, selvas, buscando esa mejor vida que la revolución chavista se las ha negado por más de veinte años.
Por eso el discúlpenme de Eldric Sella salió en vía equivocada porque es el régimen y una parte significativa de los venezolanos, ese sector que el chavismo llama pueblo, quien debe decirle a Sella: Oye muchacho discúlpanos la maldad que te hemos hecho.
Del lado contrario esta el caso Mayora. Todos lo vimos pujar para levantar las enormes pesas que le tocaron en turno, la cara roja, el abdomen constreñido, el resoplido cuando se colocó las pesas en el pecho que se oyó en el Estado Vargas de donde es oriundo, el trasero apretado hecho un verdadero nudo y después una voltereta de alegría. Lo había logrado.
La gente salta de alegría y grita: cono al fin una medalla, una medalla de plata ganada por la generación de oro
Todos estábamos expectantes, el humilde muchacho mira el piso, sostiene la medalla de plata en sus dedos, tiene un ramito de flores, algo marchitas, en la otra mano.
No está mirando al frente, está mirando el celular y escucha las palabras de Maduro. Nadie oye a Maduro, la gente espera las palabras de Mayora y al fin las dice, palabras más, palabras menos: esta medalla es para el comandante Chávez
Carajo, yo no soy de los que todo lo polariza y lo politiza, pero cono Mayora tú no tienes madre, padre, hermanos que se fregaron y se friegan por ti todos los días en un país donde no hay nada y menos futuro.
No tienes una novia que te espera en tu barrio o una mujer con hijos. No es por nada Mayora, gracias por la alegría que nos diste con tu medalla, pero eso de regalarle la medalla a Chávez es muy jodido para digerir por todos aquellos que admiramos tu triunfo.
Ojalá no se te ocurra ir al mausoleo de Chávez en el cuartel de la montaña para entregársela personalmente. Yo te recomiendo que se la des más bien a tu mama que por lo menos ella te pario.
Así que fíjense Uds. es la misma Venezuela, una la de los refugiados expulsados por el régimen y de la cual Arreaza y sus secuaces se han burlado y la de los afectos del régimen, como Mayora que si bien todos le reconocemos el enorme merito de ganar una medalla de plata le ofrece la medalla al comandante muerto, quien se ha ganado también la medalla de oro como el destructor del país.
Pero bueno, no quiero querellarme con el héroe de esta hora. En todo caso la medalla es de él y puede dársela a quien le dé la gana.
@enderarenas