Hugo Delgado: Las barreras mentales

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Las ventas bajaron, la variedad y el stock de alimentos se mantiene, lo único que varía son los precios que suben todo el tiempo, relataba un propietario de uno de los tantos mini market que han proliferado en Maracaibo. “Se llegó al llegadero” dirá algún trasnochado consumidor, ya resignado a la realidad que arropa a Venezuela, pero lo cierto es que ahora hay variedad de productos de consumo masivo, lo que no hay es poder de compra.

La “estanflación” entró a la escena nacional, la economía muestra signos de estancamiento mientras la inflación sigue su paso arrollador, aupado por un dólar manejado por oscuros hilos de poder que hacen mover todos los precios hacia arriba, sin que nadie pueda impedirlo. La divisa entró en el juego, anarquizado pero dominante. Ya nadie quiere aceptar al empobrecido bolívar que solo sirve para que el régimen mantenga su macabro juego político de calcular sueldos y bonos con moneda nacional,  mientras la realidad muestra a una moneda norteamericana que todo lo domina.  

Pero el objetivo del régimen se cumple: Manipular a quienes dependen de la dádiva oficial para mantener la ilusión de compartir un pedazo de la torta del inexistente “país petrolero rico”, que todavía mantiene su huella de arrogancia en muchas mentes de venezolanos que se niegan a aceptar la realidad, como decía enfáticamente el columnista y profesor de la Universidad del Zulia, Ender Arenas (Venezuelausa 6-03-2021).

La economía muestra un continuo crecimiento de su hiperinflación, mientras su Producto Interno Bruto (suma de todos bienes y servicios producidos en Venezuela) cae desde 2013.  En 2020 cerró en -20%, dificultando el financiamiento de su casi inexistente presupuesto nacional  y su fuente principal de ingreso de divisas, el petróleo, escasamente suma 400 mil barriles diarios de producción ¿Cómo sobrevive –entonces- un régimen que arruinó al país?

Las proyecciones 2021 de renombrados analistas indican un comportamiento positivo  de la economía, al punto que  la encuestadora Datanálisis de Luis Vicente León señala que 40% de los venezolanos perciben un mejoramiento en sus condiciones económicas, mientras los indicadores de pobreza señalan más del 70% y 20% de desnutrición infantil. Cifras nada halagadoras que se unen a la diáspora que ya suma más de cuatro millones de emigrantes dispersos por todo el mundo.

La reacción del régimen de Nicolás Maduro fue diseñar y aplicar “la ley antibloqueo”, un parapeto ilegal aprobado por la desaparecida Asamblea Nacional Constituyente, para facilitar “el secretismo” de las operaciones públicas, sin rendir cuentas y mucho menos pedir permiso -¿inexplicablemente?-a las instancias que él mismo controla. 

Es así como justificado por los efectos del bloqueo norteamericano ha logrado entregar empresas expropiadas y quebradas: Central Azucarero Pio Tamayo –Consorcio Vainca-, estaciones de servicios, Lácteos Los Andes –grupo iraní-, Agropatria (antigua Agroisleña), –Grupo Agrollanos 2910 C.A.-. Igualmente cedió las zonas mineras a sus cómplices y socios extranjeros iraníes, chinos, rusos, turcos, vietnamitas y las guerrillas colombianas Farc y ELN. Venezuela se ha convertido así en paraíso de negocios oscuros.

La distribución de combustibles es atribución legal del monopolio petrolero Pdvsa. Sin embargo, dice el economista José Toro Hardy, el negocio está pasando a manos de empresarios aliados con el régimen:“Hay una cadena de estaciones de servicio que tiene presencia en Caracas y en el ciudades del interior de Venezuela, cuyos locales funcionan también como grandes expendios de alimentos y otros artículos importados” (Diario Las Américas 19-02-2021). Para el experto petrolero esta privatización de empresas expropiadas y quebradas no es una solución estructural.

Según la agencia Bloomberg -citada en el mismo artículo- “se trata de un plan del régimen para salvarse de las sanciones de EEUU y el objetivo es que las estaciones de servicio operen como negocios independientes e importen gasolina libre de las restricciones”. Pero al parecer el asunto no ha logrado solventar el problema porque el desabastecimiento persiste.

Este escenario perverso aupado por el régimen es conocido y sentido por los venezolanos, quienes paralizados por el miedo y la comodidad, buscan burbujas sociales para sobrevivir en una jungla en  donde se impone el enchufado, el más vivo o el especulador inescrupuloso a quien se le olvidó la “solidaridad” con los más necesitados.

Quienes viajan a la capital Caracas notan las diferencias con las regiones fronterizas golpeadas por el desabastecimiento de combustibles, inseguridad, racionamientos de servicios y otras limitantes. Es una estrategia para mostrar una tranquilidad inexistente porque la lava volcánica va por debajo de una sociedad paralizada y atemorizada, como dijo Edmund Burke:”Ninguna pasión despoja con tanta eficacia a la mente de todos sus poderes de actuar y razonar como el miedo”.

Más cuando existen sectores, como dice Arenas (venezulausa.org 19-2-2021), en los que  quienes “más agitan las banderas del cambio radical suelen ser igualmente vagos para pensar de qué modo puede realizarse eso que supuestamente quieren y se convierten así en aliados involuntarios de quienes desean que nada cambie”.

Durante 21 años, el régimen chavista logró manipular a la sociedad partiendo de la dependencia petrolera, generada por una cultura que impregnó la mente de políticos, empresarios, académicos y del pueblo en general, que aún en la actualidad y vivida la trágica experiencia, nadie está preparando la vacuna para superar esa enfermedad, reflejada en esa persistente mentalidad rentista y de país rico que conservan los venezolanos.  

@hdelgado10