Durante una buena conversación por internet con algunos amigos, salió el tema de que la compañía Disney había retirado de su lista de películas para niños a Dumbo, Peter Pan y los Aristogatos. Aparentemente la reciente moda de querer estar bien con todo el mundo y seguramente por la presencia en el directorio Disney de nuevas generaciones llevaron a la inesperada decisión.
Por ejemplo, a Dumbo la retiran por cuanto en la escena que arman la carpa del circo intervienen fornidos negros que cantan una canción de letra “por no estudiar debo hacer esto”. Así, la consideraron discriminatoria para los negros (o afrodescendientes como quiso ponerles la cursilería de Aristóbulo) y, de forma parecida, en la de Peter Pan aparecen unos indios pieles rojas bailando cómico y en la de los Aristogatos aparece un gato con los ojos de chino tocando la marimba. Todos fueron considerados como burlas a esas razas y de allí el retiro de las cintas.
La verdad es que contrasta este tipo de exquisiteces para “proteger” a los niños cuando, en simultáneo, publican en el canal Disney series animadas como “la cueva del búho” con personajes bisexuales, se admite como válido a un grupo que lucha por los derechos a la pedofilia, se exige respeto a las raras extravagancias de los LGTBI y muchas de las canciones de moda, que son de letra claramente pornográfica, circulan sin restricción.
Así que valga la ocasión para afirmar que esta balumba moderna de los LGTBI, las luchas en contra de la discriminación a grupos raciales, feministas o de cualquier tipo, las decenas de ONG´s de movimientos inmorales en contra de esto o a favor de aquello nos tienen, a los que ya pintamos canas o calvos, entre asqueados y arrechos. Las contradicciones, las exageraciones, la violencia y las ganas de llamar la atención de la manera más estrafalaria posible pareciera ser la manera de condimentar la deteriorada autoestima de estos grupos. Lo único positivo es que son pequeños en número.
Hay quienes dicen que muchos de estos grupos son utilizados (y financiados) por organizaciones de ultraizquierda como reemplazo a la vieja lucha de clases, ya venida a menos, entre trabajadores o proletarios y empresarios o capitalistas. Así, estos nuevos grupos se encargan de mantener vivos los conflictos sociales, cosa que los comunistas saben utilizar como grieta para desestabilizar gobiernos, para luego colarse y alcanzar el poder.
Ese mismo desorden para tomar el mando lo mantienen cuando lo alcanzan. La idea es tener a la población ocupada y hablando del tema del día, así que, no es de extrañar, una nueva comedia en progreso con el nombre de “ley de ciudades comunales” que ya fue aprobada en primera discusión por la ANA (Asamblea Nacional Alacrán). Esta ley ha sido empujada por el sector más extremista del régimen pensando que con ella llegaremos al soñado sistema social donde todo funciona bien. En realidad, la ley caerá en el mismo hueco sin fondo donde ya reposan las comunas y los consejos comunales.
En efecto, este absurdo está fuera de la Constitución la cual es clara en que nuestra organización se basa en gobernaciones y municipios. Por otra parte, si no hay dinero ni para las vacunas anti covid, de donde van a salir los cobres para mantener a los vagos en esta especie de semi alcaldías paralelas en todo el país. Los que conocen del asunto dicen que la aprobación de semejante quimera es en compensación al ala ultra izquierdosa por lo enojados que están con el giro económico que tomó el régimen.
Lo cierto es que las payasadas de los rojos parecen no percatarse del nubarrón que se les está formando no solamente con la escasez de combustible sino también de como un buen grupo de naciones está cerrando filas para obligar a una salida a la tragedia venezolana. La afectación de los países vecinos por nuestros numerosos emigrantes, la consolidación del narcotráfico y terrorismo como amenaza para la región, el irrespeto Constitucional y la asquerosa violación de los derechos humanos están impulsando, con nuevos bríos, la realización de unas elecciones creíbles como solución a la crisis.
Pareciera que este es el camino que se nos abre. Estaremos atentos. Pero, ojo, nada de ir a votar sin condiciones. El cebo que ha puesto el macabro régimen para la elección de gobernadores y alcaldes no lo debemos morder. Eso echaría a perder cualquier exigencia firme para el adecentamiento del proceso electoral pues, si participamos como está, significaría que lo aceptamos como válido y la presión internacional se desinflaría de inmediato.
A Dumbo le va bastante mal durante toda la película y solo al final, descubre que puede volar. Es posible que después de más de 20 años de esfuerzo, sacrificio y aprendizaje ya nos hubieran crecido las orejas y estemos a punto de volar hacia la libertad.
Eugenio Montoro / [email protected]