Eugenio Montoro: Cómo salir de Maduro y su combo (Parte 2)

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La semana pasada escribimos un artículo con una propuesta para salir del régimen y hoy lo complementamos.

        Nos gustó leer y escuchar unas cuantas notas y opiniones de respaldo a la propuesta y hasta conocer que había sido discutida formalmente en algunos grupos. También hubo críticas pues si de algo somos buenos los latinos es en eso de disparar desde el cinto y “matar” cualquier idea que no sea la propia.

        La propuesta es estructurar una organización remunerada y dedicada a tiempo completo a la misión de presionar al régimen hasta que tenga que aceptar unas elecciones limpias. En total son alrededor de 44 mil personas repartidas en toda la dimensión parroquial del país.

        La primera crítica que recibió la propuesta de nuestros “idea killers” tropicales es que de donde íbamos a sacar esa enorme cantidad de dinero (300 millones de dólares) para remunerar a las personas. En realidad, no es mi problema, ni mi competencia, dar respuesta al cómo se hará. Buscar el presupuesto será una de las tareas a realizar por la gente que sepa del asunto y debe verse como lo necesario para poder ejecutar las acciones. Ya lo escribí en el pasado artículo, pero lo repito. Napoleón decía que las guerras se ganan con tres cosas, dinero, dinero y más dinero y esto, por ser un conflicto muy serio, tiene que contar con mucho dinero para tener éxito.

        La otra observación de mis amigos “idea killers” fue que el régimen reprimiría rápidamente a la organización y después de poner a unos cuantos presos, hasta allí llegaría la aventura. Como respuesta a esto, se destaca el caso Guaidó, quien, para la sorpresa de todos, no ha sido tocado por el régimen. Por ejemplo, le han prohibido salir del país y ha salido y entrado en varias ocasiones.  Hasta la pobre Cilia Flores apareció un día vaticinado el “inminente” arresto del presidente interino y se quedó con los crespos hechos. Ese mismo “secreto” que protege a Guaidó es el que se debe usar en este caso. En esencia se trata de amenazar con consecuencias si alguno de la organización es apresado o perseguido. El cómo hacerlo es confidencial, pero existe la manera.

        Hasta ahora las acciones en contra del régimen han sido manifestaciones y paros de distintos tipos y dimensiones. La organización propuesta irá más al ataque sobre puntos específicos del régimen, aunque pudiendo, con facilidad, coordinar también las manifestaciones mayores. El poder tener una organización a tiempo completo, actuando con mucha fuerza, legalmente y sobre puntos específicos y, además, protegida contra las arbitrariedades del régimen, hace la diferencia.

        Claro que el régimen en su desespero podría apresar algunos de la organización, pero existiría un plan “B” preparado con el que se continuaría la presión hasta lograr una salida.

        Estamos convencidos de los méritos de la propuesta para llegar a una solución definitiva. Si la queremos ver de otra manera, es como si el pueblo de Venezuela le asigne a un grupo de compatriotas la tarea de salir del régimen obligándolo a ir a unas elecciones transparentes. A ese grupo se le otorgan los recursos y la libertad de acción para lograr su misión.

        Nada diferente a un proyecto tradicional. Se define el objetivo, se asignan los recursos necesarios, se estructura un equipo con el talento adecuado y ellos ejecutan las acciones necesarias. Esto tiene la ventaja adicional de que el resto del país sigue en sus actividades y se mantiene alerta para el momento cuando se requiera de alguna acción masiva.

        Ojalá mis amigos del liderazgo político y de las otras muchas organizaciones que quieren salir de este follón, lean los dos artículos y se animen. Por ser una organización de meta única y clara y bastante independiente, desaparecen las componendas y zancadillas politiqueras en su actuar y, sobre todo, se convierte en la viva muestra de que no eludimos nuestra responsabilidad para resolver el enorme problema en que nos han metido estos maleantes.

        Es hora de probar algo distinto.





                                                               Eugenio Montoro