“Lo que pasa con el futuro es que es algo que nos pasa o que nosotros hacemos. Y creo que tenemos las habilidades intelectuales, sociales e imaginativas que necesitamos para hacer el futuro que queremos.” Margaret Heffernan.
En Venezuela, y creo no equivocarme si digo que en el mundo, existen personas que para tomar decisiones espera hasta que aparezcan todos los elementos que le aseguren una buena o certera decisión, aunque sea inoportuna. Otras son las que, a pesar de que los elementos existen y son evidentes, “se hacen los desentendidos” o se “hacen los locos” como decimos en criollo. Es decir, miran hacia otro lado para fingir que no estaban o no están al tanto de la situación sobre la cual les toca decidir o asumir una posición. En el primer caso, puede confundirse con una actitud prudente la cual en exceso a veces es cobardía. El segundo caso es el del disimulo, fingir no darse cuenta para no comprometerse o no involucrarse.
La Dra. Margaret Heffernan, investigadora sobre el tema de la incertidumbre y nuestra actitud hacia ella, nos advierte que las amenazas más grandes que enfrentamos los seres humanos son las que no vemos, pero no porque están escondidas o son invisibles, es por lo que ella llama la “ceguera voluntaria” que se ha extendido desde escalas muy impresionantes como los bancos, las iglesias, los gobiernos, organizaciones internacionales por ejemplo, hasta escalas muy pequeñas como las familias las comunidades y particularmente en las organizaciones e instituciones, como los partidos políticos, organismos no gubernamentales, etc.
Debo resaltar que una de sus conclusiones es que “la principal lección que nos deja esta pandemia es que nos recuerda que la vida es incierta y que si esperamos por la certidumbre, siempre llegaremos tarde”. La vida es una constante toma de decisiones, unas son de grandes dimensiones y efectos, otras, de menores alcances y efectos, pero todas requieren nuestra atención y algunas demandan nuestra decisión oportunamente.
En el caso venezolano no sé qué otros elementos son necesarios en una situación que raya en la insensibilidad inhumana. No podemos seguir evadiendo responsabilidades hasta no tener la certeza de que estamos actuando bien, aunque miles mueran por inanición, represión o manifestaciones de odio. Basta de “paciencia estratégica” o de “ceguera voluntaria”. Los venezolanos tenemos una gran responsabilidad de rescatar nuestra democracia para lo cual se requiere ponerle cese a la usurpación del poder del Estado por las bandas de delincuentes tanto nacionales como internacionales.
La comunidad internacional debe dejar su ceguera voluntaria, deben dejar de hacerse los locos frente a nuestra trágica situación y entender definitivamente que tienen ante sí el peligro de un Estado fallido y criminal, guarida de narcotraficantes, narcoterroristas, guerrilleros, colectivos y pandillas de delincuentes de toda facha con la protección y apoyo de recursos que nos están siendo robados. Su interés también debe ser la convivencia democrática, la libertad y la paz del continente.
Tenemos que entender y ponernos de acuerdo por profilaxia política y elemental protección del género humano, que necesitamos extirpar el Estado fallido, descarado y burlón de nuestro territorio. Tenemos que cambiar el curso de la historia, sin disimulo, sin ceguera voluntaria o no, para dejar de transitar el camino de los imbéciles. Tenemos que hacer como dice la Dra. Heffernan “usar nuestras mejores capacidades al pensar, aprender, e imaginar, y actuar de antemano a la certeza” porque ni Dios perdonará tanta maldad, aunque perdamos los ojos, por una decisión tardía.
Neuro J. Villalobos Rincón