Efraín Rincón: Sin grandeza no tendremos libertad

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“Las grandes almas tienen voluntades, las débiles tan sólo deseos”

(Proverbio Chino)

Los venezolanos hemos hecho todo y más para rescatar la libertad y la democracia que, desde hace más de veinte años, un régimen tiránico mantiene secuestradas. Hemos realizado marchas multitudinarias, ejemplo de civilidad y de coraje para el mundo al enfrentarnos indefensos ante un régimen criminal. Hemos votado y también nos hemos abstenido cuando la dirigencia opositora nos los ha pedido. Los hemos acompañado en la calle una y otra vez, con fuerza y determinación. Muchos jóvenes valientes han sido asesinados, han entregado su vida a cambio de nuestra libertad, dejando en el camino una estela de luto y dolor. Otros tantos venezolanos han sido encarcelados en las mazmorras de los cuerpos de seguridad del Estado, salvajemente torturados, violando sus derechos y el debido proceso. La dictadura ha llenado de muerte y sufrimientos a nuestro país, se burló de la dignidad de un pueblo que nació para ser libre.

Millones de venezolanos de a pie también han ofrendado todo cuanto tienen en esta lucha sin fin. Aquellos que a duras penas pueden comer una vez al día; quienes han perdido sus empleos y engrosan la larga lista de pobres y marginados; aquellos que mueren de mengua en un hospital por falta de medicinas y de asistencia médica; quienes son asesinados a manos de una delincuencia empoderada por el régimen; aquellos que han perdido la seguridad social y un retiro digno después de largos años de trabajo personal y familiar; familias que se han quedado solas porque sus hijos se fueron a otras tierras buscando lo que no pueden encontrar en su país.

A esos venezolanos que somos la inmensa mayoría del país, no les importamos  a la dictadura ni a las oposiciones, en cualquiera de sus denominaciones. Estamos en el centro de una batalla campal escenificada por grupos que luchan entre sí para ver quien tiene más capacidad para destruir lo poco que nos queda, sepultar las esperanzas que aún se mantienen vivas e impedir  el cambio que todos anhelamos.

Cuánta grandeza les falta a los dirigentes de la oposición para compensar los sacrificios que con sangre, sudor y lágrimas hemos pagado los venezolanos. La mezquindad, la vanidad y la soberbia les han segado el sentido común e impiden honrar su compromiso para liberar a Venezuela.

Sin grandeza no tendremos libertad, porque la prepotencia les impide dejar a un lado sus intereses personales y agendas particulares para construir la unidad que nos permita vencer a la tiranía. La falta de grandeza alimenta los protagonismos estériles de algunos que se creen ungidos por la divinidad; cultiva la altivez en circunstancias donde lo propio es sumar voluntades; fortalece la autosuficiencia cuando el proyecto que necesitamos construir requiere de la participación de todos los que deseamos la libertad de la nación. La falta de grandeza es la imagen de la hipocresía con la que algunos actúan, fingiendo una voluntad de lucha que ya tienen hipotecada con el régimen.

¡Ya basta de tanta miseria humana, de tanta insensibilidad! Por una vez en la vida pónganse las manos en su corazón y piensen en Venezuela; piensen que este país que se cae a pedazos está habitado por millones de venezolanos que la están pasando muy mal, que sólo les exigimos un mínimo de responsabilidad e inteligencia para llegar a un acuerdo unitario que nos permita alcanzar la libertad.

De nada sirve el llamado de los alacranes a votar cuando todas las condiciones benefician la perpetuidad del régimen y les provee la legitimidad de la que carecen; de nada sirva que Capriles, otrora líder del país, participe en  elecciones acompañadas de soledad y fracaso; para qué sirve el proyecto personal de María Corina cuando lo que pide no está en nuestras manos, depende de la decisión de uno de nuestros aliados; de qué nos ha servido el radicalismo y envalentonamiento de dirigentes que desde el exilio apuestan por más división de la oposición. Maduro sigue gobernando y los venezolanos seguimos entrampados en una tragedia que se agrava con el pasar de las horas.

Por favor, por el bien de la patria, guarden sus rencores, sus resentimientos, sus traiciones; guarden los protagonismos que poco a poco asesinan al país. Hagan un esfuerzo supremo y piensen que su mayor grandeza y gloria es servirle a Venezuela con amor, entrega y verdadero patriotismo. Pónganse de acuerdo y de una vez por todas venzamos al culpable de la desgracia de los venezolanos. De lo contrario, ustedes tampoco son dignos de gobernar a Venezuela.

La grandeza nos hará libres. Hoy más que nunca construyamos la unidad nacional para rescatar la democracia y ser libres por siempre.

Efraín Rincón Marroquín (@EfrainRincon17)

Profesor Titular Emérito de la Universidad del Zulia (Venezuela).