La Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) presentó el informe titulado “La pobreza en sus múltiples dimensiones”, un análisis enmarcado en la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida 2019-2020 (ENCOVI) en Venezuela.
El trabajo hace énfasis en las mediciones de la pobreza, el perfil de la misma en el país, las comparaciones internacionales, las políticas y programas sociales, y las propuestas.
El estudio señala que, entre 2013 y 2019, se produjo una caída del 70% del Producto Bruto Interno (PBI) de Venezuela, que la inflación entre marzo de 2019 y marzo de este año fue de 3.365%, que el ingreso promedio diario es de 0,72 dólares y que el 79,3% de los venezolanos no tiene como cubrir la canasta de alimentos.
Una de las conclusiones del informe es que “el aumento de la pobreza se debió al deterioro de los ingresos y el empeoramiento del empleo”. Además, el escrito afirma que las “mejoras” (entre comillas) en la vivienda fueron “un efecto colateral de la migración internacional”.
En comparación con otros países de la región, el estudio es tajante: “Venezuela es el país más pobre y el segundo más desigual de América Latina”. En el caso del primer indicador, medido tanto en ingresos menores a USD1,9 y USD3,2 al día, Venezuela ha superado a Haití, históricamente considerado el más pobre de la región, así como también a Guatemala, Bolivia y Ecuador. En el caso de la desigualdad o la distribución de la riqueza, medida a través del índice GINI, Venezuela sólo es superada en este punto por Brasil.
“Los niveles de pobreza en Venezuela se comparan con los países más pobres del mundo y que tienen mayor inestabilidad política”, afirma el estudio, que compara a la nación caribeña con países como Nigeria, Chad, Congo y Zimbabue.
En otro orden, el estudio hizo un análisis sobre los Comités Locales de Abastecimiento y Producción, más conocidos como CLAP, que el régimen de Nicolás Maduro utiliza como herramienta para la propaganda política y el control social.
Según el informe, “el 5% de los pobres extremos no reciben la caja CLAP”, mientras que “el 22% de los no pobres o no pobres extremos sí la reciben”. Además, el 39% de los preguntados afirmó recibir al menos una caja al mes, el 15% cada dos meses y el 46% sin periodicidad definida.
En 2018, el 88% de los hogares formaban parte del programa y recibieron en alguna oportunidad la caja; mientras que en 2019 la proporción de hogares beneficiarios subió al 92%.
La profesora Anitza Freitez, coordinadora del proyecto, subrayó: “Deseamos destacar que esta edición ha significado el inicio de un nuevo ciclo para la ENCOVI, donde la información recolectada se ha enriquecido gracias a la incorporación de algunas variantes relacionadas con el tamaño de la muestra y su diseño, el uso de dispositivos electrónicos, así como la ampliación de la agenda temática”.
Sostuvo que la información de esta ENCOVI se enmarca en la “actualización del perfil demográfico del país, luego de haberse registrado una oleada emigratoria inédita con enormes efectos sobre la reducción del volumen de la población y el nivel de envejecimiento, así como también sobre la configuración de los hogares”.
Freitez, según declaraciones recogidas por el periódico venezolano El Impulso, subrayó que los resultados del estudio revelan una “destrucción acumulada en los últimos cinco años” de la calidad de vida de la población.
Concluyó que los números muestran cómo “sigue degradándose el nivel de bienestar de nuestra población a través de los indicadores sobre la situación de la pobreza en los hogares, los retrocesos en el acceso a los servicios públicos y su funcionamiento, así como la merma del equipamiento o del hogar”.