Los astronautas estadounidenses Doug Hurley y Bob Behnken se convirtieron en los primeros seres humanos en llegar a la Estación Espacial Internacional a bordo de una nave de fabricación privada, tras casi 19 horas de viaje. La cápsula Dragón, impulsada por el cohete Falcon 9, ambos fabricados por SpaceX, se acopló sin dificultades con la Estación Espacial Internacional en la tarde de este domingo.
Fue el primer lanzamiento espacial desde territorio estadounidense en nueve años, luego de que en 2011 se suspendiera el programa de transbordadores espaciales de la NASA. Desde entonces, los astronautas norteamericanos viajaban en las naves rusas Soyuz. El objetivo actual de la agencia espacial es concentrarse en posibles viajes a Marte, mientras delega las operaciones de baja órbita, como la de este fin de semana, a SpaceX y a Boeing.
Si bien fue diseñada para acoplarse automáticamente a la EEI, que fue lo que finalmente sucedió, la cápsula Dragón también puede ser maniobrada manualmente, y tanto Behnken como Hurley estaban preparados para entrar en acción, de haber sido necesario. Sin embargo, ambos reportaron, poco antes del acoplamiento exitoso, que la cápsula se había comportado “maravillosamente”.
A partir de ahora, los veteranos astronautas permanecerán un tiempo indeterminado en la Estación Espacial Internacional, dependiendo de la «disponibilidad del próximo vuelo comercial», ha dicho la NASA. La cápsula Dragón puede permanecer en órbita al menos 210 días, aseguró la agencia, y puede desacoplarse también de forma automática.
Según el protocolo de vuelo, y como parte de las pruebas, los astronautas tomaron el control manual de la cápsula mientras se aproximaban a la EEI, para luego retornar el control a automático. En el laboratorio espacial, los astronautas llevarán a cabo experimentos, realizarán alguna caminata espacial para instalar baterías.
Unas horas después del acoplamiento, finalmente los astronautas abrieron la escotilla que conecta la cápsula con la EEI y se reunieron con su colega de la NASA, Chris Cassidy, y los cosmonautas rusos Anatoly Ivanishin e Ivan Vagner.
DW
