Dámaso Jiménez: «Reducir la violencia en Venezuela pasa por liberar la economía», advierte experto criminólogo

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Desde hace varias semanas las noticias sobre Venezuela no son las mejores. Cada titular hace referencia a horas de balaceras y enfrentamientos entre poderosas pandillas y policías represoras. Las cifras de muertes por la violencia son superiores a la de países con conflictos bélicos como Afganistán o Sudán del Sur, donde existe mayor percepción de seguridad que en el país petrolero. Pero es posible darle vuelta a la página.

Petare, el barrio más grande de Caracas es el centro de operaciones de pandillas armadas que actualmente operan como pequeños ejércitos paramilitares, con alianzas importantes que les permite tener un control social y territorial para sembrar el terror en buena parte de la capital.

Wilexis Alexander Acevedo Monasterios, conocido como “el Wilexi” es el líder de la principal banda denominada “zonas de paz”, que opera desde el 2014 en Petare y se moviliza como el rey del populoso sector. Tiene el control de la repartición de las bolsas de alimentos del gobierno llamadas Clap, la venta de drogas, el resguardo de los vehículos que su banda roba en la ciudad, nadie puede hacer un evento o una jornada social sin contar con su bendición, tiene a su cargo cerca de 200 hombres menores de 30 años.

El pasado 18 de marzo comenzaron a registrarse fuertes enfrentamientos que no han parado, primero contra integrantes de otras bandas por el control de la capital, luego contra efectivos policiales. Luego de 3 semanas de conflictos la banda decidió declarar la guerra a importantes voceros del gobierno, incluyendo a Nicolás Maduro.

“Esto no se va a quedar así Maduro, hoy cayeron 12 de los nuestros, entre ellos un inocente. Ahora cuida a los tuyos que voy por esa cantidad al doble. Cambio fuera. Atte. Wilexis”, escribió el pandillero en su cuenta de Twitter el pasado viernes, luego que un operativo de la policía irrumpió en Petare.

Para el criminólogo Luis Izquiel, estos jefes de bandas delictivas intentan sustituir el papel social del estado, actuando como una especie de Robin Hood, entregando una parte de las ganancias que generan sus actividades criminales en donación de alimentos e insumos a las comunidades, buscando la aceptación y fidelidad de las barriadas y afianzando así mucho más su poder.

Las cifras del pandemonium

Según la ONU se calcula que para finales del 2020 la diáspora venezolana alcance los 6 millones y medio de venezolanos como consecuencia de la violencia. El último informe de percepción de la seguridad de la encuestadora Gallup reveló que el 42 % ha perdido propiedades y el 25% han sido víctimas de atracos a mano armada, una de los porcentajes más altos del mundo. El 70% de las personas entrevistadas en 142 naciones confían en sus cuerpos policiales contra de 24% de venezolanos que cree en las estructuras policiales del estado, el 17% de los venezolanos se siente seguro caminando por las calles comparado con un 68% de la media mundial que disfrutan de ese derecho.

Durante el 2019 hubo 16.506 fallecidos por muertes violentas, lo que reseña 60.3 muertes violentas por cada 100 mil habitantes, un número abrumador para el sociólogo Roberto Briceño León, director del Observatorio Venezolano de la Violencia,

Y no es para menos, la OVV indica que más de la mitad de esta cifra de homicidios, 6.538, fueron ejecutados por el hampa común, lo que representa 24 víctimas por cada 100 mil habitantes. El resto obedece a excesos policiales cometidos por el FAES, la policía creada  por Maduro. Hay 5.282 muertes por resistencia a la autoridad aun cuando el OVV alega que en la mayoría de los casos se trata de excesos cometidos por funcionarios policiales como el FAES. Esto representa 19 muertos por cada 100 mil habitantes, según el director de la OVV Briceño León.

Briceño refiere que el estado de colapso actual está relacionado con la agitación política, las protestas masivas, la escasez de alimentos, medicinas, el creciente tráfico de drogas, la alta tasa de desempleo y la tasa más alta de homicidios del mundo.

Dos salidas

Un estudio realizado en 2020 por la website especializada Insight Crime, Venezuela encabeza la lista de los países más violentos no sólo de América Latina, sino del mundo, por tercer año consecutivo.

En el informe de Insight Crime el abogado y criminólogo Luis Izquiel, atribuye estos números al hambre, la proliferación de armas de fuego sin control del estado, cárceles convertidas en escuelas de delincuentes y policías corruptas no dotadas para proteger a la ciudadanía.

Daniel Castro, profesor de Criminología en la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí (ULEAM), en Manta, presidente de la Comisión de Investigación de la Facultad, así como Asesor de la Policía Nacional Ecuatoriana, refiere que Venezuela se enfrenta a dos salidas, la primera, de mantenerse este modelo el país puede partirse en pedacitos. Un estado fallido dentro de otro estado fallido, con pequeñas bandas con control de territorios.

La segunda pasa por la liberación de la economía como una fórmula para hacer desaparecer el estado forajido y abrir oportunidades sociales y económicas a través del emprendimiento para todos a través del libre mercado.

“La empresa debe generar expectativas para que la delincuencia no sea el único contexto que cree recursos y bienes para la ciudadanía”, acota Castro

 Refiere que antes que eso ocurra es necesario que un nuevo modelo político cambie las reglas de juego para enfrentar la impunidad y eliminar algunas fuerzas de seguridad del orden público por su naturaleza represora y corrupta.

@damasojimenez

Foto: Carlos Becerra