Sergio Antillano Armas: Crisis ambiental en Venezuela

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Entre las durísimas condiciones de vida a que estamos sometidos los venezolanos está la pocas veces perceptible destrucción de nuestro entorno natural.


Está «tierra de gracia» que nos aloja, está muriendo.


El país todo, y no solo la población humana, está siendo enfermado, degradado, desnutrido y llevado a muerte prematura.

La fauna, la vegetación, los ecosistemas y zonas de vida en la hermosa y sentida geografía nacional sufren la actual situación de abandono negligente y/o explotación sin consideración ni criterios ecólogicos.


Incluso esos paisajes de los que tan orgulloso nos sentimos y que tanto alardeamos de ellos y promueve el turismo, están afectados de contaminación.


La privilegiada diversidad biológica del territorio venezolano sufre deterioro, disminución y peligro de extinción de especies. Los ecosistemas están sometidos a factores que provocan un aceleramiento de su natural proceso de eutroficación.


La lista de destrucción y muerte de nuestro entorno natural es larga y creciente.
Destacan por su gravedad y su impacto en nuestra calidad de vida, el estado de contaminación del lago de Maracaibo y del de Valencia. También es trágico el deplorable estado de los parques nacionales que sufren abandono negligente del Estado obligado de su custodia y cuido. Y en medio de la ineficacia del servicio público de suministro de agua potable apremia la degradada calidad del agua de ríos y otras fuentes superficiales del imprescindible líquido. En las ciudades se hace notable el creciente deterioro de la calidad del aire entre otras causas por la mala calidad de la gasolina y otros combustibles que ahora se utilizan en el país y por el deterioro del parque automotor que agrava la contaminación por emisiones de esos degradados vehículos y de destartaladas industrias que han bajado controles de emisiones con la crisis.


La acentuada eliminación de árboles en nuestro entorno urbano por incremento del uso de leña para cocinar (ante la ausencia de gas y electricidad) y por caprichos de vecinos que ignoran la importancia de esas fábricas de oxígeno que son los árboles, se suman a procesos de deforestación e intervenciones e invasiones a bosques y zonas protectoras en cuencas hidrográficas vitales. Son muchos los procesos que arrasan la capa vegetal en todo el país.


Es alarmante igualmente el deterioro de los controles y previsión en la industria petrolera lo cual está causando contaminación por emisiones y derrames que suman a la ya elevada deuda ambiental de las industrias básicas.


La explotación salvaje de minerales con proyectos como el llamado «arco minero», destruye biodiversidad y contamina suelos y aguas de una amplia región frágil y bio diversa del sur del país, al tiempo que impacta poblaciones humanas locales.


La degradación de los ambientes urbanos por la ahora usual presencia de residuos sólidos con la subsecuente proliferación de roedores e insectos que son vectores de enfermedades, es algo con lo que parece nos acostumbramos a convivir.


La contaminación y destruccion de humedales en las costas marinas por efluentes no tratados vertidos en ellos o desechos sólidos allí abandonados y muchos otros conflictos, evidencian el impacto de la situación actual del país sobre la naturaleza de Venezuela.

Es necesario entender que la perdida de calidad ambiental reduce en gran medida nuestra calidad de vida o lo que queda de ella. El daño a la nayuraleza nos empobrece.


Pero también la pobreza creciente genera mayor contaminación.


Urge un cambio de rumbo de la nación y un cambio de estilo de vida en cada uno de nosotros los ciudadanos.


La pobreza lacerante, que crece a diario, es un factor que agrava el deterioro del entorno natural lo cual se revierte contra la salud y vitalidad de los humanos y aumenta a su vez la pobreza, en un cruel círculo vicioso que nos hunde cada vez mas.


Múltiples casos demuestran agravamiento de la situación ambiental del país por mala gestión del régimen.


Y muchas situaciones indeseables son acentuadas por conductas ciudadanas no acordes con criterios ecologicos, de respeto a las leyes de la naturaleza y la necesidad de sustentabilidad.


Para colmo de males, la crisis climática planetaria nos afecta y a la vez contribuimos a ella con las acciones degradantes del ambiente que están en desarrollo en el pais.


El cambio climático indeseable que sufrimos aqui y el planeta del que somos parte, exige que tengamos gobiernos local, regional y nacional, eficaces y con conocimientos.

Capacitados para enfrentar los embates del clima en el presente y el porvenir. Y ciudadanos conscientes que atiendan lo que la ciencia viene diciendo hace décadas sobre el estado de salud del planeta y las maneras de sanarlo.


Debemos hacer todo lo que podemos para orientar los esfuerzos hacia la resolución de los problemas locales y nacionales para no contribuir al grave problema global que sufre nuestro planeta.


Para salvar la naturaleza del país y ayudar a salvar la Tierra,
urge tomar conciencia sobre la contaminación y sus responsables en el país, urge cambiar estilos de vida y urge cambiar de gobierno.

Sergio Antillano A.
Ingeniero.
MsA en Planificación Ambiental