Víctor Salmerón: La crisis tritura a la banca venezolana

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En 2014 el Fondo Monetario Internacional ubicó a Venezuela en el sexto peldaño de la lista de las economías más grande de América Latina, por debajo de Brasil, México, Argentina, Colombia y Chile, pero tras cinco años de recesión y una catastrófica devaluación de la moneda sectores estratégicos como la banca tienen un tamaño diminuto en la región.

De acuerdo con las cifras de la firma Global Scope, al cierre de abril de este año el portafolio de créditos de la banca venezolana, al tipo de cambio oficial, equivale a 337 millones de dólares, mientras que el del sistema financiero ecuatoriano se ubica en 30. 540 millones, el panameño en 77.298 millones y el peruano en 77.797 millones.

La contracción es de tal magnitud que Banesco, el banco líder en créditos en Venezuela, tiene un portafolio equivalente a 50 millones de dólares, mientras que Pichincha, el principal banco de Ecuador, cuenta con una cartera de 6.482 millones de dólares.

Leonardo Buniak, analista financiero, explica que «los bancos no son fábricas, su principal activo es dinero que está en bolívares, la moneda venezolana, que se ha devaluado dramáticamente. Entonces, el tamaño del sistema financiero se ha reducido y estamos ante un caso de raquitismo financiero, la banca venezolana en su conjunto no puede prestar mil millones de dólares algo que en otros países de la región lo hace un banco mediano».

«La banca no está en condiciones de financiar la reconversión industrial que necesita Venezuela o financiar a empresas del sector metalúrgico o petrolero», dice Buniak.

Un estudio elaborado por la firma que dirige, Leonardo Buniak & Asociados, registra que al cierre de 2018 el portafolio de créditos de la banca venezolana, medido en dólares al tipo de cambio oficial, era inferior al de República Dominicana, Guatemala, El Salvador, Costa Rica, Nicaragua y Honduras.

Aparte de la feroz devaluación de la moneda, en torno a 95% durante los últimos once meses, en las magnitudes del crédito influye que el Gobierno forzó a las entidades financieras a disminuir los préstamos, obligándolas desde febrero de este año, a congelar como reservas la totalidad de los nuevos depósitos.

El recorte del crédito ha reducido el ritmo de crecimiento de la cantidad de dinero en la economía, a fin de frenar por esta vía la aceleración de la inflación, pero a costa de profundizar la recesión: la banca solo está prestando el equivalente a 17% de los depósitos en contraste con 48% hace un año.

La alcancía

De acuerdo con las cifras oficiales entre 2014-2018 la recesión redujo a la mitad el PIB del país, por lo tanto, la recaudación de impuestos cae aceleradamente y el Gobierno recurre a la creación de dinero o a una nueva estrategia: apropiarse de parte de los fondos depositados en la banca.


El pasado 9 de julio el mandatario Nicolás Maduro emitió un decreto para dar piso legal a una inédita ingeniería financiera en marcha: los bancos le entregaran a Agrosur, un organismo del Estado que se dispone a ejecutar un plan de siembra, hasta el equivalente a 40 millones de dólares al tipo de cambio oficial a manera de préstamo sin recibir ningún tipo de garantía que respalde la transacción.

«Las operaciones de crédito que ejecute la banca pública y privada, en el marco de este decreto, quedarán dispensadas de las valoraciones de riesgo y suficiencia de garantía que establece la normativa que regula las operaciones bancarias», dice la resolución de Nicolás Maduro.

A cambio de la entrega del dinero los bancos solo han recibido la palabra de Agrosur de que en 180 días el Gobierno pagará el préstamo con una tasa de interés anual de 17%.

La tensión crece en las tesorerías. Tras la obligación de congelar a manera de reserva todos los nuevos depósitos que ingresan desde febrero un grupo de entidades financieras ha quedado sin suficiente liquidez para operar y diariamente solicitan créditos a otros bancos.

En este entorno la tasa de interés a la que los bancos se prestan unos a otros se disparó hasta niveles récord y alcanzó 140% el viernes de la semana pasada.

Seguros en rojo

Las aseguradoras también sienten el huracán de la crisis. Entre abril de 2018 y abril de este año la inflación registró un salto de 283.000% que disparó el costo de los siniestros y los gastos operativos, al punto de que la gran mayoría de las empresas de seguros registran pérdidas por su actividad principal.

Cuando los gastos superan al ingreso proveniente de lo que las empresas y las personas pagan por sus pólizas las compañías de seguros registran pérdidas técnicas y las cifras oficiales indican que en los primeros cuatro meses de este año 32 de 48 aseguradoras presentan números rojos en este renglón.

Durante los primeros cuatro meses de este año las aseguradoras acumulan pérdidas técnicas, según el tipo de cambio oficial, equivalentes a 218 millones de dólares. Gracias a otras actividades como el reaseguro y a ingresos provenientes de la inversión de las reservas el sector se mantiene a flote y obtiene ganancias en los primeros cuatro meses de este año por el orden de 31 millones de dólares, pero técnicos resaltan que el corazón del negocio reporta pérdidas crecientes.

«Para la mayoría de las familias venezolanas es imposible pagar por una póliza un monto que se ajuste al ritmo de la hiperinflación, para detener el deterioro hay que estabilizar los precios y la moneda, sin esto no habrá salida», dice el vicepresidente de una de las principales aseguradoras del país.

Despega el dólar

Todo apunta a que los bancos y las aseguradoras deben prepararse para una nueva tanda de devaluación. Tras cinco meses de relativa calma, gracias a que el recorte del crédito secó el financiamiento para la compra de divisas, la cotización del dólar en el mercado paralelo registró un salto de 32% en los últimos siete días.

Operadores cambiarios explican que el Gobierno canceló deudas con empresas que de inmediato acudieron al mercado paralelo para cambiar el dinero a dólares, impulsando el precio de la moneda estadounidense.

La consecuencia es que el tipo de cambio paralelo se ubicó la mañana del 22 de julio en 11.112 bolívares por dólar, una magnitud que supera en 48% al tipo de cambio oficial y podría no ser más que el comienzo de la nueva devaluación.

La firma Síntesis Financiera, que realiza un seguimiento constante a la economía venezolana, indica que «el gasto público comenzará a acelerarse en agosto e irremediablemente será financiado por el Banco Central. En esas condiciones, el precio del dólar en el mercado paralelo retomará la tendencia al alza».

@victorsalmeron