Oscar Arnal: Del revocatorio al referendo popular

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Las nuevas sanciones a Rosneft por la triangulación del petróleo nacional provocaron en pocas horas una gran caída de sus acciones en la bolsa. Otra empresa que sufre producto de la torpeza oficialista es la línea aérea TAP, suspendida por 3 meses, cuando el país está ávido de conectividad. Nadie cree que la aerolínea portuguesa permitiera que el tío de Guaidó volara con explosivos a bordo, materiales y equipos prohibidos. Un montaje burdo que deja al régimen muy mal parado a nivel mundial, con una detención injustificable.


Hace cuatro años, de acuerdo a la Constitución, ha debido celebrarse el referéndum revocatorio de mitad de periodo contra Maduro. La oposición había recogido las firmas para iniciar el proceso. Sin embargo, el TSJ impidió que prosperara la propuesta, contrariando la ley. El régimen perdió toda legitimidad y legalidad. Para colmo de males en el 2018, cuando llegó el año de las presidenciales, se impidió la participación de partidos fundamentales y candidatos. Se realizó una elección en medio de un ventajismo sin parangón: cadenas ininterrumpidas ofreciendo bonos a los votantes y estableciendo frente a los centros de votación “puntos rojos” o centros de control de las misiones y el carnet de la patria.


Este año 2020, según el texto Constitucional, hay que realizar elecciones parlamentarias. De cualquier manera, la Constitución también pauta la posibilidad de realizar un referendo popular para consultar cualquier tema de interés nacional. Valga la oportunidad para activar la propuesta y poner en manos del pueblo el cambio o la continuidad del régimen. La iniciativa animaría las parlamentarias y el plebiscito sería la solución a este atolladero.
El artículo 70 de la Constitución señala que “Son medios de participación y protagonismo del pueblo en ejercicio de su soberanía, en lo político: la elección de cargos públicos, el referendo, la consulta popular, la revocación del mandato…cuyas decisiones serán de carácter vinculante”. El 71 continúa “Las materias de especial trascendencia nacional podrán ser sometidas a referendo consultivo…a solicitud de un número no menor del diez por ciento de los electores”.


En el Chile de Pinochet se realizó un plebiscito que perdió de manera sorpresiva el general y que puso fin a su mandato. Al año siguiente se realizaron las elecciones que ganó la llamada “Concertación”. El ejemplo chileno podría ser nuestra fuente de inspiración. Recojamos las firmas, activemos el referendo popular y el pueblo decidirá ponerle fin al régimen. Para ello, necesitamos primero cambiar al Consejo Nacional Electoral y garantizar una observación internacional calificada. Toda nuestra voluntad la debemos poner en esta salida constitucional, pacífica y electoral. Todos los partidos opositores deberían salir en la misma dirección. Venezuela no aguanta más.


@OscarArnal