Daniel Lozano: El chavismo aprieta la soga al entorno de Juan Guaidó

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«Como Maduro es un cobarde que no da la cara porque no lo aceptan, entonces arremete contra mi familia». Juan Guaidó ha comprobado en carne propia cómo la revolución ha decidido estrangularle al límite de la asfixia. La detención ilegal de su tío en el aeropuerto fue el colofón de la bienvenida chavista, convertida en un aquelarre violento que ha dado la vuelta al mundo.

Se trata del primer familiar del presidente legítimo del Parlamento capturado por el régimen de Maduro, que ya amenazó a su madre enferma de cáncer. Juan José Márquez (58 años), Cheché para la familia, no sólo es muy cercano al presidente encargado, también le ayuda con las finanzas de su despacho. Este piloto civil viajó con su sobrino y dos colaboradores desde Lisboa a Caracas, pero le retuvieron al pasar por emigración. En principio se le acusó de portar una camisa semiblindada para protegerse de agresiones. A Guaidó le decomisaron su carnet de identidad, algo también inconstitucional.

La presidencia encargada ha emitido un alerta internacional, que de momento no ha surtido efecto, ya que Márquez permanece detenido en dependencias de la policía política. Una nueva andanada contra quien debe retomar la iniciativa en casa tras recibir el espaldarazo del mundo democrático.


Con el nombramiento del abogado Juan Pablo Soteldo como contralor especial, Guaidó intenta reconducir el descontrol administrativo de su equipo y de sus cargos en el exterior, en evidente respuesta a las denuncias producidas durante el año de lucha. «Tenemos una estrategia, tenemos una hoja de ruta. Los mecanismos de presión sólo van a aumentar», adelantó al país, sabedor de que llegan nuevas sanciones desde EEUU. En el plan del líder opositor aparece como primera iniciativa recuperar la calle, algo que en este momento está muy alejado de sus posibilidades.

En Venezuela toca resolver cada día, una cubanización evidente de su sociedad. Es el país donde más protestas se producen, 16.739 durante 2019 según el Observatorio de la Conflictividad Social, pero se trata casi siempre de pequeñas concentraciones provocadas por el derrumbe de los servicios públicos. La represión salvaje y el terror gubernamental se han convertido en otro dique de contención.

Apoyo internacional. Debilidad en casa
Y todo ello ocurre pese a que el 80% del país sueña con la salida de Maduro, pero cuando las fuerzas opositoras están más debilitadas. Familiares, correligionarios, colaboradores, ayudantes, escoltas y chóferes de Guaidó están bajo la lupa del gobierno, que ya ha encarcelado a su primer jefe de gabinete, Roberto Marrero, y ha provocado la fuga de quienes le sustituyeron, Sergio Vergara hace meses y el hispanovenezolano Yon Goicoechea en los últimos días. Una docena de miembros del equipo de Guaidó ya están en el exilio.

De esta forma, en clara desventaja, Guaidó deberá buscar su sitio tras la gira internacional, en donde ha recabado más apoyo internacional que nunca. Buscar su sitio estratégico después de buscar un sitio para trabajar, porque el chavismo ha invadido el Palacio Federal Legislativo, colocando a la fuerza a la «marioneta» Luis Parra y además también ha tomado la Oficina del Despacho de la Presidencia en el este de Caracas, en donde trabajaban al menos 100 personas. En ambos lugares transcurría la mayor parte del tiempo del presidente encargado, entre reuniones, estrategias y ruedas de prensa. Dos acciones que pretenden hacerle más vulnerable y más ineficaz.

Trabajadores de Conviasa protestan durante la llegada de Guaidó a Caracas.
Trabajadores de Conviasa protestan durante la llegada de Guaidó a Caracas.AFP
Una vulnerabilidad que quedó demostrada en el propio aeropuerto: al presidente encargado la turba chavista desplegada por el gobierno le lanzó puñetazos, codazos, empujones y zarandeos, hasta le destrozaron la camisa. Avalancha de golpes que también lesionó a 12 periodistas, incluidos mordiscos contra reporteras, robo de equipos y dinero y cuchillos dibujando amenazas con sus filos.

Las trampas que los chavistas tendieron para que Guaidó reaccionara contra Dubraska Padrón, jefa política de la aerolínea Conviasa, no surtieron efecto. La supuesta trabajadora representante del «pueblo enardecido», generosamente alimentada, recordaba a Claudio Gentile en su persecución a Maradona durante el Mundial de España. Sus argumentos políticos sonaban tan toscos como los futbolísticos del defensor italiano.


El dirigente chavista Diosdado Cabello dijo este miércoles que Juan José Márquez, tío de Juan Guaidó, fue detenido por trasladar en un avión comercial «explosivos químicos» y chalecos antibalas no declarados.
«Traía unas linternas tácticas, las cuales contenían en su interior, en el compartimiento de las baterías, sustancias químicas de naturaleza explosiva, presuntamente explosivo sintético C4. Aquí está, esto no es mentira», dijo Cabello en su programa de TV semanal mientras mostraba una imagen del material.

Según Cabello, el tío del presidente encargado también trasladaba explosivos en varias «cápsulas de recarga de perfume», así como una memoria en la que se detalla, en inglés, un plan con «unas operaciones que iban a hacer contra Venezuela».

«Ahora ¿Qué hacemos? ¿Es el tío de ‘Juanito Alimaña’ -en referencia a Guaidó- y hay que soltarlo? No, no. Una y mil veces no, y de aquí para adelante no», añadió.

Cabello también dijo que los chalecos antibalas fueron comprados por el experto político J.J. Rendón, que se opone al chavismo, y que Márquez tenía en su teléfono móvil el contacto de «un funcionario del servicio secreto de Estado Unidos de nombre Charles».

El dirigente chavista adelantó que el Gobierno venezolano abrirá una investigación contra la aerolínea TAP, después de trascender que Márquez contó con complicidad para presuntamente introducir estos elementos en el avión.

«En la línea aérea no son unos santurrones, y tendrán pues aquí una averiguación porque esto lo permitió la línea aérea, ellos son muy estrictos allá, usted lleva un colirio abierto y se lo decomisan, (pero) entonces dejan que metan estas cosas», dijo.

Asimismo, aseguró que Guaidó no figuraba en la lista de pasajeros del vuelo, y que el embajador portugués en Venezuela, Carlos Nuno Almeida de Sousa Amaro, se trasladó desde Caracas hasta la terminal aérea de Maiquetía para recibir a Guaidó.

«Los portugueses creen que nosotros somos pendejos, los dueños de la aerolínea creen que nosotros somos pendejos. Su embajador fue para allá (y) nosotros tenemos que calarnos esa porque nosotros somos tercermundistas, en vías de desarrollo, decían, y ellos son el reino de Portugal», indicó.

Al frente del operativo, un especialista en guerra sucia: el coronel Franco Quintero, antiguo jefe de torturas de la Dirección General de la Contrainteligencia Militar, acusado previamente ante la Corte Penal Internacional de La Haya. El resto de militares presentes en el aeropuerto fueron cómplices de las agresiones, no movieron un solo dedo para evitarlas.

El acoso contra el entorno de Guaidó es cruel y perverso, no tiene límites. «¿Conoces a alguien que pueda prestarme un sitio para esconderme?», preguntaba esta semana uno de sus colaboradores más cercanos, vía WhatsApp, a un viejo amigo ya exiliado.

@daniellozanomadri

Elmundo.es