Los primeros cien días de un presidente en funciones son un periodo clave para medir su capacidad de liderazgo, su habilidad para impulsar legislación crucial y su impacto tanto en la política interna como en la escena internacional.
Este indicador, ampliamente utilizado por analistas y estrategas, permite prever la dirección de una administración y su capacidad para consolidar poder antes de que el enfoque nacional se desplace hacia las próximas elecciones legislativas.
En el caso de Donald Trump, estos primeros cien días no solo desafiaron las normas tradicionales de evaluación presidencial, sino que también marcaron el inicio de una era política sin precedentes. Evaluar a Trump bajo estándares convencionales resulta limitado.
Su estilo disruptivo, sus declaraciones polémicas y su agresiva agenda ejecutiva han generado lo que muchos llaman el “efecto Trump”: una transformación profunda de las dinámicas políticas, mediáticas y sociales en EE.UU. y el mundo. Lejos de pasar desapercibido, el presidente estadounidense ha dejado una huella imborrable en millones de detractores y seguidores en tiempo récord durante los primeros 100 días de su segundo gobierno, tanto en la política interna como en la geopolítica actual.
De hecho prometió tener el comienzo más extraordinario en la historia presidencial y, para bien o para mal, cumplió. Sus primeros cien días rompieron moldes, redefinieron el poder ejecutivo y abrieron un debate sobre cómo medir la eficacia presidencial en la era contemporánea.
No te pierdas este domingo nuestro podcast Realpolitik con @antdelacruz_ y @damasojimenez donde estaremos analizando estos 100 primeros días.