Si algo nos ha ayudado la crisis venezolana, es a reflexionar. A orar en silencio, pensar una y otra vez, buscando la solución que permita terminar estos 21 años de dictadura, aunque luego lo difícil es encontrar quien lo escuche a uno y lo intente.
Nuestra oposición, por una u otra razón ha sido muy deficiente. No ha estado a la altura del compromiso y nuevos hechos nos obligan a seguir revisando.
Los “actuales líderes”, siguen apuntando en la dirección equivocada.
Ha sido tan perfecto el plan de destrucción y sometimiento CASTRO-COMUNISTA-CHAVISTA, que me cuesta creer en su implementación sin ayuda interna, del sector político, llamado a liderar el proceso liberador.
Lo hizo Stalín, Castro, se hizo en Yugoeslavia, en China, dirán muchos.
La diferencia es que Venezuela era una nación prospera, rica, feliz, con problemas como todos naturalmente.
Nunca habíamos sufrido hambruna, masiva migración… y entonces ¿Qué pasó?
Aún me lo pregunto. Una y otra vez.
Después de 14 años en el ejercicio docente de la filosofía del derecho, me encuentro revisando textos día a día.
Oportuno citara Nietzsche: «El que lucha con monstruos debe tener cuidado para no resultar él un monstruo. Y si mucho miras a un abismo, el abismo concluirá por mirar dentro de ti«.
Una aplicación contemporánea y analógica sería: La crisis venezolana sucede por pensar demasiado sin actuar, hablar mucho y hacer poco; por actuar sin pensar o por ni pensar ni actuar. No hay de otra.
Nietzsche se acerca a alertarnos de esa perversa actitud de observar, de esos largos “monumentos de oratoria” en la Asamblea Nacional, aunque luego dice: “a veces es imposible involucrarse sin ser arrastrado”.
Este renombrado autor alemán, me ilustro sobre el drama que hemos vivido los venezolanos en estos 21 años de CHAVISMO y de OPOSICIÓN.
Casi que concluyo que la diferencia entre unos y otros es difícil encontrar. Uno ha hecho daño en acción y otro en omisión, quiero creer sin dolo.
INFILTRADOS
Quienes conocen a Calderón Berti, saben de qué está hecho. A su edad, no lo mueve el dinero ni el poder. Su entrevista con Napoleón causo “roncha” en muchos sectores.
Tanto que han hablado de “infiltrados”, de “vendidos” y resulta sucede y acontece que el primero en la lista es, según el exministro es el propio Guaidó. Este utilizó la mejor estrategia del “ladrón de pueblo”, robar y acusar al que te pasa a un lado.
Yo no puedo afirmar si lo dicho por el Calderón se ajusta a los hechos. Lo que si tengo claro es que el argumento es bueno y por algo, el torturador “FIGUERA”, y una parte del SEBIN, actuaron bajo la agenda del Presidente Interino.
¿Por eso no se castiga a los delincuentes de la ayuda humanitaria? ¿Por eso se perdió un año en una supuesta “negociación” que resultó más bien ser (como lo advertimos) una dilación? ¿Por eso el único resultado del 30 de abril fue la salida de Leopoldo? ¿Por eso no se ha sido contundente en la solicitud del TIAR? Entre otras.
LA OPOSICIÓN QUE QUEREMOS
Ayer sábado el The New York Times en español, publico un excelente artículo de Alberto Barrera Tyszka, titulado “Luchar contra el cinismo”. No comparto lo expresado por el autor cuando dice “El chavismo lleva años tratando de crear su propia oposición. Pero jamás, en sus intentos, había llegado a este nivel de descaro…”. No sé dónde vive Barrera, pero después de 21 años no ha justificación para pensar de ese modo. Los venezolanos estamos claros que el chavismo tiene su propia oposición. Todos los que se fueron a montar tienda aparte de Guaidó, eran diputados de alta confianza, en extremo muchos, de Capriles, Borges, Guanipa, Ramos Allup y Rosales.
No obstante, Barrera Tyszka concluye recomendando lo que muchos piden:
“La dirigencia de la oposición democrática está obligada a redefinirse, a desligarse de los tránsfugas y de los oportunistas, estableciendo una unidad que pelee por la defensa institucional y el establecimiento de las nuevas condiciones electorales. La acción internacional debe ir en la misma dirección: aumentar las presiones, exigir elecciones justas y libres. Es necesario rechazar de forma contundente esta cínica farsa que pretende acabar con la política en Venezuela”.
Por eso la merma en el poder de convocatoria de Guaidó. La despolitización de la sociedad responde a la carencia de sintonía, de empatía, de ese inexplorado inconsciente colectivo.
NUESTRO DRAMA
Corto y preciso lo señalo. Chavismo no resuelve ningún problema, solo los profundiza y la oposición desunida, incoherente muchos de ellos, sobre todos los llamados a ejecutar los cambios, sin materializar y desnaturalizando las prioridades.
CASO TELESUR LA VERGÜENZA
Una amiga de ciudad bolívar me decía, ¿Cómo rescatar lo que nunca ha sido nuestro?
Para usted o muchos de los que me leen, hacer cola un día o varios por gasolina, no tener agua, ni electricidad, no tener como comprar gracias a la inflación, a la subida del dólar, por ejemplo, ¿Se resuelve dizque rescatando TELESUR?
Mi opinión clara y enfática parafraseando al difunto Caldera: No me parece oportuno sustituir una mafia por otra. Como yo no creo en socialismos de ninguna especie, estoy claro que es preferible un medio en manos privadas. El Estado debe ocuparse de otras cosas. En manos de Guaidó solo sería garantía de cambiar la censura chavista por la de la MUD-G4, donde nunca los que pensamos distintos tendremos acceso. Igual lo que hacen en los portales propiedad de personas cercanas a Guaidó, donde quien acuse, critique, a alguien de su entorno, de Voluntad Popular o de la MUD, simplemente no será publicado.
La mucha o poca gente (más lo segundo que lo primero) no respaldó a Guaidó en una segunda posesión, para iniciarse en el supuesto rescate de TELESUR.
A las dictaduras totalitarias poco les importan los medios, las noticias contrarias a la de sus canales. Un publicista me diría el mercado tiene para todos.
Algún día tendremos en Venezuela medios que respeten la opinión pública y hagan de su ejercicio, un manifiesto ANTIPODER, como corresponde a las comunicaciones modernas.
OTRA DE CARLA
No estaba seguro de señalarlo y me disculpo de manera adelantada porque no la conozco personalmente y puede caer mal hablar mal de quien no conoces. Tengo su teléfono y le escribo. Nunca obtengo respuesta y es natural que una vedette de la comunicación no se interese por mis opiniones.
Sucedió durante un encuentro con un funcionario de la administración Trump: Una pregunta manipulada de la periodista a todas luces más preocupada por su relación con el gobierno interino, que con su profesión, señalo que Abrams afirmaba que “era Trump el que no quería intervenir militarmente Venezuela y no Guaidó”. Lo cual fue cierto.
Nadie ha dicho que EU no lo ha hecho porque no se lo ha pedido Guaidó. Sencillamente se ha señalado, que desde el año pasado ha debido pedirse, cualquiera fuera el resultado y no se ha hecho. El asunto es que Guaidó no lo cree o no la quiere.
Incluso Abrams respondió claro: no están afectados sus intereses y por eso, solo sigue siendo una opción.
Nuestros intereses si están afectados y también lo hemos dicho: no podemos sujetarnos a los de USA. Ellos siempre actúan para su beneficio, como es lógico.
Este 2020 Guaidó pintaba que iba a rectificar, enmendar. Yo vivo en Venezuela y quiero que triunfe. Eso sí, no solo quiero un gobierno diferente sino también distinto.
Guaidó como Luis Herrera en 1980, está como decían los adecos, siempre muy acertados en la oposición (excepción de Ramos Allup en estos 21 años): NO ARRANCA.
Mis oraciones seguirán a su lado para que interprete correctamente el momento.
Para el señor Barre Tyszka para evitar la despolitización, no es menester atacar a los chavistas, a ellos no les interesa, ni les conviene, razones obvias.
Que empiecen los políticos venezolanos a politizarse, con pe “P” mayúscula y todo lo demás vendrá por añadidura.
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