Ender Arenas: La confusa e inexplicable idea de que votando “reclamo y denuncio el fraude del 28 de julio»

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Me gustaría tener el permiso del historiador Elías Pino Iturrieta para publicar integro su artículo: “El no votar y el no hacer nada” en mi nota semanal. Esa nota del historiador recoge con total fidelidad mi posición frente a la convocatoria a elecciones el 25 de mayo, realizada por el régimen y la decisión de sectores de la oposición de participar en la misma.

Es difícil de explicar cómo es que votando el 25 de mayo se repudia, se protesta y se denuncia el fraude electoral del 28 de julio.  Ese día (el 28 de julio) la dictadura se metió en un serio problema: pierde abrumadoramente las elecciones frente a la oposición encabezada por Edmundo Gonzales Urrutia y MCM, monta un fraude “horroroso e inauditable” (Maduro dice que eso fue un fraude, pero, fue cometido en Ecuador), pero no pudo imponer ese relato, el mismo que se imponía desde los días de Tibisay Lucena, con sus “cifras irreversibles”. Esta vez, hubo algo que desnudó el supuesto resultado como falso: la oposición se hizo de las actas originales del proceso electoral, donde se da cuenta de la magnitud del fraude.

Pero, siempre hay peros (con la decisión del sector opositor que ha decidido participar en el proceso electoral convocado por el régimen) que son como puñales. Y sí, a veces también, dan ganas de replicarle a los que ya han decidido participar el 25 de mayo en las elecciones convocadas por el régimen, las palabras de Michael Corleone, en “El Padrino 2”, cuando besa a Fredo, su hermano, y le dice: “Sé que fuiste tú quien me traicionó”.

La cuestión es que la decisión de participar en el proceso electoral,  deja a la oposición llamémosla verdadera, sin relato común contra la dictadura que ya no es “Hasta el final”, sino hasta que “Dios (su tiempo es perfecto) así lo quiera”.

Los argumentos manejados por la oposición “participante” los hemos mencionado en entregas anteriores, aunque, en la medida que el proceso se desarrolla y se han inscritos sus candidaturas aumentan los argumentos, algunos en formas de preguntas que sintetizan relatos engañosos, como, por ejemplo: “Vamos a dejar de luchar por el salario y las pensiones porque el gobierno desconoce esos derechos? Relato engañoso, porque sugiere que el sector que llama a la abstención ha renunciado a esa lucha por la dignidad de un salario justo y sabemos que eso no es cierto, pero todavía, hay sectores opositores, lamentablemente, que siguen creyendo que todavía es posible mentir y salirse con la suya.

Me imagino el lunes 26 de mayo y los días siguientes, incluso los meses siguientes (espero que no en los años siguientes) el régimen ha decidido ceder algunas gobernaciones y curules a la oposición que decidió participar, por aquello de que hay que guardar las apariencias para pasar la página del 28 de julio y, también, aparentar que estamos en una democracia competitiva (pregunta: Uds. creen que con el 70% o más de abstención los “elegidos” representen a los que ellos designan como sus representados).

Bueno, allí está Capriles ocupando su curul (seguramente lamentando la ausencia de Isora Rojas a quien le hizo la vida de cuadritos cuando ejerció la vicepresidencia del antiguo congreso, al acusarla de comprar maquillajes, marca Valmy, con una partida presupuestaria del congreso de la república). También están el Chúo Torrealba, Henry Falcón y otros. He dicho “están” y ojalá que sus presencias no se limite a eso, es decir, solo a estar.

Pero, ¿habrá cambiado la vida de los venezolanos, nuestra vida, para entonces? ¿Habrá cambiado la naturaleza de la dictadura? Y, el régimen habrá decidido cambiar las formas de gobernar: dar libertad a los miles de presos políticos, respetar el debido proceso, clausurar definitivamente la represión como forma de hacer política, restaurar los servicios públicos, la calidad de vida de los venezolanos, respetar la libertad de expresión y de manifestar libremente, concebir a la oposición como adversario y no como enemigos a los cuales se les desaparece, se les encierra e incluso se les asesina,  corregirá en ese futuro los entuertos de su política económica, etc un largo etc.  

Es posible que después del desatino que significa (Pino Iturrieta) enterrar a la república con su participación en las elecciones, “nuestra representación” en el parlamento solo acumule vergüenza.

Pero, bueno, por otra parte, como sostiene la nota de Pino Iturrieta, refiriéndose a los llamados a la abstención: “No basta con quedarse en casa en silencio. Necesitamos una postura activa, firme y colectiva. No mirar desde la barrera: hacernos sentir sin validar la farsa”. Y concluye su nota, con un párrafo que yo suscribo en su totalidad: “se hace perentoria la orientación de quienes nos han dirigido desde la época de la primaria hasta conducirnos a una victoria apoteósica contra la candidatura de Maduro. Una encrucijada histórica como la que se presenta no puede resolverse con una consigna invariable de mirar desde la barrera sin hacer nada susceptible de atención, sin una manifestación seria de presencia y de compromiso. En consecuencia, termino este artículo pidiendo a los líderes de la verdadera oposición, porque así los considero frente a los que ya escribieron sus candidaturas y preparan cuidadosos discursos para engañar incautos, que nos den luces sobre cómo no pasar excesivamente agachados en las próximas elecciones. No debemos mirar el espectáculo cruzados de brazos. Antes de que nos den por muertos, pese a la salud y a la fortaleza que pregonamos”. 

Guardo en mi computadora una fotografía del 11 de abril de 2002. Es extraordinaria, en ella se ve al pueblo como sujeto de la política, convirtiendo las avenidas, las aceras y las plazas en el escenario donde se mueve una muchedumbre que ha recuperado su rebeldía. Una muchedumbre que propone una “sublevación multitudinaria”, esa es la propuesta que yo sugiero cada vez que vez que puedo.

@enderarenas