Ángel Lombardi Boscán: Barbarroja, 1941

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Saksalaisia tankkeja menossa etulinjoille

Operación Barbarroja, 22 de junio de 1941. Cuando Hitler abusó de su buena suerte y subestimó al pueblo eslavo. La torpeza de abrir un segundo frente sin antes haber derrotado a Inglaterra. 

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En “Mi Lucha” (1925), Hitler ya había advertido de los inconvenientes de combatir en dos frentes a la vez. Aun así, fue el asalto militar con más soldados en toda la historia militar hasta ese momento: 4 millones de soldados teutones y aliados. 

Hitler antes del ataque era aliado de Stalin. Ambos se habían repartido Polonia. Asimismo, la URSS intentó invadir Finlandia y se había anexionado los territorios bálticos. 

En verano de 1941 el poderío nazi estuvo en su máximo cenit. Sólo resistía Inglaterra. Alemania se creyó lo del Reich milenario y de ganar el «espacio vital» hacia el Este.

Hitler atacó a la URSS en el verano de 1941 y pensó emular la fácil conquista de Francia en 1940. Sólo que sus previsiones chocaron contra las inmensidades terrestres y humanas de la URSS. Además, hoy lo sabemos, dividió sus fuerzas en tres puntas de lanza y debilitó el ataque. La sabiduría siempre es retrospectiva. 

Franz Halder (1884-1972), Jefe del Estado Mayor General del Alto Mando del Ejército y planificador y ejecutor de la Operación Barbarroja, apuntó en su diario, en un día de agosto: “La situación muestra de forma cada vez más clara que hemos subestimado al coloso ruso … Esto se advierte en el nivel operacional como en el económico, en el transporte, y, sobre todo, en las divisiones de infantería. Ya hemos identificado 360. Hay que reconocer que las divisiones no están armadas y pertrechadas en el sentido que damos nosotros a estos términos, y desde el punto de vista táctico están mal mandadas. Pero ahí están; y cuando destruimos una docena, los rusos sencillamente crean otra docena”. Otro dato esclarecedor: en junio los soviéticos llamaron a filas a 5.3 millones de reservistas.

De haber intentado los alemanes un sólo y concentrado ataque sobre el frente central en dirección a Moscú su estrategia pudo haber prevalecido. Al distraerse en el norte para tomar Leningrado, y el sur hacia Ucrania y Crimea, su ataque sobre Moscú se ralentizó y perdió empuje y sorpresa. Igualmente, permitió el arribo del terrible invierno ruso con temperaturas de -30 grados bajo cero y sin contar ropa de invierno sus ya exhaustas tropas. 

Ya en octubre empezaron las primeras nevadas y el avance sobre Moscú pudo ser detenido por el Ejército Rojo que si bien fue superado al inicio fue capaz de recomponerse y aprovechar sus ingentes recursos y una mejor preparación para luchar en la nieve. 

Además, un errático Stalin, carnicero de su propia oficialidad (1936-1938), logró trasladar el mando en la defensa por la Batalla de Moscú al mejor general de la Segunda Guerra Mundial: Gueorgui Zhúkov.

El fracaso alemán que impidió la toma de Moscú fue un quiebre fundamental para el derrotero final de la Segunda Guerra Mundial. Luego de Moscú vino Stalingrado (1943) y a partir de ese momento el nazismo empezó a perder. 

Los rusos fueron quienes derrotaron a Hitler. No obstante, la mayoría ignora que gracias a los estadounidenses (Programa de Préstamo y Arriendo) los soviéticos pudieron tener medios militares siempre copiosos. Roosevelt, entendió con buen criterio, que el frente oriental era el más importante de todos cuantos habían sido abiertos.

La Operación Barbarroja, el ataque nazi sobre la URSS, fue una guerra de exterminio. Los alemanes de verdad creyeron que estaban combatiendo a sub-humanos. Esta prepotencia les hizo cometer atrocidades inenarrables que los rusos se cobrarán a su vez con creces. El horror. 

Hitler y la Wehrmacht violaron todas las convenciones internacionales. Con sus crueldades sobre los muchos pueblos soviéticos, en vez de ganarlos, los hicieron leales a su ya viejo y atroz verdugo: Stalin. 

DR. ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCAN

@LOMBARDIBOSCAN