El régimen ha anunciado elecciones para el 27 de abril de este año. En ellas se elegirían 277 diputados a la Asamblea Nacional, 23 gobernadores y los representantes a los consejos legislativos estadales. Y de nuevo como si se tratara de un drama escrito por Shakespeare, la oposición como casi siempre, qué digo casi siempre, es, y ha sido siempre, que vuelve a plantearse el mismo dilema: Se participa o no se participa, se vota o no se vota.
El mismo dilema, con los mismos argumentos y el mismo sector de siempre que está tentado a participar, aun cuando no se decida todavía, pero… lo hará, con argumentos que se pueden resumir en: No se pueden dejar espacios vacíos porque son ocupados por el régimen (aquí es bueno recordar que, la oposición, ha participado, ha ganado y se han llenado los espacios, las instituciones que habían sido copadas por el régimen y este se ha encargado de imponer figuras sobrevenidas donde ha sido derrotado y, que eufemísticamente llama “protectores”). El famoso: “Yo no abandono mi ciudad o yo no abandono mi estado, yo lucho por él, por su bienestar, todo esto, con las manos en el corazón. Otro, argumento es el fatalista: Frente a las circunstancias actuales, la única solución es participar, no hay otra. Uno, de las que más sale a relucir es el que señala que, la abstención es un camino que siempre nos ha conducido al fracaso, 2005 es el mejor ejemplo de ello. Ya lo hemos vivido en cada proceso electoral convocados por el chavismo, en cambio cuando decidimos participar, henos obtenido triunfos arrolladores, 2015, 2024, son claros ejemplos de ello.
Creo, que hay sectores de la oposición que son los más fervientes seguidores de una especie de darwinismo político que señala que en política gana el que mejor se adapta a las circunstancias. Está mal que lo diga, pero esto hace igual de funcional al régimen, tanto a la oposición conocida como la “oposición alacrán” como a la oposición “verdadera”
También, se puede decir que, en su exposición hay olvidos, tal vez de buena fe o quizás porque la mala memoria nuestra nos hace pasar por alto algunos eventos igualmente importantes. Por ejemplo, en 2006 se decidió participar y se obtuvo el triunfo en el referéndum, en la que Chávez pretendía elegirse por toda la eternidad, por supuesto, hasta que la muerte lo separara del poder, que, obviamente, fue lo que pasó.
Pero, antes de eso, antes de que el cáncer le demostrara que él era un simple mortal, Chávez le dio a ese triunfo un carácter escatológico, diciendo que era un mero triunfo de mieRda y, acto seguido, por la vía de decretos presidenciales, impuso, desconociendo los resultados de la consulta en la que había sido derrotado, todo el proyecto de reforma, incluyendo, la reelección infinita. Porque, en definitiva, el poder ordena.
Frente a la posición que se desgarra existencialmente con el dilema de siempre: “Ser o no ser, esa es la cuestión” lo dice Hamlet, en el acto tres, escena primera (algunos sectores opositores lo cambiarían por: “Votar o no votar, esa es la cuestión”) aparece la posición de MCM quien está llamando abiertamente a la abstención, que la plantea, igualmente de manera dilemáticamente shakesperiana: “O estas con el pueblo o estás con Maduro”
MCM argumenta que, el 28 de julio, después de superar obstáculos y arbitrariedades del régimen que todos ya conocemos, los venezolanos votaron por Edmundo Gonzales Urrutia y derrotaron abiertamente al régimen y a Maduro. Que ese resultado, que fue desconocido por el CNE de manera brutal y fraudulenta, debe ser respetado.
No se puede participar, agrega MCM, en las elecciones convocadas por el mismo actor protagonista del fraude más grosero en la historia electoral de país y que ahora vuelve a convocar a un proceso electoral conminando a los participantes a firmar un documento donde se comprometan a respetar y acatar los resultados que emita el órgano electoral. Esta propuesta la hace el CNE apoyado en la pieza publicitaria de las galletas “Sorbeticos”, por aquello que los maracuchos suelen decir, cuando ocurren hechos de ventajismo y abuso: ¡c…! te van a llevar las hormiguitas”
Presumo, que algunos de los actores que hoy forman parte de la Plataforma Unitaria aceptaran la invitación a elecciones del régimen, aunque no sé si sus candidatos serán los que esos partidos propongan o el régimen les propondrá los candidatos que ellos consideren “potables” y funcionales al régimen (No ese no, no nos gusta. Ese sí, pero aquel no, aquel tampoco porque traicionó a la patria y esa menos porque llamó ladrón al comandante eterno, etc.).
Y lo creo, porque en el fondo hay un elemento, en la que la oposición, la que se autodenomina como “verdadera” coincide con el régimen: confundir el Estado con el poder y el poder con la política, de tal manera que asume que no se puede hacer política sino es desde los ámbitos estatales y desde el poder. De allí, su concepción instrumental de la política del Estado y del poder.
Tal parece que la única que ha intentado reinventar la política es MCM, quien se dispuso hacer política desde dimensiones diferentes al Estado y al poder y se inventó hacerla desde la sociedad civil de allí, la naturaleza de SUMATE y luego de algo llamado Vente Venezuela, que es una estructura propia de la sociedad política que insertada en la sociedad civil hace política desde ese ámbito.
En todo caso, esa oposición que hasta ahora ha acompañado la opción MCM- EGU, debería pasearse por la pregunta (y someterla a un intenso debate) si de verdad se puede participar en las elecciones convocadas por el régimen, con los antecedentes conocidos y sin garantía alguna.
Aunque, creo, no sin pesar, que hay en ciertos sectores de la oposición, que piensan que ha llegado el momento que han esperado desde hace tiempo: pasarle la factura a MCM y dejara sola, abandonarla. Solo, que no cuentan con una verdad que hasta ahora parece incontrastable: Ella es quien tiene la conexión de sentido y con los sentimientos de la gente.
@enderarenas