Antonio de la Cruz: Canto a la democracia

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Nosotros, los hijos del viento y del hambre,
los que tejemos la patria con sombras y sueños,
los que bebemos del río herido de la historia,
alzamos la voz en este amanecer aún sin sol.

Aquí estamos, desnudos de miedo,
con la verdad como un fuego en las manos,
con la memoria zurcida a la piel,
con la sangre pulsando la hora del cambio.

Porque aprendimos del destierro del pan,
de la sombra encorvada del hombre sin nombre,
del grito enterrado en la boca del pueblo,
que solos nos rompen, nos quiebran, nos hunden.

Por eso, como río que halla su cauce,
nosotros tejemos la gran coordenada,
para que la verdad no muera en la bruma,
para que la fe no se quiebre en los muros.

Ven, hermano de ruinas y esperas,
ven, hermana de calles y ayunos,
juntemos los hilos de la tierra herida,
tendamos el puente de la nueva promesa.

Porque el alba se asoma con pasos de pueblo,
porque el trueno del miedo no calla la espiga,
porque el sol de la patria aún nos pertenece,
porque el tiempo del justo ya viene, ya canta.

No habrá más fragmentos en nuestra bandera,
ni muros de odio que quiebren la voz.
Seremos un solo latido en la piedra,
seremos la llama, la luz, el tambor.

Hoy digo su nombre con fuego en los labios:
Democracia, justicia, verdad y futuro.
Hoy siembro mi canto en la tierra baldía,
y espero que el viento le dé su fulgor.

Antonio de la Cruz

Enero 28, 2025