Cupertino Flores: Se abre el telón

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Millones y millones de delincuentes, dijo en su discurso el ahora presidente Donald Trump, al referirse a los inmigrantes que ingresaron en los últimos años a Estados Unidos de América. Este tratamiento despectivo hace ver que quienes trabajaban, especialmente en el sector servicio o el campo, son unos bandidos. Pero  no es cierto, esas personas que salieron de sus respectivos países por diversas razones, no lo hacen por “diversión” o “por gusto”. Nadie atraviesa la peligrosa selva del Darién por “hobby”, arriesgando a sus seres queridos  incluyendo niños, hay razones de fondo que los empujan a tomar tan dantesca decisión.

De esta lamentable calificación, destaca como los mismos, en el caso particular, venezolanos que ingresaron años atrás se han encargado de descalificar a sus propios compatriotas, asumiendo el rol de ser los merecedores  del ingreso al reino norteamericano, y quienes huyeron en los dos últimos años del hambre y  el Estado de terror en el que vive la sociedad, son “la chusma”, los malandros del Tren de Aragua, pero nada dicen de quienes robaron millones de dólares que ya viven e invirtieron, incluyendo empresarios cómplices del saqueo y chavistas que ya tienen su grupo de exterminio hace más de cinco años, que disfrutan de sus fortunas mal habidas.

Trump le lava las manos a EUA, que es responsable de muchos factores que han empujado la emigración universal hacia su país. Nye escribió que a nivel mundial su país era el más atractivo y eso se ha demostrado. En el caso Venezuela, las petroleras llenaron las arcas de Hugo Chávez y Nicolás Maduro para que se consolidaran en el poder (la reciente denuncia contra Chevron lo confirma)  y desestabilizaran a la región incluyendo España con Podemos. Las guerras civiles de Centroamérica propiciaron la salida de cientos de inmigrantes por la violencia y la situación económica (las peligrosas Maras se formaron en Los Ángeles, California). Ahora que refiere a Panamá, no explicó que la zona del canal perteneció a Colombia y que fue por presiones norteamericanas que los neogranadinos la cedieron. Igual sucedió con los estados del sur que pertenecieron a México y les fueron quitados por la fuerza.  Y así sucesivamente porque los que aspiran a entrar al sueño americano también  incluyen cubanos, haitianos, de Europa oriental, incluyendo rusos y ucranianos.

Claro que es cierto que en toda migración van buenos y malos ¿No pasó acaso con los alemanes (los nazis asesinos que protegieron los mismos norteamericanos), los chinos, los jamaiquinos, los colombianos, los rusos, los italianos, los irlandeses, etc.? La ventaja con los malandros venezolanos es que ahora pagaran por sus crímenes, cosa que no sucede en Venezuela en donde el que tiene sus dólares paga y no lo condenan.

Las expectativas creadas por Trump en su discurso de toma de posesión en Washington son muy grandes y dejan en el aire compromisos que pueden favorecerlo o no, si no las cumple. Sus palabras dejan dudas sobre sus afirmaciones, una de ellas es mostrar a la inmigración como un  asunto estratégico nacional, al igual que el del comercio. Dos factores que realmente no reflejan los problemas de fondo que sacuden los cimientos de la democracia de Estados Unidos de América. Nada se dice del libertinaje con el consumo de las drogas que ya se ven como normales y son uno de los factores que incide en su descomposición o de la corrupción lobbista desenfrenada que incide en las decisiones públicas y la elaboración de las leyes.

Sin duda alguna, el rol de EUA  en el mundo ha cambiado desde  la II Guerra Mundial.  Su rol protagónico ha cambiado y disminuido aunque sigue siendo un actor importante en las discusiones de los grandes asuntos del mundo, pero ya su criterio unilateral cambió. Lo escribió en marzo de 1990, el catedrático de la Universidad de Harvard, Joseph Nye,  “vamos hacia un escenario multipolar”, con instituciones y organismos mundiales que influirán en la toma de decisión, con mecanismos de presión diferentes que incluyen sanciones en diferentes grados hasta la opción militar, y la historia ha mostrado que eso se ha dado en diferentes episodios, el más reciente en  el conflicto ruso-ucraniano.

Entonces esas expectativas generadas por Trump van a tener limitaciones y son complejas.  Un periodista decía que Trump había logrado, antes de asumir su mandato, durante una reciente visita a París, la salida del dictador sirio, Bashar Al-Assad, porque la crisis económica de Rusia hizo insostenible el apoyo de Vladimir Putin,  obviando el protagonismo de Israel y el trabajo, con errores y aciertos, del saliente mandatario Joe Biden.

En el conflicto entre Israel y el eje Hamas-Hezbollah-Siria-Irán, los verdaderos protagonistas han sido los israelíes y los norteamericanos. Para occidente era fundamental desmontar el poderío que Teherán  había construido con sus aliados en la zona y aunque criticable en muchas acciones este conflicto no era una confrontación más de baja intensidad, su magnitud era mayor  y altamente peligrosa por la expansión del islamismo radical.

Por tanto, con errores y aciertos, la victoria de Israel sobre Irán (incluyendo sus aliados del Hezbollah y Hamas) se dio gracias al apoyo del gobierno Biden y otros mandatarios europeos que eran afectados por el régimen de Irán. Trump dará otro trato porque es más dado a las salidas dialogadas aunque en su primer mandato también ordenó ataques quirúrgicos, como fue el caso de la eliminación del jefe de las fuerzas Quds de Irán, el general Qasem Soleimani, en las cercanías del aeropuerto de Bagdad (Irak), el 3 de enero de 2020.

A Biden se le endosa la salida de EUA de Afganistán, pero quien negoció en Doha el acuerdo fue el gobierno de Trump, seis meses antes de finalizar de su primer mandato. Las criticas a la gestión Biden fueron por la forma como se hizo el operativo, que le permitió a los talibanes quedarse con grandes arsenales de guerra, y a sus aliados internos los dejaron en manos enemigas que los asesinaron o tuvieron que  huir por sus medios. Como dice el viejo refrán, “amanecerá y veremos”. Las expectativas de Trump y los diversos frentes que está abriendo demostrarán el talante de “líder” o “salvador” que le están dando sus seguidores. Reconocer los aciertos de su antecesor son importantes, con fallas y aciertos, la economía luego del golpe de la pandemia de 2020 muestra buenos números en materia de crecimiento y empleo, queda ahora la misión de mejorar esas estadísticas y demostrar que su vuelta a la Casa Blanca superará, con hechos,  sus expectativas.

CF