Un grupo de 2.000 migrantes de decenas de países partió a pie el martes a través del sur de México en su intento de llegar a Estados Unidos, aunque intentos similares recientes han fracasado y los grupos se han disuelto después de unos días sin salir de la región.
Varios miembros del grupo dijeron que esperaban llegar a Estados Unidos antes de las elecciones presidenciales de noviembre, ya que temen que si Donald Trump gana, cumplirá su promesa de cerrar la frontera a los solicitantes de asilo.
Familias enteras, mujeres con carriolas, niños acompañados de sus padres y adultos comenzaron a caminar antes del amanecer desde Tapachula, considerada el principal acceso a la frontera sur de México, en un esfuerzo por evitar las altas temperaturas. Esperaban avanzar 40 kilómetros.
Varios centenares de migrantes partieron el domingo del río Suchiate, frontera natural con Guatemala y México, animados por un llamado a sumarse a una caravana que comenzó a difundirse en las redes sociales un par de semanas antes.
La formación de la nueva caravana se produce poco después de que el presidente estadounidense, Joe Biden, decidiera abandonar la carrera por la Casa Blanca en 2024. Si bien algunos migrantes dijeron que no estaban al tanto del anuncio de Biden, muchos dijeron que temían que si Trump era elegido su situación se complicaría más.
“Todos los que estamos aquí somos seres humanos que trabajamos duro, somos luchadores”, dijo Laydi Sierra, una migrante venezolana que viaja con decenas de familiares. Sierra dijo que no ha seguido la campaña estadounidense, pero que desea que Trump pierda “porque no quiere tener nada que ver con los migrantes”.
Casi a diario, decenas de personas salen de Tapachula rumbo a la frontera con Estados Unidos. Sin embargo, la formación de grupos más grandes, de cientos o miles de personas, que se desplazan por el sur de México se ha vuelto habitual en los últimos años y suele ocurrir con los cambios en la política migratoria regional.
Estos grupos a veces están liderados por activistas, pero también por los propios migrantes que están cansados de esperar algún tipo de documentos legales que les permitan moverse dentro de México.
Carlos Pineda, un migrante salvadoreño que salió de su país porque no encontraba trabajo, dijo que hay unas 30 personas organizando el grupo, pero no proporcionó más detalles.
El martes, al pasar por uno de los puestos de control migratorios cerrados, varios migrantes gritaban: “Sí, podemos; sí, podemos”.
AP