Despues de ver correr el agua durante cincuenta años, el puente sigue allí, pero las aguas no son las mismas; según decía un olvidado filósofo griego.
El agua que ahora corre viene impregnada de aquellos sucesos que estremecieron al mundo y que aún sirven para alimentar discusiones acerca de las motivaciones y razones que se esgrimieron para explicar lo sucedido, como para justificar lo que sucedió.
Despues de un proceso eleccionario Salvador Allende fue investido como presidente de Chile, habia ganado las elecciones con un 36 % de los votos.
Necesitaba que el parlamento decidiera entre él y el que llegó segundo en las elecciones. El parlamento lo escogió a él y así se convirtió en presidente. Habló de un “ socialismo democrático y pluralista” .
A finales de 1972 recorrió tres continentes y habló ante las Naciones Unidas. El comentario generalizado era optimista, se decía que encarnaba la experiencia socialista chilena, única en el mundo y que sin duda era un ejemplo para toda America Latina.
Tambien era frecuente asignarle un futuro lleno de esplendor y de éxitos. En sus encendidos discursos se mostraba respetuoso de la institucionalidad democrática, del sistema político y de la convivencia.
Hacía llamamientos a evitar el enfrentamiento entre civiles, mientras denunciaba que la oposición no lo dejaba gobernar.
La imagen de Allende, era la de un presidente progresista que se había atrevido a enfrentar a las grandes corporaciones imperialistas y la de llevar a los trabajadores a un sitial digno en la esfera de la producción.
Era difícil no sentir afecto por el presidente de Chile y así era recogido por medios y personalidades del pensamiento político y académico del mundo.
El aparato propagandístico de la izquierda a nivel mundial promovía éxitos inexistentes y culpaba de fracasos evidentes a conspiraciones internas e internas.
Desde un primer momento y antes de ser electos, fuerzas internacionales se oponían al gobierno de la Unidad Popular y sin duda actuaron, tal como luego fue evidenciado en documentos desclasificados por el gobierno de los Estados Unidos.
Sin embargo medios y observadores poco sabían de la realidad chilena y no se daban cuenta, que una cosa decía Allende y otra las que efectivamente hacía.
La realidad era que no cumplió lo prometido y por el contrario se dejó llevar por la idea propia y la de sus asesores socialistas y miristas, de que era posible alcanzar el poder total, aun a costa de sacrificios , sufrimientos, hambre y miseria de la población.
Creía Allende que para construir el socialismo era necesario destruir todo lo existente.
Así llegaron a una economía destrozada con una producción en el suelo, y un desabastecimiento angustioso; todo dentro de un clima de indisciplina laboral creciente y un sectarismo desmedido.
Su vía democrática no era tal y si bien se mantenía el parlamento, la verdad era que que no promulgaba sus leyes, también se mantenía el poder judicial pero no se acataban sus sentencias.
Había libertad de prensa, pero a los periodistas opositores se les perseguía.
Según un afamado cantante de tangos veinte años no son nada. En estos tiempos cincuenta parecen que fue ayer. Un golpe de estado injustificable, tal vez explicable dio al traste con la experiencia chilena al socialismo muy bien apadrinada por Fidel Castro quien pasó cerca de tres meses en Chile participando activamente en el proceso.
Solo me resta decir que en las propias palabras de Allende en acto público podrán encontrase razones y motivaciones para lo que ocurrió hace 50 años.”No soy el presidente de todos los chilenos” era el presidente de la Unidad Popular.
@franciscorojas282