«No hay verdadera paz si no viene acompañada de equidad, verdad, justicia y solidaridad». Juan Pablo II
Cualquiera que no lo conozca seguro dirá que es irreverente, desatento o irrespetuoso. Viejos y nuevos adversarios desean desde hace rato verlo alejado de la política, pero deseos no empreñan. En su caso la frase bíblica de que nadie es profeta en su tierra es contraria a la que ha sido su vida en la política. Llena de triunfos en su estado y en espacios nacionales. Ha saboreado victorias y derrotas. Sabe ganar y perder. Una de sus virtudes es que es un excelente estratega, paciente, agudo, perspicaz, siempre dispuesto a dialogar, ganado y atraído a promover la negociación seria. Cree en la unidad. Eso le ha valido, permitido, ser electo dos veces alcalde de Maracaibo y tres Gobernador del Zulia.
Manuel Rosales Guerrero, actual gobernador del estado más importante de Venezuela, es un dirigente político que días atrás, despojado por momentos de cualquier protocolo que su cargo reviste, expresó lo que poco hace con frecuencia a través de un lenguaje sencillo, coloquial, fresco e inteligible que es «todo aquello que resulta comprensible para el intelecto que está dotado de coherencia y racionalidad».
Despejó dudas sobre los que cuestionan su condición de opositor demócrata y dirigió el verbo para desmontar el entramado de guerra sucia a partir de la idea, creencia y convicción que en muchos venezolanos han sembrado quienes le adversan desde el anonimato, el golpe bajo y la conspiración, cuando dejan correr a través de la redes sociales la fórmula de Joseph Goebbels que «una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad».
Decía Goebbels «miente, miente, miente que algo quedará, cuanto más grande sea una mentira más gente la creerá». Eso a cada momento a Rosales Guerrero se lo endosan. Que es un traidor, vendió, cedió y entregó su alma y principios de demócrata al chavismo, cual si se tratara de un moderno Judas Iscariote. Sus enemigos no dicen, solo ignoran, que le ha tocado ser el único líder político venezolano a quien Hugo Chávez Frías le declaró la guerra abierta y le hizo la promesa de borrarlo del mapa político y convertirlo en polvo cósmico.
Eso en 2009, lo obligó a dar el paso de ir a la cárcel o al exilio donde permaneció siete años, a pesar de haber ganado, por segunda vez, la Alcaldía de Maracaibo. A su regreso pasó un año preso. Su estilo de hacer política desde sus comienzos en la calle provoca aún resquemor, celo, incomodidad y resentimiento en muchos que no superan su éxito ganado a fuerza de trabajo.
El respaldo que ha tenido de la gente no ha sido, digamos, porque alguien alguna vez le levantó la mano, sino que han creído en él, porque cumple lo que promete. Tiene una obra social y física que es su mejor aval. Distinto a que él, a muchos dirigentes su sombra ha favorecido y han escalado posiciones en el poder público nacional, regional y municipal. Unos de excelente recuerdo, no así otros por quienes Rosales Guerrero ha pedido perdón al electorado. Cree que es de humanos equivocarse, aceptarlo, pero de sabio rectificar.
La persecución con la que le ha tocado convivir de lado y lado es de vieja data, antes y después del 2006, año cuando sus detractores quisieron limpiar el piso con él, asegurando que le ganó las elecciones a Chávez Frías y entregó la victoria. Esa vez no ganó en el terreno electoral al poder del Estado chavista, lleno de mucho dinero y de cometer el peor ventajismo y abuso de poder nunca vistos ni en la muy críticada IV República Puntofijista. Esa vez, perdió una batalla en las urnas, pero no la guerra al despertar en el venezolano la importancia de rescatar la ruta electoral y el valor del voto.
No olvidemos que después del 2002-2003 nadie en el país quería escuchar nada de política luego de los gravísimos errores cometidos durante el efímero gobierno de Pedro Carmona Estanga, «El Breve», además del fracaso del paro petrolero que terminaron por desconectar, frustrar y desanimar a los venezolanos. Nuevamente, por estos días, sus críticos, dentro y fuera del país, llamados guerreros del teclado y mercenarios de la palabra, comienzan y reanudan ataques de alto calibre a través de las redes sociales por estar «entregado» al gobierno de la Revolución del Siglo XXI.
Rosales Guerrero salió al paso a eso que dejan correr al término de un acto de presentación del proyecto de Zona Económica Especial que le entregó al jefe de Miraflores, cuando Maduro visitó el Zulia el 24 de julio pasado.
«A mí me eligieron como Gobernador. Mi silla no va a estar vacía y voy a ir al espacio que tenga que ir. No me voy a esconder ni voy a salir corriendo. Asumí una responsabilidad», aseguró.
«Me acusan», expresó, que «Rosales ya está en una negociación. Ya está entregado a no sé quién. Antes decían, bueno, él está muy enfermo, pero como me ven saltando, en el lago, dicen, el camina sobre el lago porque le da pereza nadar. ¿Entonces?. El no está enfermo, pero hay que acusarlo de algo. El no puede salir bien».
Reveló por qué no postuló su nombre a las Primarias del 22 de octubre, asegurando a despecho de sus críticos que dicen que «no se va a postular a candidato presidencial porque anda en una cosa por debajo» y «si me postulo ya eso está arreglado para que él sea el candidato de la Unidad. ¿Quién no quiere ser Presidente?, pero dije ¿catorce candidatos?. Si algo hemos planteado nosotros es la Unidad. El respeto a los demás. ¿Me voy a lanzar yo también para enrredar más eso?. Además, tengo una responsabilidad con el Zulia».
«Entonces como no lo hice, ahora dicen que él anda en una cosa con el régimen. Está acordado. Fue a La Vereda del Lago. ¿Cómo es qué no voy a ir?. Ahí iba a estar yo. Aproveché y le presente al presidente Maduro, a la vicepresidenta Delcy, a Jorge Rodríguez, una propuesta de la Zona Económica Especial, importantísima para el Zulia. Inmediatamente salen, ahí está el Gobernador entregado al régimen».
El gobernante del estado Zulia seguro cuando expresa que nunca lo verán llamando a incendiar las calles, cree que antes y en este momento, el camino es el electoral.
Dijo que «yo puedo salir a decir discursos incendiarios, emocionar a la gente. Por eso es que ahora hablan de la inteligencia emocional. La gente está brava, disgustada, porque perdió su casa, porque tiene la familia afuera. ¿Y a uno no le duele eso?. Esto no es un problema emocional. Es un problema de la vida real. Que tenemos que solucionar con soluciones reales, sino seguimos en lo mismo».
«Lo digo por el Zulia. Por ejemplo, nuestra gran bandera ha sido la Unidad. Después de eso, el resultado de las Primarias, el Zulia va a ser determinante o no. ¿O están creyendo que lo zulianos estamos en qué?. ¿Verdad?. No es para que después nos vengan a decir que vamos a la abstención, a declararnos en huelga. No señor, nosotros vamos en la ruta electoral y, si un candidato no puede ser, será el otro. Yo pudiera ser candidato, pero si no me toca ahora, porque tengo que ser yo obligado. Primero está el país.»
¡Amanecerá y Veremos!
José Aranguibel Carrasco