Ángel Lombardi Boscán: 1 de mayo 2023: Día de la infamia laboral

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«La guerra es la salud del Estado» Randolph Bourne (1886-1918)

Vemos a todo un país consternado. Asustado y poseído por la angustia de un presente insano. La mayoría vivimos de expectativas: son el sustento de la fe social y existencial. El que las abandona vive en la tristeza y el asesinato moral y cívico. ¿Será éste el propósito último de una hegemonía política que no hace sino que deshace; que no gobierna sino que desgobierna; que no salva sino que oprime?

La única ideología del Poder en Venezuela es el mismo Poder. Su mantenimiento férreo y sin contrapesos. La más grande violencia es robarles la esperanza a los ciudadanos. Hacerles creer que sus existencias son inútiles y carecen de sentido.

Desde agosto del año pasado los maestros y maestras, juntos con los trabajadores públicos, entre ellos los universitarios, médicos y enfermeras han venido protestando cívicamente, tal cual lo asume la Constitución vigente, para  conseguir de parte del Patrón Estado un aumento salarial en sintonía con la realidad inflacionaria del país y que les permita dignificar sus desempeños laborales. Este 1 de mayo, la expectativa era muy grande, porqué el que se hace llamar, Presidente Obrero, les ignoró olímpicamente durante todo éste tiempo.

Lo anunciado no fue ningún aumento salarial sino prácticamente la eliminación del salario en Venezuela y profundizar con ello la vulnerabilidad de la clase trabajadora venezolana. El daño más grande se lo producen a los más de cinco millones de pensionados de la tercera edad lanzados a una agonía silenciosa como trágica. Algo nunca antes visto en nuestra historia republicana iniciada en 1811. Llegar a la vejez solo y sin apoyo económico es uno de los más grandes infortunios.

La principal angustia hoy para los padres de familia no sólo es como alimentar al núcleo familiar. Sino como atender la vital educación para sus hijos o si se trata de un imprevisto de salud. Nada de lo público funciona y lo privado es sólo y exclusivamente para una élite rica. Sociológicamente somos una Historia herida atravesando una contemporaneidad como un camino de espinas. La Revolución hoy convierte los años de la Democracia en un Paraíso social perdido como añorado.

La nueva bonificación del salario en bolívares, algo ridículamente ínfimo, cuando todo se compra en dólares y a precios exorbitantes, viola abiertamente el artículo 89 de la Constitución: “1. Ninguna ley podrá establecer disposiciones que alteren la intangibilidad y progresividad de los derechos y beneficios laborales. En las relaciones laborales prevalece la realidad sobre las formas o apariencias. 2. Los derechos laborales son irrenunciables”. Y también el 19: “El Estado garantizará a toda persona, conforme al principio de progresividad y sin discriminación alguna, el goce y ejercicio irrenunciable, indivisible e interdependiente de los derechos humanos”.

Este 1 de mayo será recordado como una fecha de la infamia. La meritocracia la enterraron de una vez por todas e hicieron de la mediocridad su bandera. Los bonos son iguales para todos los trabajadores. No existen allí escalas salariales y terminan de espantar del país a los profesionales que quedan. Y a las nuevas generaciones de jóvenes les pinta un futuro negro también.

El salario quedó abolido y con ello se da una patada al resguardo de los más elementales Derechos Humanos hoy muy disminuidos en una sociedad cuyo Estado de Derecho lo que da es vergüenza ajena y mucha lastima ante los otros países del concierto internacional de llamado mundo libre. Los casi 8 millones de venezolanos que se han marchado del país no lo hacen como turistas sino como inmigrantes desesperados que huyen de ésta hecatombe socio-económica. Y estamos hablando del 25% del total de la población del país.

Una radiografía un tanto libre pero gráficamente aproximada de la situación económica en Venezuela puede resumirse en lo siguiente: 1% vive como los jeques árabes, básicamente la nomenclatura del Régimen juntos a sus aliados. Incluye a los empresarios enchufados de la IV y V. 29% vive de las remesas y con mucha precariedad. El 70% vegeta en la miseria total.

Ya hoy el salario forma parte de un pasado que estaba dentro de los linderos de la civilización y modernidad. El robo de los derechos laborales coloca al Estado Patrón a un nivel de explotación denunciado explícitamente por Marx y Engels en su célebre: Manifiesto Comunista del año 1848. El madurismo terminó por revivir la lucha de clases en Venezuela asumiéndose al lado de la plutocracia. Y ante esto, desata la más grande represión social: la supresión del salario, avergonzando a los venezolanos profundizando la miseria.

El impacto de tan brutal medida supone un descenso mayor dentro del Infierno social en que nos han metido y apuntala aún más, en quienes puedan lograrlo, las vías de escape. La mayoría no podrá huir y se debate entre el desaliento y su convicción plena de mantenerse en pie y resistir. La Historia nos enseña en éste momento su cara más cruel aunque también nos invita a seguir luchando por nuestros derechos ciudadanos y el retorno democrático. El ideal libertario con el cuál nació Venezuela es nuestro horizonte más cercano.

DR. ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCAN
@LOMBARDIBOSCAN
Director del Centro de Estudios Históricos de la Universidad del Zulia