El Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, ha difundido un comunicado en respuesta al envío de armas de la UE a Ucrania para defenderse de la invasión del Kremlin: «Durante muchos años, la Unión Europea, haciéndose pasar por un pacificador, financió generosamente al régimen de Kiev, que llegó al poder en un golpe anticonstitucional.
La UE permaneció en silencio mientras se exterminaba a la población del Donbás y se estrangulaba el idioma ruso en Ucrania. Hizo caso omiso de nuestros interminables llamamientos a tomar nota del predominio de los nazis en las autoridades ucranianas, y del bloqueo socioeconómico y asesinato de civiles inocentes en el sureste de Ucrania. La UE condicionó sus futuras relaciones con Rusia a la implementación del Paquete de Medidas de Minsk, pero no ha hecho nada para alentar a Kiev a implementar sus principales disposiciones. Al mismo tiempo, la UE le dio a Kiev dinero y extendió las sanciones contra Rusia con pretextos descabellados y participó en las actuaciones de Kiev, poniendo en duda la integridad territorial de la Federación Rusa».
«Las máscaras ahora se han caído», dice Rusia: «La decisión de enviar armas letales a los militares ucranianos es evidente. Ha marcado el final de la integración europea como un proyecto ‘pacifista’ supuestamente lanzado para reconciliar a las naciones europeas después de la Segunda Guerra Mundial. La UE se ha puesto irrevocablemente del lado del régimen de Kiev, que llevó a cabo una política de genocidio contra parte de su propia población».
«Los ciudadanos de la UE y las agencias involucradas en la entrega de armas letales y combustible a las Fuerzas Armadas de Ucrania serán responsables de las consecuencias de estas acciones durante la operación militar especial en curso. Deben ser conscientes de la gravedad de estas consecuencias», ha afirmado Rusia: «Daremos una respuesta dura a las acciones de la UE. Rusia continuará asegurando la implementación de sus intereses nacionales vitales, a pesar de las sanciones o amenazas de sanciones. Los países occidentales deberían despertar al hecho de que los días de su dominio en la economía global quedaron atrás».
Agencias