Estados Unidos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) respondieron a la amenaza de Rusia de enviar tropas militares a Cuba y Venezuela, como réplica a las tensiones en la frontera entre Rusia y Ucrania, un exterritorio soviético que en la actualidad es aliado de occidente.
Todo comenzó con la declaración del vicecanciller ruso, Sergei Ryabkov, quien durante una entrevista fue consultado sobre si consideraría un despliegue de infraestructura militar en Cuba y Venezuela en medio de esta puja internacional. “No quiero confirmar nada (…), ni descartar nada”, dijo Ryabkov, en un veredicto que dejó la puerta abierta a todo.
El primer actor internacional en pronunciarse ante esa amenaza fue la OTAN. El presidente del Comité Militar de esa alianza, el almirante Rob Bauer consideró: “No es territorio de la OTAN, Venezuela y Cuba, pero puedo imaginar que hay países aliados que están preocupados por tal posibilidad”.
A renglón seguido, el asesor de seguridad nacional de Joe Biden en la Casa Blanca, Jake Sullivan, fue breve al indicar que, “si Rusia llegara a avanzar en esa dirección, lidiaríamos con ello de forma decisiva”.
Cuba y Venezuela terminaron envueltos en la crisis de Estados Unidos y la OTAN contra Rusia por las tensiones en la frontera con Ucrania, porque los regímenes que administran esos países –el del heredero de los Castro, Miguel Díaz-Canel, y el sucesor del chavismo, Nicolás Maduro– son los aliados del Kremlin en América, junto Nicaragua.
El conflicto actual entre Estados Unidos y Rusia radica en que el primero de estos lleva años acercándose a Ucrania y Georgia, dos territorios que antes pertenecieron a la Unión Soviética y tiene apenas dos décadas de independencia. Desde que estos lograron librarse del yugo comunista, apostaron por acercarse más a occidente.
Pero el mandatario ruso, Vladimir Putin, no ve con buenos ojos que sus vecinos se alíen con sus adversarios internacionales –la Unión Europea, Estados Unidos y la OTAN– por lo que es un crítico de esas relaciones y, además, activó operaciones militares en sus fronteras.
Occidente acusó a Rusia de desplegar 100.000 soldados en la frontera con Ucrania y esta semana el Kremlin empezó a realizar ejercicios de tiro en tres ciudades fronterizas a ese país y una más cercana a Bielorrusia. No es el único armado: los aliados tienen posiciones militares en el Mar Negro y en territorios aledaños.
Putin pone como condición que la OTAN deje de expandirse en su región de influencia, lo que implicaría descartar el enlistamiento de Georgia y Ucrania en esa alianza militar; pero la organización responde que mantendrá su política de expansión, independientemente de las opiniones de la administración rusa.
Con ese panorama y ante el poder que ha ganado Estados Unidos entre los vecinos de Rusia, ahora ese actor le responde amenazando con entrar en su patio trasero: Latinoamérica.