La petrolera estatal de Venezuela redujo su objetivo de producción en un tercio debido a que años de corrupción, fugas de cerebros e inversiones inadecuadas paralizaron la infraestructura energética del país.
PDVSA recortó su objetivo de producción diaria a un millón de barriles desde los 1,5 millones de barriles anunciados en enero, según un documento de la compañía visto por Bloomberg News y una persona con conocimiento directo de los planes. En la cuenca del río Orinoco, que produce la mayor parte del crudo del país, PDVSA redujo su meta a 650.000 barriles desde casi un millón.
Afectado por años de mala gestión, esfuerzos de nacionalización que ahuyentaron a muchos perforadores extranjeros y duras sanciones que aislaron a PDVSA, el Gobierno socialista de Venezuela se ha visto obligado a revisar los objetivos de producción tres veces desde que el presidente Nicolás Maduro estableció un ambicioso objetivo de dos millones de barriles en enero de 2020.
Maduro dijo durante una entrevista con Bloomberg en junio que Venezuela estaba comenzando a recuperar la producción de petróleo y que tenían grandes metas para este año.
La producción petrolera de Venezuela se ha desplomado en los últimos cinco años
Los comentarios de Maduro fueron repetidos por el ministro de Petróleo, Tareck El Aissami, quien dijo que la inversión extranjera fluiría hacia la nación y desaparecerían las largas filas en las estaciones de servicio de todo el país.
En medio de la creciente demanda de energía pospandemia y la menor cantidad de suministros mundiales de petróleo, los futuros del crudo Brent de referencia han subido casi un 60% este año y están en camino de lograr el repunte anual más fuerte desde 2009. Venezuela se está perdiendo gran parte de esa bonanza porque su industria está paralizada.
Petróleos de Venezuela SA, como se conoce formalmente a la empresa, ahora se centra en “recuperar y estabilizar la producción” de 2022 a 2025, según el documento.
El plan tiene dos objetivos clave: asegurar un flujo constante de petróleo para suministro a las refinerías nacionales, y convertir el resto del crudo en grados comerciales aptos para la exportación, según el documento. Gran parte del petróleo del país es tan espeso que es necesario diluirlo con aditivos como la nafta antes de poder enviarlo al extranjero.
Incluso la expectativa más baja puede ser exagerada, dado que la producción de la compañía se situó en 527.000 barriles en septiembre, según la Organización de Países Exportadores de Petróleo. En su apogeo en la década de 1990, el país sudamericano, hogar de las reservas más grandes del mundo, bombeaba 3,5 millones de barriles por día, solo superado por Arabia Saudita entre los miembros de la OPEP.
La producción también se ha visto restringida por la escasez de nafta en medio de sanciones que obstaculizaron las opciones de PDVSA para obtener suministros extranjeros. Como resultado, la compañía ha estado desviando grados de crudo ligero del este de Venezuela a instalaciones que pueden mezclarlo con petróleo pesado de la región del Orinoco.
A nivel nacional, la producción de crudo tocó fondo a unos 310.000 barriles por día en agosto de 2020, eliminando los ingresos por exportaciones y no ha vuelto a los niveles previos a las sanciones.
Fabiola Zerpa/ Bloomberg