Mark Twain, escritor y humorista norteamericano, atribuía al primer ministro británico Benjamín Disraeli la frase según la cual hay tres clases de mentiras: mentiras, mentiras malditas y estadísticas. Recuerdo la anécdota al leer «Venezuela en cifras: Nuestra transición al socialismo. Radiografía de la esperanza, la lucha y la construcción del plan de la patria», un pasquín digital altamente ideologizado, publicado en enero de 2021 por el ministerio de planificación, que pasa por documento oficial sobre el supuesto estado de bienestar patrio, a tenor de una lucha victoriosa contra la ofensiva imperial, el bloqueo y la guerra económica, expresiones estas que se tornan estribillos machacones a lo largo de las 278 páginas del texto.
Así redactado, el documento supuestamente estadístico se convierte en vulgar propaganda, revirtiendo contra sí mismo el señalamiento lanzado hacia los adversarios que, a juicio del régimen, habrían transformado «el rigor del dato científico (estadístico) en un panfleto».
Sin el menor rubor, el documento oficial nos muestra una Venezuela rosa en la que se han construido 3,4 millones de viviendas, donde el desempleo es de apenas 6%, un país donde se han aprobado 52 aumentos del salario mínimo «para reivindicar y proteger a la clase obrera venezolana», un supuesto porcentaje de hogares en pobreza extrema en un mínimo histórico de 4% y una pobreza general que ha caído de 29% a 17%.
Ni una palabra sobre el drama inflacionario y de devaluación de la moneda que ha obligado a esos 52 aumentos de salario, cada vez con menor capacidad de compra; ni una mención al éxodo de 5,4 millones de venezolanos (casi 20% de la población) en búsqueda de mejores condiciones de vida, mientras proyectan una ilusoria progresión lineal de población a 32 millones en 2020.
En medio de tales delirios y con audacia digna de mejor causa, el régimen se atreve a afirmar que «en el marco del plan de la patria 2025, se prevé llegar a pobreza cero, adelantándonos a la meta de Naciones Unidas de lograr miseria cero en cada país en el 2030». Ciertamente, el papel o los bytes aguantan todo… Así, el ministerio de planificación se convierte en la viva imagen de aquel ministerio de la verdad en la novela distópica 1984, de George Orwell.
Ante tanto descaro surge por séptima vez la encuesta de condiciones de vida Encovi 2021 generada en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB; hasta 2018 con el concurso de las Universidades Central de Venezuela y Simón Bolívar), que desde 2014 marca la pauta en cuanto a estadísticas sólidas, enfrentadas a las discutibles cifras oficiales. Encovi 2021 cuantifica sin adornos la dura realidad del pueblo venezolano, la que está a ojos vistas, y se posiciona como herramienta fundamental a la hora de elaborar planes de políticas públicas basados en el dato duro y no en fantasías.
En apretado resumen, Encovi 2021 revela que en el último año la pobreza de ingresos alcanzó al 94,5% de la población. La pobreza extrema, esa que supone la incapacidad para comprar los alimentos básicos, subió de 67,7% en 2019-2020 a 76,6%, casi nueve puntos porcentuales.
En cuanto al sector laboral, entre 2014 y 2021 el empleo formal se redujo en 4,4 millones de puestos de trabajo, 30% en el sector privado. Este año, la disminución del empleo formal público y privado fue de 1,3 millones de puestos de trabajo. Solo 40% de los ocupados están en el sector formal de la economía. La destrucción de empleo público y privado ha significado un aumento de 20% en el número de trabajadores por cuenta propia. Hoy uno de cada dos trabajadores está auto empleado y 57% trabaja en condiciones precarias. Para colmo, producto principalmente del éxodo, la población económicamente inactiva se ha ido expandiendo a pasos acelerados y para 2021 ya representa 50%, un pasivo difícil de sostener.
El drama educativo también está representado en la encuesta de la UCAB. Entre el período 2019-2020 y el año 2021, la cobertura educativa global (para las edades entre 3 y 24 años) cayó de 70% a 65%, o sea, unos 500 mil jóvenes dejaron de inscribirse en las instituciones educativas. Apenas el 17% de la población de 18 a 24 años permanece dentro del sistema educativo. En relación con el Programa de Alimentación Escolar, este solo cubrió 19% de la población estudiantil y nunca de manera regular.
Hay mucho más en la encuesta Encovi. Pero bastan estas pocas cifras para concluir que la vida rosa presentada en el documento oficial no es más que un artificio creado por el «ministerio de la verdad» para desconocer el rotundo fracaso que en materia social las políticas del régimen han significado para la martirizada población venezolana. Aunque, visto desde el punto de vista de ellos, sería todo un éxito. Coincidiendo con la opinión de mi amigo Vladimiro Mujica, esto fue lo que el régimen de barbarie se propuso desde el primer momento: la destrucción por diseño de nuestra venezolanidad.
@daVinci1412
Gioconda Cunto de San Blas es Individuo de Número de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales. Investigadora Titular Emérita del IVIC.